Hace casi tres
meses, apareció en la Red un compendio independiente de referencias actuales
que recibió el título de Geometría
Subterránea: Compilado Post - Punk Chile. El upload es relevante por algunas
razones que vale la pena revisar.
La primera de ellas
atañe al devenir y anales de la movida en el hermano país del sur. Que Chile no
gozó de una camada de combos emparentados con el post punk ni el darkwave
originales, es afirmación que roza el axioma. Durante los 80s y hasta mediados
de los 90s existió variedad de nombres mapochos asociados a la new wave
(Aparato Raro), al synth pop (Viena, Electrodomésticos), incluso a la no wave
(TV Star, Dadá, Pinochet Boys); estilos germinados tras la explosión del punk.
Pero la Historia posiciona a la escena sureña de aquel entonces tradicionalmente
más cerca de este último (del mismo modo en que, antaño, el Perú fue laaaaaargo
tiempo feudo del dark y del gothic): Anarkía, Los KK’s, 8 Bolas, Caos... De
todos los protagonistas chilenos de esos días, quizá los únicos tributarios
directos del provocador paroxismo y de la severa estética “anti-solos” del post
punk fueron Emociones Clandestinas -sólo en algunas canciones-, 24 Ancianos y
Upa!
Una segunda razón
se relaciona a las crisis cíclicas de-innovación-y-no-tanto-de-creación que
atraviesa el pop contemporáneo. Que en este siglo cada género del anterior
tiene asegurados sus quince minutos de notoriedad gracias al correspondiente
revival, también es verdad de perogrullo. Y no existe razón para avergonzarse
de ello: si ha sucedido en New York o en Madrid, mucho más justificado está que
pase en las periferias del mundo (in)civilizado. Lo curioso de que suceda en
Chile, en todo caso, es que se trata de la primera movida generacional
relativamente articulada adscrita al post punk.
Adherida al post
punk, pero no excluyentemente tal, faltaba agregar. En Geometría Subterránea: Compilado Post - Punk Chile, toma posiciones
gente que además le entra al darkwave, al shoegazing y hasta al pop punk. Aunque
ello puede interpretarse como efecto colateral de las cuatro décadas
transcurridas entre el surgimiento del post punk original a ambos lados del
Atlántico, también se explica ante la ausencia de pares chilenos de The
Rapture, Erase Errata o The Organ. Una circunstancia que asimismo ha tenido
lugar en el Perú -por causas distintas: insólita y torrejamente, decenas de nuevas
bandas dark-gothic seguían saliendo en paralelo a Liars, Radio 4 o Clinic.
Pese a que algunos
artistas implicados en Geometría
Subterránea... no le encuentren mayor chiste a conformarse con un facsímil
inane del post punk (¿para qué reproducirle tal cual, si se le puede mejorar
añadiendo elementos de otros territorios sonoros?), terminan siendo mayoría los
que optan por la reinterpretación fiel -no deja de ser admirable, con todo, la
devoción que en ellos aún inspiran los pilares del período. De los estupendos
ariqueños BrendanJordan (dos EPs) al terceto capitalino Dosis Dionisios (dos
discos completos), los músicos que eligen la pureza con reguladas inflexiones
de darkwave ocupan siete de las diez plazas en esta breve y urgente
compilación. Ubicándose para más señas a escasos centímetros de sonar a lo Joy
Division o The Cure, están Bicho Raro (“Resiste”), Parasomnia (“Rasguños”),
Nostalgia Eléctrica (una instrumental “Tiempos Bellakos”), BrendanJordan
(“Ciudad Gótica”), Dosis Dionisios (“El Túnel”). La excepción a la regla la
constituye Eleterios, cuya vitalista “Droga Legal” me recordó bastante al pop
punk de fines de los 90s.
Por el lado del
post punk corregido-aumentado-y-abierto, los restantes salvo uno: Intimate Stranger (el dream pop acibarado de “Swear To Me”), los también ariqueños Saxaband
(el vendaval de reverberante distorsión fantasmagórica en “Nebulosa”) y los únicos
a quienes conocía en la previa, los coquimbanos Seatemples -que ceden el tema
“Lanterns” de su muy recomendable debut Down Memory Lane (2017, jornada a medio andar entre el post punk, el dark y el
shoegazing). Si bien debería igualmente incluir en este último rubro a Efecto
Violeta, el alias constituye una excepción por donde se le considere.
Efecto Violeta se funda en Mérida, Venezuela, siendo su principal impulsor, Alan Violet, de Maracaibo. El grupo se ha mudado a Lima en el 2017, residiendo en la ciudad desde entonces. Hace unos días Camila Rodríguez, de Casa Tomada (Concepción), se les ha unido en el bajo -y ya tienen tocata programada para el próximo 5 de octubre en cancha de nuestros vecinos, junto a Dosis Dionisios y a Parasomnia, lo que apunta a una nueva mudanza hacia el sur. Geometría Subterránea... se ha publicado el 21 de junio, sin embargo, por lo que su inclusión no queda del todo clara. Coyunturas aparte, “Viéndome Caer” no cuaja del todo: parece ser un sucedáneo de lo que Simon Reynolds denomina “big music”, es decir, la unión del minimalismo post punk y de la ampulosidad de las formaciones pop de fines de los 60s -Echo And The Bunnymen, Blue Orchids, U2, siguen nombres. Esa extraña indefinición impide que la participación de EV trascienda, a diferencia de lo acontecido con sus mayores. Mejor suerte para la próxima.
Esta compilación,
que sospecho tendrá continuidad y cuyo nombre es en sí mismo una tercera razón
a subrayar, pues alude a la crispante angularidad esquemática del post punk 78-84;
es de descarga gratuita. La puedes descargar haciendo click aquí.
Hákim de Merv
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