(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 15 de diciembre del 2021.)
Tampoco es El Axioma... el primer material del que el capitalino participa durante estos cerca de dos años de asoladora pandemia. Como parte de Puna, su nombre figura inscrito en Rare Tracks II: Oikeiosis (2021) y en Transmisores II (2021), y usando su alias solista colaboró con dos temas en Transmisores (2020). Pero sí es, exceptuando el pobremente bautizado Recopilatorio, su primer esfuerzo post-pandémico registrado a título individual -ocho canales que nacen al avanzar las primeras semanas de confinamiento obligatorio, y que recién adquieren forma definitiva en este 2021. EADLI, entonces, hace las veces de atestado artístico-sonoro que ilustra los duros tiempos a los que la Humanidad todavía hará frente por algunos calendarios más.
Arguye el autor que este artefacto exhibe, por momentos, un rango de sonoridades distintas a las que El Otro Infinito ha interrogado en sus 7/8 años de vida. Tiene razón en parte. Estas sonoridades aludidas se han extraído de instrumentos como la guitarra, el teclado y el casiotón. Su fuente de origen no es digital, pero sí el proceso al que se les ha sometido después, filtrándoles utilizando software a discreción.
No sólo es la naturaleza de las sonoridades, entonces, sino asimismo su causalidad. En la cansina rítmica de “XXI”, en el intermezzo asfixiado de ruido de “Cíclopes, Cisnes”, en los latidos con que “Sesión5” apresura el cierre de la placa; se subleva un espíritu abrumado por la intranquilidad que le rodea, golpeado por la angustia que le ciega, sobresaltado por la duda que le tortura. Ese espíritu reacciona entregando una versión de El Otro Infinito que tal vez no existe en ningún otro mundo posible. Notable testimonio, digno par de otros que han visto la luz en la región -cf. Antiviral de Lluvia Ácida, verbigracia.
Lo primero que salta a la vista, o a la oreja, es la absoluta falta de prejuicios del altoandino para tomar por los cuernos géneros disímiles entre sí. El que tiene más a la mano, correspondiente a la sublimación del folklor andino, está lo bastante estilizado como para sortear con comodidad la etiqueta del mestizaje -funciona, eso sí, mejor en “Percutivo” que en “Intriga”. Los más ajenos podrían ser el difuminado ambient synth de “Formación” (que a partir del minuto cuatro se enciende multicolor), el melodioso round Hi-NRG de “La Pikota”, la erosiva estética de avant garde digital que se adueña de “Fraccionado”, o el tempo ‘trip pop’ que sostiene a “Manifiesto” y a “Chan Chan” (insólita relectura del clásico de Buena Vista Social Club).
Pero el principal catalizador que utiliza Mancha para absolver esta infrecuente alquimia, y he ahí la tercera particularidad del disco, es el pop de tintes jazzy y lounge. Escudado en segundos y discretos planos tras la evidencia de las influencias más notorias, ese pop es el trasfondo que hermana de cabo a rabo FF, y que sólo se hace visible al promediar su mitad -en la cadencia diapasónica de “Ascenso Funky” y en el perfecto pop electrónico de la radiante “Luz”. Extraña artesanía la de esta exquisita travesía post pop -que con lo justo trasciende el límite de la media hora, ratificando una vez más aquello de “lo bueno, si poco, dos veces bueno”.
Un buen día, no hace mucho, el guitarrista me hizo llegar el más reciente extended del combo en formato 45. En su infinita sabiduría, quiso el Destino que añadiera a ese obsequio un ejemplar de Historias Ficticias Para Carybdis Vol. I (2019), recopilación de cortes extraídos de sesiones grabadas entre el 2006 y el 2015, todos ellos inéditos. Historias Ficticias... no es una muestra representativa de lo que DH ha venido publicando tras Cérvix Inferno, pero sí un indicador de los estados que la música del cuarteto/terceto ha atravesado en el curso de una década, y la constatación -como postulase en aquella reseña a propósito de Cérvix...- del techo al que llegase demasiado pronto (apenas algo más de un lustro).
Hace muchísimo tiempo, un amigo usaba el vocablo “monorritmia” para hablar de los peligros a los que se exponían Dios Hastío y nombres similares, peligros que podían terminar siéndoles mortales. Girel/Disfilia EP plantea para mí exactamente el mismo dilema... dieciocho años después, y en el contexto de una carrera ininterrumpida que ya rebasa el cuarto de siglo.
(AVISO DE SERVICIO PÚBLICO: Amén de “Disfilia”, el lado B de este 45 incluye “¿Qué Es Lo Que En Verdad Importa?” y “El Ataque De Los Cuásares”, recuperados respectivamente de Historias Ficticias... y de A Medio Camino De Ur EP, 2001. Una mala costumbre -adicionar tracks sin acreditarlos- de la que DH no se ha desembarazado.)
//Textura//Difusa// es un decidido paso hacia adelante para Habø. El Aviador Dro Y Sus Obreros Especializados y Grauzone son las improntas que han quedado varadas en la ruta, mientras que las huellas que Suicide y la Berlin school imprimiesen en el epónimo mini-álbum debut del unipersonal persisten. Reformuladas las primeras, potenciadas las segundas. En cuanto a Suicide, ya no es el de “Ghost Rider” o “Rocket USA”, sino el de “Cheere”. Cierto, sus arreglos de teclado son ahora más accesibles, pero no más complacientes. No si el registro sigue irradiado con el mismo lo fi que revoloteaba en Habø (2020).
En cuanto a la escuela berlinesa, al acercarte al nuevo esférico debes tomar en consideración más a sus herederos y supervivientes que a sus fundadores. El norconeño se la juega arriesgando el despegue de //Textura... con “GRIETA_”, once minutos y medio que revisitan la pertinaz simplicidad del proto-synth nacido al amparo de los Suicide menos intratables. Parte el proyecto desde esa basal remembranza -una suerte de alucinada reconversión sci fi de “Cheere”- para dotar a la síncopa de mayor vitalidad y a los teclados de un paulatino avivamiento ante la inminencia de la ascensión. Puede discutirse la duración, pero no el intento de Habø por desligarse de su pasado más inmediato, intento que califico de exitoso.
No hay que pensar, ergo, en Ash Ra Temple o Tangerine Dream; sino en la andadura a solas de Manuel Göttsching, en el legado que Klaus Schulze dejó bajo el chaplín de Richard Wahnfried, en la obra de Harald Grosskopf. Las cuatro piezas restantes del CD canalizan las consecuencias de la metamorfosis en modos consonantes. Mientras que “Viral[Tape]” y “Voo_Doo” cuajan un synth más pulido y vistoso que a toda hora evita dejar de sonar minimal, “GRIETA_X” y “OleajesDeSer” son ejemplos glaciales e inconmovibles de melodías sintéticas que consiguen un débil balance entre la austeridad y la evocación. En otras palabras, con //Textura//Difusa// Alberto resigna la comodidad de su nave espacial, desmagnetiza sus botas de astronauta y se adentra en la cósmica negrura que le rodea. Apenas si está empezando.
Hákim de Merv
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