jueves, 19 de julio de 2018

In Tenebris Scriptus - A Dark Aural Tribute To H.P. Lovecraft

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 11 de julio del 2018.)

Cumpliéndose en este 2018 nada menos que 128 calendarios de su natalicio, y hallándonos ya en camino de conmemorar el centenario de su partida -restan diecinueve almanaques y contando-, aún la Humanidad vive fascinada con las cosmogonías de delirio que escribió/¿transcribió? Howard Phillips Lovecraft, el padre del cuento materialista del terror. Detalle no menor: sin importar cuánto han avanzado desde su desaparición las artes plásticas, la técnica narrativa literaria o “el versátil celuloide” (Jorge Luis Borges dixit); el horror transgaláctico del que se hiciese eco el genio de Providence, aquello que las palabras (de su tiempo) se resistían a/no podían describir, sigue eludiendo cualquier representación cabal, y alimentando de paso el atávico miedo que yace en el subconsciente de la especie.

La Música, el arte que elegí honrar todos los días de mi vida, no ha sido en absoluto ajena a esa fascinación; si bien podría decirse que ha corrido con similar suerte que el resto de las manifestaciones que han intentado digamos “corporizar” el ciego terror preternatural del onirófago autor usamericano. Casi en todos los rincones del mundo civilizado, el maestro siempre ha tenido devotos entre los músicos pop: desde los inclasificables alemanes Necronomicon y su magistral Tips Zum Selbstmord (1972, existe otra banda germana con el mismo nombre, avocada al thrash) hasta los en-su-tiempo desconocidos norteamericanos H.P. Lovecraft (sendos proto-psicodélicos volúmenes homónimos en 1967 y 1968), desde los franceses Shub-Niggurath y su avant prog rock hasta el virginiano proyecto unipersonal Out Of Orion, desde las compilaciones underground ibéricas Necronomicon (1984-1987) hasta los ucranianos Yog Sothoth, pasando por guiños admirativos menos notorios pero igual de relevantes -“The Call Of Ktulu” de Metallica, “Lovecraft In Brooklyn” de The Mountain Goats.

Previsiblemente, también Latinoamérica se ha rendido al hechizo lovecraftiano. Desde el hermano país de Chile, tenemos noticias de tributos tales como “Hypnos” y “Marginalia” de Lluvia Ácida (temas incluidos en el debut Simulación, 1996), el doble EP Erich Zann (2003) de Fiat600, el grupo Lovecraft de Concepción (el indie chileno en los 90s era la raja), el proyecto experimental santiaguino Ihä... Con alias casi idéntico a este último, el año pasado la banda argentina de stoner y psicodelia IAH debutó auspiciosamente, y no olvidemos a sus brasileños colegas de pelotón Necronomicon. Asimismo, no son pocos los músicos peruanos influenciados por H.P.: Insumisión, Fractal, Dios Hastío, La Ira De Dios, Maximum Terrorem...

Hace mes y medio, apareció en la Red In Tenebris Scriptus - A Dark Aural Tribute To H.P. Lovecraft. No es el primer disco colectivo que homenajea a quien tal vez sea el literato misántropo más famoso de la Historia, ya que está el antecedente del latinoamericano El Ceremonial (2016), pero a la fecha sí es el más logrado. Curado por Raffaele Pezzella, único miembro de Sonologyst y responsable de la plataforma Unexplained Sounds, In Tenebris Scriptus... viene respaldado por la reputación que se han construido tanto la escudería como su sello subsidiario Eighth Tower Records. A saber: un cuidadoso catálogo de grupos, artistas y elefantiásicas recopilaciones temáticas signadas por un dark ambient experimental y rigurosamente ritualista, por una impredecible drone music subterránea y profundamente deudora del post industrial cercano a la experimentación sónica noventera, por una voracidad insaciable para mapear corrientes telúricas similares de todas las latitudes posibles. Como muestra, cuatro títulos: Visions Of Darkness In Iranian Contemporary Composition (2017), The Cave Of Metaphysical Darkness & Lights (2018) de Moloch Conspiracy,  New Modernism (2018), y Ancient Death Cults And Beliefs (2015) de Sonologyst.

Un factor que parece siempre ser tomado muy en cuenta por la label italiana, para todos los lanzamientos que nutren su nómina, es la potencia del volumen. La mayoría se inclinaría por afirmar que ésta casi no existe, porque siendo la música el 100% de las veces la encarnación de tenebrosas visiones pesadillescas, es regla que el volumen no adquiera demasiado protagonismo principal. Las reglas, sin embargo, se hacen justamente para romperse: a mi parecer, existe una modulación del volumen, y ello se hace evidente en los momentos en que la música alcanza picos de monstruosa distorsión de la realidad sonora -ahí reparas en que el volumen no sube, sino que se engrosa, se robustece, envolviéndote en una experiencia que puede llegar a ser aterradora.

En este aspecto, In Tenebris Scriptus... no es la excepción: cavernoso drone maximalista, pánico ante cualquier atisbo de rítmica o de percusión, rechazo implícito a la menor concesión melódica -no te dejes engatusar por la apertura “Dwelling In Mayhem”, de Monocube, que incluye una guitarra acústica ensayando arabescos varios. En cierto modo, el del disco es un aliento que califica como “ruido”, no en la dirección patentada por las vanguardias digitales de hace dos décadas, sino más a lo masas cataclísmicas de sonidos monocordes que reptan deformes indefinidamente.

Se hace menester subrayar que, en este tributo, el dark ambient/drone marca de la casa es lo suficientemente dúctil para soportar tratamientos industriales, efectos subacuáticos (“The Haunter Of The Dark” de Noctilucant, “Corona Nyarlathotepis” de The Serpent) e incluso cierta salvaje complejidad en medio del caos (nuclear) de abigarradas suites binarias (“Cryptic Realms” de Sonologyst, “The Shadow Over Innsmouth” de Moloch Conspiracy). Esto le confiere a In Tenebris Scriptus - A Dark Aural Tribute To H.P. Lovecraft un aura de escalofriante majestuosidad. Muy probablemente, la música que mejor interpreta todo lo que Lovecraft dijo con palabras: es, por decir lo menos, inquietante los muchos tonos de negro que el tímpano puede identificar aquí y en todas las publicaciones de la disquera.

Laudos para los participantes y sobre todo para Unexplained Sounds, que se la jugó arriesgando harto y ganó en buena ley.


Hákim de Merv

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