Millennial o no,
¿recuerdas ese gag recurrente en los dibujos animados de antaño, musicalizados
por Raymond Scott, en los que el/la protagonista/antagonista de turno -Sylvester,
Will.E Coyote, escoge a quien prefieras- doblaba la esquina y palidecía ante el
ineluctable impacto de algún objeto lanzado a mil kilómetros por hora? Pues
eso: escuchar Synthexcess, el más
reciente álbum de Sajjra, te pone en el lugar de esos/as desdichados/as... con
el agravante de verle venir desde bien lejos sin por ello lograr eludir la
colisión.
Lo nuevo de
Christian Galarreta representa la culminación de una tríada de registros con
que ha acabado por reinventarse y a la vez asegurado la altísima calidad del
material que cursa bajo el alias de Sajjra. Más allá del lugar común del que este
hat trick me permite aprovecharme, hablo de “culminación” porque Synthexcess es el cenit -momentáneo, así
lo espero- de una progresión en que el músico/no-músico ha ido probando e
integrando/descartando caminos según procediese o no. A saber: de las noisicas elongaciones
post pop del epónimo debut (2013) al lo-fi épico y lírico de The҉ Śun ͟Rem̷ai̸ns ̛T̀he S͘am̀e̵ (2015), y de éste a la depredadora voracidad viral del episodio
estrenado en julio pasado -mecánica que recuerda a algunas de las piezas que
recibieron luz verde en los primeros días posteriores a Evamuss.
Aunque no evidentes, de esto ya había ciertos indicios en The҉ Śun ͟Rem̷ai̸ns... Y si aquella vez escribí una reseña en la que cité el Primavera Lap Top (2003), hoy invoco el
extended Ruid On/Huay No (2006) para
subrayar método y objetivo-a-contaminar en este tercer capítulo: la estrategia
de Sajjra es amalgamar el Ruido de coloración electrónica a expresiones
populosas del Perú. Y si en el tomo dos la mira apuntaba a un comistrajo de
salsa y cumbia -o su repelente variable urbana, la chicha-, lo que dejaban
entrever “Á͠u͞r̛oŕ̵͝a͟” y especialmente “M̕eta̴̢̛m̀orf̶os̀i̵s҉̛ ”, en el sucedáneo volumen el cañón de plasma
sobre-ionizado se enfoca en la impetuosa música vernacular de nuestra zona
central alto-andina. Tal es el delta en que finaliza uno de los caminos abrazados
por Galarreta en cuanto a “contenidos”.
Otra de esas
direcciones se refiere a los “continentes” -en concreto, a forma y magnitud de título
y números. En The҉ Śun ͟Rem̷ai̸ns ̛T̀he S͘am̀e̵ todavía persistían algunos resabios de esos tour de forces a los que el rimense
radicado en Europa era tan afecto durante sus años como Evamuss: discos
extensos, con segmentos grandes o pequeños, casi siempre ligados unos a otros e
indiscernibles sin echar una ojeada al reproductor. En Synthexcess (no llega a cuarenta minutos), el formato de tema
promedio queda consolidado, aunque algunos de entre ellos vayan pegados (ocurre
con “Maldita Kolmena” y “Falsía”, “Huaykoloro” y “Tarish”).
Volvamos al
contenido. Synthexcess, ilustrado por
el músico electrónico Jonathan Castro y cuyas grabaciones terminasen en el
2017, acredita todas las trazas de haber sido concebido por alguien cuya
consciencia se ha visto permanentemente ¿alterada? ¿dañada? El encontronazo que
plantea entre modernidad y tradición oriunda de nuestras serranías -los
distorsionados loopeos post industriales y la estruendosa psicodelia de su
harsh electroacústico, frente a la ceremonial visceralidad del Ande arraigada
en melodías de autóctonas reminiscencias ancestrales-, las rotaciones
pendulares con que flirtea con las dicotomías suavidad-dureza y
delicadeza-tosquedad, la enloquecedora obsesión por el contrapunto entre
acordes apenas audibles y pa(i)sajes de volumen extremo; son extraordinarias
cualidades que contribuyen a bruñir un trabajo perfecto desde donde se le
aborde.
Pero lo que
definitivamente glorifica la jornada es su inmersión en las sonoridades
tectónicas del folklore nacional. Que pistas inclasificables como “Huaykoloro” y
“Falsía” sean reelaboraciones electro-blissoidales de “Aguas Del Río Rímac” (de
Víctor Alberto Gil Mallma aka El Picaflor De Los Andes) y la homónima “Falsía”
(de Emilio Alanya Carhuamaca), habla de la frenética pasión que ese sonido eyecta
desde las entrañas mismas de la Pachamama, efusión transmitida más allá del
continuum tiempo-espacio que se propaga hacia tracks como “Synthetism &
Excess” y “Maldita Kolmena” para bañar al disco de una estética erosiva -si
bien acaso perturbadora para el neófito, irresistible para el melómano curtido
y siempre hambriento de novedades.
Hace más de medio
mes, se han realizado varios lanzamientos en los circuitos de la escena
independiente peruana. Salvo que alguno de ellos, o de los de este mismo 2019
que aún no escucho, logre la hazaña de superar esta proeza; creo que el
recuento anual de producciones nacionales ya tiene un claro ganador.
PD: No sé si sea
casualidad que la construcción “synthexcess” suene bastante a “sintaxis del exceso”,
un concepto doblemente interesante si se aplica al vinilo -Synthexcess o cómo se combinan los constituyentes sintagmáticos de la
música de Sajjra por sobrecarga decibélica y dualidades contrastantes. Ni
planeado salía mejor el tiro de carambola.
Hákim de Merv
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