jueves, 14 de abril de 2022

Asunción: Materiales Y Símbolos // Ciudadano Kane: Límites Deshabitados

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 6 de abril del 2022.)

Iba a empezar escribiendo que, hasta poder hablar/chatear con él, no puedo saber qué había querido hacer Cristian Sánchez en el nuevo opus de Asunción. Sin embargo, ello presupone que en esta oportunidad el ex tecladista de El Diablo Es Un Magnífico se revistió de nuevos ropajes y/o se premunió de nuevas herramientas, accidental o voluntariamente. No es ésa, en definitiva, la situación -porque cuando menos desde el estreno en regla El Paisaje Interior (2019), el santiaguino ya tenía definidos los elementos que identificarían a su faceta solista, y el fino balance de éstos se ha depurado sorteando cambios traumáticos.

Más adecuado es afirmar, entonces, que no sé qué expectativas esperaba colmar Sánchez con Materiales Y Símbolos. Lo que sí tengo por seguro es que las ha dejado muy atrás a absolutamente TODAS. Las propias y las ajenas. En poco menos de una hora, el chileno dosifica los efluvios de iteración lisérgica que permeaban en abundancia su maremágnum creativo, canalizándolos de manera que favorezcan evoluciones exponenciales de la otra gran constante en su música como Asunción: el kraut rock, principal pero no excluyentemente en fase Berlin school.

Las sibilantes cintas que Sánchez manipula, sus sidéreos sintes a medio derretir, el estoico chisporroteo que le arranca a la drum machine; se condensan en tres gemas cuya extensión ya guiña a las gigantescas suites que el venerable kraut alemán concretó en irrepetibles sesiones de kosmische musik y perennizó en un puñado de históricos vinilos. Sobre la deconstruida síncopa motorik de “Los Vestigios Circulares”, por ejemplo, Asunción desliza la pegadiza placidez embriagadora de unos armónicos en permanente reverberación futurista. Esa impronta de ascendencia Düsseldorf es evocada de nuevo, sin llegar a materializarle, en la segunda mitad de “El Viento Eleva Una Esmeralda” -su primera parte, en cambio, vuelve la cara hacia insistentes oleajes de proto ambient que titilan/vibran en la misma frecuencia del track antes mencionado.

Con “Comunión Y Vigilia”, el capitalino me transporta allende Próxima Centauri, un lugar al que muy pocas experiencias sónicas me han catapultado. La primera vez que le escuché, quedé como alguna vez dijo Cerati, “...Flotando Así/Sin Tocar El Suelo...”. “Comunión... puede abordarse como una sucesión de informes abstracciones sonoras por casi 29 minutos. También, como una epifánica manifestación multimedia: a veces me parece que el surco trasciende su mera naturaleza auditiva, transformándose en un haz de luz con que escudriñar/atravesar las realidades de tiempo y espacio. Impresiones que encuentran su origen en el hecho de encomendarse inequívocamente Asunción al amparo de Tangerine Dream. La cósmica austeridad de la ambientación predominante en “Comunión...” se condimenta con una voz filtrada/procesada, mientras las notas exploran geografías etéreas que se transfiguran periódicamente en melódicas, atmosféricas, experimentales, disonantes. Se desplaza el unipersonal entre las telemétricas secuencias de Atem (1973) y el space noise de Phaedra (1974), hasta que cerca del minuto 11 entra a tallar la emotiva pulsión de Stratosfear (1976). El último golpe de timón se produce hacia el minuto 20, cuando Sánchez atraviesa el Rubycon (1975), rumbo al centro de la Vía Láctea.

Extraordinario logro del pop mapocho de vanguardia, eyectado por la avispada Poxi Records. Donde quiera que esté, Edgar Froese seguro dirigirá la mirada hacia la Tierra cuando las notas de este MYS alcancen sus oídos.

Supe un poco más de Crisis Records a propósito de un texto que redacté sobre Miradas Y Doncellas (2013), cuyo debut (1995) se ha visto por fin recuperado en edición digital autorizada (2021). Iniciado su andar en 1992, la independiente sureña se convirtió durante un quindenio en la referencia a consultar si querías enterarte de la movida synth chilena. En efecto, Crisis editó hasta el ‘06 no sólo el epónimo EP de MYD, sino también DIM de 2CV6, La Última Tierra EP de Arteknnia, el hoy inhallable Olranigaminis de Halugar-128 Bajo, A La Chuña de Mankacen y Visiones Nocturnas de Invierno; entre otros trabajos más. Tras un receso de casi tres lustros (interrumpido por No Lights de Automatique en el ’13), la label ha salido de animación suspendida el año pasado mediante una seguidilla de singles y reediciones coronada con el estreno formal de Ciudadano Kane, programado para el postrer día del ‘21.

Extraña historia la de este trío formado a fines de los 90s con el concurso de Iván Guajardo, Cristián Riquelme y Tonko Yutronic; procedente el último de Miradas Y Doncellas, y futuro animador de Lesbos In Love y Astradyne. Ya para el ’01, Ciudadano Kane tenía listo el plástico. Imagino que por razones circunstanciales, que luego se prolongaron indefinidamente, el lanzamiento de Límites Deshabitados se ha efectuado veinte años después. Con el update de rigor, claro: dos decenios de avance tecnológico en materia de software y hardware no están para desperdiciarse -y sí para reformular/dinamizar/hacer madurar algunos aspectos de los temas considerados.

Como (casi) todos sus camaradas de discográfica, la terna concilia darkwave y synth, siendo mixta la naturaleza de este último componente. Por un lado, la tradición europea se percibe en guiños al Depeche Mode inmediatamente posterior a la partida de Vince Clarke, a los brillantes LPs de Pete Shelley, incluso a los germanos de Camouflage. Por el otro, la escuela usamericana deja sentada su huella en influencias a lo Seven Red Seven, Anything Box y Red Flag -no por nada los 90s fueron la edad dorada del synth estadounidense. El crisol vierte sobre Límites Deshabitados un oscuro synth pop de correcta factura, que se despacha palpitante cuando más membrudo se exhibe: “Sonambulismo”, “Mirada Ausente”, “Tulipán Amarillo”, “Espiando A Venus”...

Existen, además, otras composiciones que se ajustan a un perfil predeterminado por la reluctancia y la niebla cegadora del fúnebre romanticismo inglés. Muchas de las letras rubricadas por Ciudadano Kane y sus compañeros de trinchera reflejan ese lóbrego tenor. En Límites..., la pluma lastimera asoma inmaculada en “Antes O Después”, y matizada en semi-baladas tipo “Hacia El Final”, “1899” (o Gary Numan bajo en serotonina) y la animosa “En Tus Alas”. Sin necesidad de palabras, pliéganse asimismo a este molde los instrumentales “Nowhere To Run” y el urgente/denso/tenso “Metrópolis” (ninguna relación con el clásico de Kraftwerk).

Lo que son las cosas, pues. Si el CD hubiera salido en su momento, tal vez se le habría catalogado como algo anacrónico -demasiado tarde para participar del banquete synth latinoamericano o para considerarle antecedente a subvertir por el electrocläsh. Hoy, que vivimos una desmodernidad donde las barreras estilísticas son constantemente destruidas para ser reedificadas, Límites Deshabitados ostenta el fuelle que ya entonces enarbolaba, y que le sobra para conseguir el aprobado en esta ocasión. Virtudes no le faltan -todas reunidas con mucho tino y sensatez en el estupendo cierre, “Viuda Negra”.

Hákim de Merv

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