(Publicado originalmente en mi cuenta
Facebook el 2 de noviembre del 2022.)
Es incluso emocionante ponerse a observar con
detenimiento los mutualismos y las nuevas direcciones que han acaecido, pero
sobre todo que han de acaecer en el futuro, como consecuencia de la diáspora
venezolana y su absorción en las escenas independientes sudamericanas. Que yo
sepa, en Perú todavía no se han revelado mayores señas, pero en Chile se aviva la
cueca dando frutos de cierto renombre. Así, al antecedente de
Templos Lejanos, formación
integrada a medias por mapochos y llaneros que se alimenta de shoegazing y post
rock; ahora se suma el caso de ASMRBRUJO, fichaje de la discográfica
Fisura.
ASMRBRUJO es el seudónimo artístico de Adán
Fresard, productor chileno-venezolano que ocupa el puesto de primera eléctrica
en la también binacional entidad Coloresantos. Ésta se estrenó en largo con Tercer Paisaje (2017), cumplidora rodaja lumínica que conjuga baggy, post rock, noise
de efluvios psicodélicos y hasta kraut teutón. Con Coloresantos en momentáneo
stand-by, Fresard salta en plan solista regalándonos un artefacto harto
auspicioso. MAXILAMISMO -así, con mayúsculas- es una ensalada de
ornamentación y estructuras electrónicas en alianza con códigos rock las más de
las veces fundamentados en el ruidismo guitarrero. Nada más despegar (“Anticlímax”),
el maridaje se manifiesta luminoso como el sol.
Luego de tamaña transfiguración, cuya vehemencia
se reeditará en más de una oportunidad antes del último acorde, el delicado balance
de la placa dosifica su vivacidad en grado más accesible -aunque el embravecido
pathos que le atraviesa se sostiene intacto. “Manicure”, verbigracia, ilustra
la muñeca con que Fresard puede oscilar entre el shoegazing y el indie de 18
kilates. En el track destaca además Martín Lecaros, baquetas en Coloresantos y apoyo
aquí, que demuestra que es el tempo el que tiñe cada parada del CD. Para
corroborarlo, basta darle unas cuantas vueltas a “Danza Contemporánea”
(scallydelic al ralentí), a “Humaling” (dream pop de tesitura bliss que entona
la filipina Megumie Alcalá, vocalista de Polar Lows) o a la soberbia “Lapislázuli”
(baggy cuya melodía guarda poderosas resonancias al New Order circa Low-Life,
lo que le nimba de un matiz post punk).

Había comentado que el enérgico ensamblaje de
azorado rock decibélico y detallismo digital volvía a refulgir en todo su
esplendor. Si no se contabiliza a “GZPXLLZLTT” por su brevedad (un intermezzo,
más que nada, conducente a la segunda parte del viaje), esta afirmación queda
refrendada con “About/Blank” y “Karaoketamine”. El primero es un imponente canal
de épicos burilado y motivos, desgranándose éstos conforme avanza la
reproducción, prestos a desembocar en una coda de cuerdas de la que pudo
prescindirse. El segundo es la evidencia palmaria de lo mucho que le place al
músico modelar la saturación en clave de adictiva ensoñación -colabora aquí
Fanny León
a.k.a. Fan Lee, otrora voz en
Playa Gótica.
Mazazo rotundo este MAXIMALISMO de ASMRBRUJO,
en el que también han participado Rodrigo Montes (voz y segunda guitarra de
Coloresantos) y Alejandro Alquinta (cellos). Casi perfecto. Ni puta idea de
cómo se superará Fresard a sí mismo de cara al siguiente.
Haciendo un alto en sus labores como
Asunción
tras el vibrante
Materiales Y Símbolos (
Poxi Records, 2021), Cristian
Sánchez une fuerzas en nuevo proyecto con Antonio Aldunate, guitarrista en
El Diablo Es Un Magnífico (banda matriz de Sánchez). Se da a conocer así Irreales
Del Monte en septiembre último con
Historia Natural, esférico de poética
languidez que reincide en las vetas kraut, drone y post rock que cultivase
esmeradamente EDEUM -evidenciadas en el hecho de invocar el mismo concepto de “psicodelia
rural” del que blasonaba Flying Saucer Attack en su legendaria puesta de largo
homónima.
El material genético que el dúo vierte en Historia Natural cuaja en helicoidales armazones que es sencillo mapear. Como paño o
lienzo de fondo, Cristian dispone prolongados trazos de sintetizador, con
sampleos insertados de grabaciones de campo tomadas en el balneario Rocas De
Santo Domingo (Valparaíso) y en el santuario natural Humedal Batuco (región metropolitana
de Santiago De Chile). Estos brochazos tienden a ser minimales, independientemente
de las elongadas dimensiones que puedan alcanzar. Sería apresurado afirmar, no
obstante, que éstos -los brochazos- son también inmutables. Repetidas escuchas permiten
descubrir no pocas variaciones infinitesimales.

Por encima de este palio, Aldunate rasga la
acústica, y su pulso determina en gran medida la coloración que cada tema abraza
-abrumadoramente tórrida, siempre. Ya sea de un acabado rústico (el prístino naturalismo
de “Jinete Del Alba”) o arcano (el noctívago alt-folk de “Espejismos Nocturnos”),
rara vez invoca
Historia Natural el amparo de Dionisos. Como regla, las
tonalidades de la guitarra suelen ser apolíneas, bien sean éstas eclipsadas por
la tapicería que tejen los sintetizadores, bien permanezcan en primeros planos
-es la intensidad de las líneas electrónicas la que decide un panorama o el
otro.
Todo ello resalta obvio en las suites más
vastas del 33 rpm, “Sol Y Baguales” y “Sierra Los Olmos”. En la primera, la más
extensa, la de palo tiene un generoso despliegue folkie que remite a desérticos
espacios abiertos; sitos en diversos puntos de la galaxia y surcados por las secas
cuencas de desvanecidos ríos. En la segunda, de casi 19 minutos, gana la contienda
el sintetizador; desencorsetado, menos solemne y acompañado por el bucólico gorjeo
de aves silvestres. Una obra paisajista de humores marcados y de evanescentes
esteticismos ambient, enrielada en esa interminable búsqueda de la abstracción
que persigue a Sánchez desde los tiempos de El Diablo..., tamizada -la obra- por
un curtido instinto melódico que se desvive en hermanar acusticismo y electricidad.
Mezcla y masterización fueron cosa de Pedro Antivil en Concepción.

Nuevo episodio de
Orquesta Pandroginia, el segundo
para la siempre interesante
Poxi Records,
Xpiritual ratifica la extraordinaria
ductibilidad del santiaguino Charlie Vásquez cuando se trata de afrontar el subsecuente
proceso creativo -en el contexto de un historial de proporciones considerables para
los apenas siete años que lleva de kilometraje. Liberado a inicios de julio, el
mini-álbum en cuestión es un otro salto a través de las músicas electrónicas que
crecieron y maduraron en los 90s, aterrizando ahora en la tendencia acaso más proteica
de aquel incombustible decenio: el drum’n’bass.
Siempre me ha parecido inexplicable la sarmentosa
repercusión que el sonido con que se identifica a Grooverider o a Photek ha cosechado
en esta parte del mundo. O al menos en las regiones hispanohablantes -en
Brasil, la figura asoma diametralmente opuesta. De ahí que encuentre doblemente
valiosos los esfuerzos de discos latinos gestados a partir del breakbeat, más aún
si éste es abarcado desde las diversas aristas que permite la amplitud de su
rango. Con la reciente entrega de Vásquez, la cartilla viene completa, salvo
por la (corta) duración.
Algo de eso te adelantan los 35 segundos de
la apertura “Call Center”, que parece una grabación ambiental tanto por el
volumen del track como por el murmullo de voces de que se compone. Calificable
como resabio de la estética que enarbolase OP en La Mujer Insecto (2016),
no es el único que emergerá durante la reproducción del mini-LP, pues la
identificación junglista de Xpiritual no es excluyente. En “Nestea”, por
ejemplo, postula el individualista una suerte de simbiosis entre el illbient neoyorkino
-del que diese suprema exhibición Oh! No! Dub! (2021)- y el futurismo cosecha
Detroit. Mejor aún, el surco es un híbrido illbient tonificado por el techno, divergente
de la vía por la que prefiere discurrir “Corsa Plus 2009”, bastante más mimetizado
con la herrumbrosa distopía dubsónica de We™ o Byzar.

El d’n’b, sin embargo y como ya quedó dicho,
es el calicanto de la jornada. A poco de empezado, “Quebrantahuesos” y una sidérea
técnica sci-fi para duplicar los beats descerrajan un ciclón artcore a velocidades
que se desesperan por equiparar a la del sonido. “UNIQLO” sigue la misma senda,
con una primera sección atildada donde hay más tiempo para los detalles, como en
los primeros días del género tras abandonar el underground y salir a la
superficie; y luego ya en plan neurofunk, mitigando la angustiosa oscuridad que
a éste rodeaba.
Cierro mi comentario de los 23 minutos de
este Xpiritual hablando del postrer “HRT” y del single “Neuro_Sys”
(6/22), ambos muy influenciados en la columna vertebral rítmica por la
renovación two-step que acometió al género. El cierre, guiño a Roni Size &
Reprazent incluido, es visiblemente más asimilable a la etiqueta porque es
unitario. “Neuro_Sys”, en cambio, se arma de tres movimientos: mientras en el
primero la impronta two-step es clara, en el segundo la canción de-evoluciona hacia
las fases drum’n’bass precedentes con todo y toaster, y en el tercero el
solista se sale por completo del rubro para encarar un trip hop hiperdeforme.
Múltiples rostros, que apuntan todos a esa filia no declarada de Vásquez por el
big bang que estelarizaran las vanguardias binarias en la última década del
siglo XX. ¿Qué vendrá después?
Hákim de Merv