(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 6 de septiembre del 2023.)
En el background general de la música pop, la figura del single doble es rarísima, mucho más que la del extended play doble. Si algo tienen uno y otro en común, ello es una justificación conceptual no siempre impertérrita. Quizá el ejemplo más célebre del doble EP es el que diera lugar posteriormente al disco Magical Mystery Tour (‘67) de The Beatles. En cuanto al doble 7’’, la primera vez que supe de su existencia fue gracias al 45 r.p.m. de Japan “Gentlemen Take Polaroids” (‘80), insólitamente presentado como díptico. Aunque de seguro hay antecedentes más antiguos.
El lado A de Seven empieza con Aloysius Acker -y, considerando las coordenadas de los cinco actos que le suceden, puedo decir que no hubo mejor lugar en donde ubicarle. El nom de guerre de José Rodríguez deambula entre el shoegazing próximo al bliss pop y el post rock de facciones etéreas. Henchida de texturas poco menos que seráficas, la pieza “Esta Sombra Que Cae Del Ruido De Tus Pasos” no sólo se condice con el perfil que retrata este filón del músico, sino que corrobora la buena forma en que se mantiene. Le siguen Siam Liam y Ionaxs, sendos cultores IDM clásicos del sello, inusualmente presos de una inflamada heterodoxia durante sus performances. El primero se sirve de una melodía de ambient acuoso rodeada de dosis exactas de intelligent techno/deconstruida con beats que guiñan a la distancia al drum’n’bass (“Mar Cuántico O Fluctuaciones Del Vacío”). En cambio, Ionaxs -Ion Axs, para la ocasión- cose IDM epiléptico y entrecortado a secuencias de raigambre downtempo (“Haz De Iones”, nimbada por enaltecidas frecuencias vibratorias).
Mongo No Stars, por otra parte, es ya una revelación confirmada; fogueada en compilaciones de las series ‘Lego’ y ‘Trasmisores’, y cuyo primigenio Neofhyte Miscellanea se erigió como el mejor álbum perucho del ‘21. El proyecto se esmera en mitigar todas las salientes producidas por la robusta mezcla entre acid techno y ambient house que esgrime, aditando elementos intelligent e incluso EBM, consiguiendo así abastecer a “Tigh Rope” de una gran capacidad de fuego de cara al dancefloor. Admito que a prima facie la noción de un single doble no concitaba mucho mi atención. Los resultados obtenidos por Seven me conminan a reconocer la nulidad de esa temprana sugestión.
En “In The Light”, por ejemplo, DJ Locopro hace rugir los motores con que siempre coge velocidad y vuelo -los del house y del techno. Pero el trote del tema de apertura es suave, cansino, a despecho de la alta tensión que muge a través de las ensordecedoras líneas de acompañamiento. Algo similar sucede al reproducirse el track epónimo del esférico (si bien se prescinde de osamenta rítmica). Esta parsimonia choca con la presteza de composiciones como “New Creature” o “Nuclear Pop” -respectivamente demostraciones del vertiginoso tech house de-ascendencia-Roland TR-808 que fascina al capitalino, y del fracturado jungle con que éste difumina nubarrones y sirenas.
El balance es un poco disparejo, entonces. No porque falte oficio, o porque Human Music tienda a disgregarse en variedad de impresiones que divergen unas de otras. No. En Everything Is Wrong (‘94), Moby probó que se podía ser exageradamente versátil y aún así permanecer a flote con circunspección y solvencia. El problema es que los canales mismos carecen de mayores brillos: no destacan por características propias, una vez descifrada su posología, y en honor a la verdad lucen bastante inanes todos ellos. Ni siquiera esa excepción a la tácita regla de base 9 que es “Aunque Los Perros Ladren”, synth pop fondeado en los 80s, escapa de la imperante aura de inercia. Así, se torna difícil matizar un largo al que le es imposible avanzar más allá de la categoría “regularón, nomás”.
Hákim de Merv
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