(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 24 de noviembre del 2021.)
Apoyada por el baterista mexicano Esau Nava, la mancuerna ha ensamblado un cohetazo al que alimentan tres tipos de combustible. Distintos, sí, pero no incompatibles: el de la psicodelia en su acepción más clásica, el del noise rock en su vertiente más áspera, el del post rock en su origen americano. Este último dato cobra relevancia al postularse la tesis del grupo como semi-instrumental: aunque Kiko (bajo) lleva la voz cantante y Jon (guitarra) le asiste en los coros, sólo a dos tracks de Huitlacoche se les puede considerar “canciones”. Un rasgo que comparte con la tropa comandada por Slint y June Of 44.
“Vuelvan Las Horas” y “Espacio” conceden margen para probar fortuna con otros formatos, sin exceder los límites que establece el binomio. Una intro de percusión mixta prologa -y determina- la ruta de “Vuelvan...”, mientras que en “Espacio” conviven dos tempos que se devoran al intercalarse. Lejos de esa implícita esquizofrenia insinuada, “Obstrucción” modela las sedas hard rock de principios de los 70s, en tanto “Yawar”, la pieza más larga del álbum, ofrece no pocas secciones de distensión -del prog más enérgico y sumarial a los límites del meta-stoner. Suculento entremés el de Visoki Napon, repleto de memorables pasajes para sacudir las carnes en medio de un pogo desenfrenado/para rolear esa yerba divina en compañía de la familia que elegiste -la amical.
Colgado en Internet hacia la quincena de junio, Chapter I... empieza reeditando virtudes y cualidades a través de “La Maledizione Di Amare” y principalmente “Dies Irae”, minimal goth a prueba de balas. Es a partir de “Cenizas” que al proyecto mexicano se le hace un mundo lidiar con la enfática pomposidad teatrera de la descaminada prole heredera de Andrew Eldritch y compañía. Incluso se puede aventurar un cierto paralelismo sutil entre cortes como “Cotard, Ich Werde Für Dich Beten” o “Forgiveness”, y el aura macabra de las obras de Goblin confeccionadas para los films del maestro del giallo Dario Argento (Profondo Rosso y Suspiria, respectivamente). Ojo, no estoy diciendo que suene terrible. De hecho hará las delicias de los amantes del género. Su concentración ferrosa, no obstante, sabe a salida fácil teniendo en cuenta lo avanzado por Wounds.
Mención especial para “Curse”, que rescata el diálogo final de The Witch (2015) entre Thomasin y Black Phillip. Su estructura y asfixiante atmósfera testimonian la lucha entre el exceso y la templanza librada a través de los casi 58 minutos de Chapter I, Dies Irae; próximo a ser editado en físico por la peruana InClub Records (2022).
(Un mosaico igual de incompleto que aquellos pertenecientes a los demás países de la región. Lo dijo en algún momento el desaparecido Leonardo Bacteria -Insumisión, Pestaña-, al afirmar que la historia de la música electrónica en Latinoamérica todavía estaba por escribirse. Muchos años después, la frase del músico sigue plenamente vigente.)
Si Backup... apuesta por el legado de las formaciones primigenias adscritas al synth pop que se hizo en ‘Technotitlan’ durante los 80s, de ocasionales y por ende insólitos arrestos coldwave (Casino Shanghai, Vandada, Década 2) y minimal synth (el trío Avant Garde), Irradiador... otorga prioridad a las huestes que caminan decididamente hacia la coldwave y se adentran sin reservas en la EBM y el techno industrial. No importa si avanzan hacia estos territorios desplazándose aún desde el synth pop, como sucede con María Bonita (“Rezo El Rosario”), LLT (“Ficción”) y los oscuros Figuras Abstractas (“Proclamación Al Futuro”); o incluso si se resisten a abandonar ese estrato (“Se, Soy” de Duda Mata, que repite el plato de “Masticándote” en Backup...). El reto es no desentonar, y por suerte no lo hace casi nadie.
Si el lanzamiento de Irradiador: Expediente Post-Industrial (1982 - 1993) te mueve a acercarte por primera vez a la historia de ‘Technotitlan’, te recomiendo que escuches antes a su directo antecesor Backup: Expediente Tecno Pop (1980 - 1989). En paralelo, consulta a From Trance To Cyber: An Electro Mexican Compilation (1994) y al subsiguiente Trance Formation (A Techno/Trance Compilation) (1995), registros de cariz arqueológico preparados por la escudería angelina Opción Sónica. Para darle una mirada a los antecedentes, consigue -ya sabes cómo, ya sabes dónde- el box set de siete vinilos Mexican Cassette Culture: Recordings 1977-1982 (2016), diseñado por la extraordinaria label alemana Vinyl-On-Demand: Hilozoizmo, Voldarepet, Vía Láctea, Oxomaxoma, el pionero Carlos Alvarado... Finalmente, dale un par de vueltas a Film (1985) de Casino Shanghai, a Odio Bajo El Alma (1997) y El Día De La Ira EP (1998) de Hocico, a la compilación homónima (1991) de los fundacionales Size, a todo lo que encuentres de Jorge Reyes (el otro tótem junto a Alvarado) y de Bostich (la semilla de la que nacería el sincretismo audio-cultural de Nortec Collective). Provecho.
No sé si antes alguien haya dicho que Fulci es el Quentin Tarantino de la Santísima Trinidad del giallo, entente que completan Argento y Mario Bava. No es difícil llegar a esa afirmación, dada la mesmerizante fascinación del peninsular por las circunstancias surrealistas de ribetes desaforados y las escenas de ultraviolencia escatológica -a tal punto, que el propio realizador de Pulp Fiction y The Hateful Eight considera a E Tu Vivrai Nel Terrore! L'Aldilà como su largometraje favorito. Una entre varias -spaghetti westerns, comedias, parodias, documentales e incluso musicales (puajjjj)-, fue justamente la etapa giallo de su carrera la que elevó a Fulci a figura de talla mundial. De entre todas las películas rodadas bajo ese molde estético, sin duda sobresalen las que se agrupan bajo el rótulo de ‘Trilogía De La Muerte’: Paura Nella Città Dei Morti Viventi (1980), E Tu Vivrai Nel Terrore! L'Aldilà (1981, estrenada en USA como The Beyond) y Quella Villa Accanto Al Cimitero (1981).
Son catorce los capítulos de los que The Beyond... consta. Doce de ellos, prorrateados entre cuatro participantes, y el par restante firmado por un colaborador adicional. Nàresh Ran iza el telón con “Enoch”, que me transmitió muy poco. Sus otros dos surcos, “Eibon” y Freudstein”, tampoco son especialmente recordables. A “Enoch” le sigue “Rotta Dal Pianto”, de Mario Lino Stancati. El rollo es esencialmente el mismo: música iterativa, de ecos turbios y ambientaciones tenebrosas, que luce razonablemente convencional en comparación con otras producciones de la plataforma. Ídem las demás pistas de Stancati, “Se Parla Il Mostro” y “Perdono Sangue I Tuoi Ocche”. Y si bien podría entusiasmarte diciendo que es recién con “The Blind Woman” de Kloob que comienza en serio el vuelo, advierto que ya he mencionado de pasada la mitad de un compacto cuya locomoción es bastante díscola. Queda, sin embargo, la posibilidad de que el track list salve la situación distribuyendo con tino sus componentes; algo a lo que contribuye Kloob en la fúnebre “Hotel’s Blueprint” y sobre todo la sombría “Seven Doors Of Death” (el subtítulo que recibió The Beyond en la Unión Americana).
Y es que los grupos y proyectos de la disquera parecieran haberse planteado manufacturar los temas en una clave más accesible de la que usualmente enmarca sus trabajos, cuando debieron hacer exactamente lo contrario -con más ahínco, si pertenecen a Eighth Tower-. Es verdad que medio CD trata de estar a la altura del desafío que implica tributar a Fulci, y aún cuando los réditos no son malos, de ningún modo transmiten el horror de una toma como la de las tarántulas carnívoras de E Tu Vivrai Nel Terrore! L'Aldilà o la del fulminante cuchillazo transcraneal al inicio de Quella Villa Accanto Al Cimitero. Algo que los mejores esféricos del sello pueden re-crear sobradamente.
Hákim de Merv
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