Parafraseando
algunos jirones finales del texto que sentencia Rob Gordon, el personaje de
John Cusak, en la inmortal High Fidelity
(2000); elaborar una estupenda recopilación de música comporta adiestrarse en técnicas
de compleja sutileza, regidas por reglas tácitas sobre lo que hay que hacer y sobre
lo que debes dejar de hacer. Con cierta experiencia, las cosas se tornan
llevaderas, mas nunca lo suficiente para olvidar lo complicado y gradual que son
al principio. Y ninguna de estas circunstancias queda atenuada en la era de la Globalización/Internet
3.0: aún teniendo SoundCloud, los podcasts, YouTube, MixCloud y las listas de Spotify
(que no uso); crear equivalentes virtuales de los añejos mixtapes e incluso de los
mix-CDs persiste en su condición de arte esotérico.
Haciendo un alto en
sus actividades como parte de Saint Etienne, respetable terna inglesa noventera
que accedió al downtempo y al indie desde el synth, sin abandonar del todo a
este último; Pete Wiggs y Bob Stanley han pergeñado un soberbio panorámico que glosa
ese periodo de la música pop en que los sintetizadores ya habían iniciado su
comercialización a gran escala merced al advenimiento e impacto del pop
sintético (y variantes que hoy conocemos/re-descubrimos), sincronizando
espontáneamente además con otros géneros coexistentes como la new wave, la big
music e incluso el venerable post punk. Para la faena, los curadores recurren en
buena medida a recuerdos de juventud, que los hallazgos de la arqueología pop
ahora facilitan cotejar -evitando el desliz de ampararse en la crónica que al
respecto refrenda la mass media, y la tentación de ceñirse exclusivamente a los
sospechosos comunes. Pero aún en ese último supuesto, las muestras que dan vida
a The Tears Of Technology son
escogidas con envidiable tino.
Confróntese para
más señas la apertura a cargo del quinteto liverpolita China Crisis. En lugar
del vitoreado “Wishful Thinking”, se prefiere la evanescente nostalgia electropop
que rezuma “Jean Walks In Fresh Fields”, cierre del estreno Difficult Shapes & Passive Rhythms -
Some People Think It's Fun To Entertain (1982). Análogas elecciones realiza
el tándem cuando debe encarar clásicos de la talla de John Foxx, O.M.D. o Soft Cell:
nombres todos consagrados, que aquí figuran respectivamente representados por
“Europe After The Rain” (The Garden,
1982), la infinita “Sealand” (genial Architecture
& Morality, 1981) y “Youth” (Non-Stop
Erotic Cabaret, 1981). Los seleccionadores van más allá todavía cuando se
trata de The Human League y Chris & Cosey. De los primeros se antologa “WXJL
Tonight”, telón abajo de su magnífico Travelogue
(1980, aún indemnes a la fama mediática que les reportase Dare!). De los ex Throbbing Gristle, se elige nada menos que “October (Love Song)”, single de 1983 (para entonces ya contaban con dos LPs publicados:
Heartbeat y Trance). En todas estas composiciones y en las que enumerarán los
próximos párrafos, los ostinatos artificiales de sintetizadores y/o teclados
generan sorprendentes patrones ultra-rítmicos, deliciosos motivos
trans-melódicos y pasmosas progresiones meta-armónicas que trastocan
dramáticamente los parámetros sonoros vigentes durante esas desaparecidas
jornadas; no quedando de otra que vertebrar, organizar y ungir los suyos
propios.
No obstante, quedó
implícitamente sentado líneas arriba que el mérito superlativo de The Tears Of Technology radica en su
recuperación de tesoros luengos calendarios considerados rarezas, y en su
ilustración del proceso con que el aún vacilante synth pop infiltró músicas digamos
coetáneas. El de Eyeless In Gaza es el único ejemplo recogido por el disco en
lo tocante al post punk (“Lights Of April” proviene del Drumming The Beating Heart, 1982). Algo parecido ocurre con la big
music -etiqueta que no sobrevivió a esas fechas, usada para catalogar a combos
como Echo And The Bunnymen, U2, Blue Orchids o The Teardrop Explodes.
Precisamente de la pandilla de Julian Cope se requisa “Tiny Children” (Wilder, 1981).
En cuanto a la new
wave, New Musik y los escoceses Simple Minds ceden “A Map Of You” (From A To B, 1980) y “Real To Real” (Real To Real Cacophony, 1979). No es esta
última pieza la más antigua de la compilación: ese honor le corresponde a
“Private Plane” (1978), 45 debut de Thomas Leer, paisano de los Minds. Como él,
existe un nutrido contingente de grupos y artistas que logró cierto
reconocimiento en tanto alboreos precursores del ingreso mayúsculo de la
tecnología a la música pop, y que luego permanecieron mucho tiempo ignotos por
diversas razones. Verbigracia, el apelativo Turquoise Days sonó mucho durante
los 80s por tracks como “Blurred”, “Alternative Strategies” o su exitoso “Grey
Skies”; pero el dúo británico no grabó un álbum completo ni fichó por label alguna
hasta el 2009, en que le acogió el regazo de la emprendedora Minimal Wave. Otro
binomio igual de celebrado fue Oppenheimer Analysis: ellos sí grabaron y
manufacturaron con la suya New Mexico
(1982), y luego desaparecieron hasta el 2005, firmando por Minimal Wave antes
que los Turquoise. De OA, se incluye su hit “Behind The Shades”.
Con mucha menor
fortuna corrieron Illustration, Trevor Bastow, Patrik Fitzgerald, The
Electronic Circus, los increíbles pero efímeros new wavers Care -donde militase
Ian Broudie, antes en Big In Japan y Original Mirrors, luego en The Wild Swans-,
The Pale Fountains... Bandas que, como también las precedentes en un punto
determinado de sus carreras, exploraron/experimentaron en las circuiterías de
aparatos novedosos aún desaliñados a despecho de su incipiente comercialización
masiva. En mayor o menor medida, la inspiración les alcanzó para concebir
intensas viñetas de emotividad desbordada, canciones entre expansivas y
melancólicas que en la superficie versifican distantes y frías, mientras que su
interior combustionaba incesante. Entre todos los involucrados, la cancha se
abrió para el fortalecimiento de subgéneros que ya venían gestándose, como el minimal synth y la coldwave. Y aunque tras 1984 la década girase en otras
direcciones y sus alias medrasen largo tiempo relegados en el Olvido, por
suerte lo mismo no ocurrió con su copiosa herencia. Accesa a ella y saborea el
alucine synth de esos protagonistas previo a la ciberdelia, clickeando aquí.
Hákim de Merv
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