Camino al balneario
de Ancón, en el extremo septentrional del área metropolitana limeña, allí donde
las urbanizaciones de Zapallal se disgregan hasta casi desaparecer; acaba de encender
su tea el novel acto unipersonal DRX. Fichado por SuperSpace Records, escudería
de Wilder Gonzales Agreda, el individualista llama mi atención no tanto por su
modus operandi como sí por el extravío onírico acunado en el magma que contiene
su debut Moksha 100 (2020).
DRX se lanza al
ruedo abrazando la mecánica de la hibridación, punto de partida hoy tácitamente
obligado en las diversas esferas del pop contemporáneo -lo que de paso va
convirtiendo al purismo, lenta pero inexorablemente, en un fósil de museo. El
azoramiento, entonces, es más consecuencia de las insólitas mezclas que esa
mecánica produce. Tres cuartas partes de Moksha 100 se hallan impregnadas de placidez oceánica, fragor lumínico y resonancias
galácticas trans-temporales; imaginarios que han adquirido status de estrellas-guía
para estéticas de rasgos fuertemente identitarios como el post rock, el
shoegazing y la música electrónica noventera. El mérito de Drixner -nombre del bisoño
músico, desconozco su apellido- es lograr la coexistencia de éstos y otros
referentes en un mismo canal, evitando que se trencen a trompadas y acaben
desintegrándose entre sí.
Esta descripción,
que quizá no se ajuste del todo a la apertura post aislacionista de “El
Absurdo”, sí lo hace a “Domingo Por La Madrugada” y a “Introspectivo.
“Domingo...” es un colchón de efectos más propios del post rock a lo Flying
Saucer Attack, sobre el que DRX conjura a Eric Satie (artificio
maravillosamente descrito como “pianoise” por la sumilla de SuperSpace). “Introspectivo”,
por otro lado, es una mutación delirante a la que sólo puedo catalogar como synthgaze.
No por discreta,
sino por la distancia que marca respecto de sus pares, es que “Ausente” se
convierte en la oveja negra de la jornada. Siendo la única pista que posee
percusión nítida, diverge del decorado contemplativo predominante en el disco.
Es éste, más allá de la señalada digresión, un ejemplo alentador sobre las
posibilidades aún inexploradas del maridaje en el pop de avanzada.
Otra antorcha, con
visos de hoguera, arde vehemente por estos días en el norte del país. Desde
hace algunos años, la ciudad de Trujillo ha sido relacionada con el stoner de
los imprescindibles Ancestro -pero no todo allí es rock, como bien dice uno de
los cómplices en la travesía que ahora nos ocupa. Se trata de Rip Off Records,
netlabel autogestionada con sede social en la urbe liberteña, que opera
prácticamente desde el anonimato.
Sin site oficial ni
página Facebook, me remito a las fechas en que han aparecido los ocho títulos
de su nómina. El más antiguo de ellos -sesión en vivo del dúo gabber Pachacuti-
consigna el 22 de noviembre del 2016, día que coincide con el de grabación, por
lo que probablemente el registro se ha publicado después. Más verosímil es la
fecha propuesta por el split epónimo de Maquinaria Av. (Santiago De Chile) y
Desorden Auditivo (Trujillo), grabado en el 2012 y colgado el 12 de enero del
2017. De cualquier forma, Rip Off Records -no confundir con sus homónimos
californiano e irlandés- ha venido experimentando un crecimiento acelerado durante
la cuarentena que actualmente atraviesan casi todas las naciones del orbe.
Del material catalogado
por la disquera, escojo el que tal vez menos le representa. Con el ruido visceral,
audiotóxico y patógeno que enarbola ROR; ciertamente poco o nada se relaciona Alienígena,
proyecto de Carlos García -por lo que entiendo, un histórico que trajina la
escena independiente trujillana desde los 90s (Esquizofrenia, Paro Armado,
Maquinaciones, Tao, entre otros). Desde el vamos, García se declara en esta
escuetamente bautizada 1era Maqueta
(2020) devoto del añoso dark que se cerniese sobre el mundo civilizado en los
80s. Enfatizo esto, porque el “demo” ha recibido también la etiqueta de post
punk: si bien no exento de otros pincelazos, Alienígena es esencialmente dark.
De hechura casera y orlado por teclados que recuerdan el empuje de los primeros
Xymox, sí, pero dark al fin y al cabo.
El output cavernoso
y sepulcral de la potente “Paranoia” se torna bastante más siniestro y reptante
en la filo-industrial “Infectados”, re-creándose ambas en claustrofóbicos climas
opresivos, de ésos que asedian a las almas atribuladas por las desdichas inferidas
en este valle de lágrimas. “15 Días” no se aparta de las coordenadas ilustradas,
aunque sí flexibiliza estas ambientaciones en pro de un ímpetu discotequero.
Sorprende bastante
el acabado deliberadamente tosco que recorre el mini-álbum hasta su último
paradero, “Desclasificando Al Séptimo”, con el agravante de que es aquí donde la
rusticidad de la grabación saca chapa de distintivo personal para el
extraterrestre García -lo fi dark synth con que el también ex Queen Is Rotten abre
su carrera solista. Próximamente, más novedades sobre los jóvenes turcos que
abroquela esta plataforma independiente norteña.
Hákim de Merv
Mis ojos buscan el sonido de tu paranoia y explota mi furia interna en las comisuras de la puerta en este infierno , encierro.
ResponderBorrarGracias por escribir.
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