sábado, 15 de octubre de 2022

Time Traveler: Dystopian Future / Micelio

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 5 de octubre del 2022.)

Faltaría a la verdad si dijese que guardaba en mis neuronas recuerdos de la que hasta hace poco debía considerarse la unigénita referencia de Time Traveler, unipersonal afiliado a Chip Musik y apertrechado del más impenetrable anonimato. La salida de dos nuevos registros, con cerca de tres meses de separación entre ambos, obliga a la consabida modificación en el status de Unidad (2011); así como a una breve reevaluación de sus pistas, de cara al análisis del material estrenado. Era ese primer paso, ergo, un conciso artefacto acunado por la desafección del ruido digital en su variante más carda. Tal peculiaridad dificultaba su dimensionamiento incluso entre lo más virulento de Chip -primero, porque la crujiente estridencia de sus aproximadamente 30 minutos le pintaba harto intratable como para estándares harsh, y segundo, porque cada tanto su atmósfera ionizada de huraña aspereza condescendía a dejarse permear por infinitesimales esquirlas susceptibles de catalogarse como “melódicas”.

Con esas inasibles cartas en mesa, la falta de continuidad del proyecto lo condujo rápido hacia el arcón de los olvidados, salvo entre aquellos/as de nosotros/as más memoriosos/as. De ahí que la conciencia agitase levemente una campanilla desde el fondo de la amplísima nómina de la independiente oroíno-limeña, cuando se anunció la aparición de un mini-LP once años después de Unidad. Ya que este último todavía se halla disponible para free download desde el BandCamp de Chip Musik -buscar entre los quince números de catálogo más antiguos-, es fácil volver a prestarle atención, corroborando de paso que el Viajero Del Tiempo ha evolucionado a partir de la radicalización de su primigenia propuesta.

Dystopian Future, en efecto, se ciñe al noise vertebrado utilizando digitalismos mil. Prácticamente, hasta el punto de no-retorno. Su capacidad de fuego no es 100% abrasiva, pero se queda a milímetros de esa línea. Tomando cuidadosa nota de los logros concluyentes que la escena experimental perucha rubricó entre fines de los 90s e inicios de los 00s, el ignoto individualista se zurra en las advertencias que penden sobre la trasposición de los límites permisibles máximos del umbral auditivo humano. Es, así, una venenosa/patológica definición del Ruido la que DF desarrolla a lo largo de cuatro canales.

No es piedad, sin embargo, lo que inhibe a Time Traveler de quemar todos los puentes tras de sí en dirección a la abrasión total. Si en “Dystopia” y en “Plastic Ocean” lo hace, bordeando las fronteras del ruido rosa, nada lo obstaculiza para obrar igual en “Micelio” o en “Wormhole”; cacofonías que podrían haberse incorporado con presteza en su asalto de hace casi un docenio. Nada, excepto tal vez cierto grado de oxidación perfectamente comprensible, razonable al sopesarse la larga estadía en los cuarteles de invierno. Es sólo una hipótesis, basada en la pura especulación, que con todo recibe inquietante confirmación cuando se presta oídos al recientísimo Micelio (26/9/22). A través suyo se comprueba, asimismo, que la inmersión del elusivo no-músico es irreversible; sin media chance de poder volverse atrás.

La estruendosa semilla que germinase en Dystopian... se ramifica y extiende en Micelio, que por lo demás incluye nuevas mezclas de todos los surcos del mini-álbum, además de recursos ¿sonoros? adicionados a cada una de ellas. Si bien la puesta de largo de TT atraviesa diversos estadios -golpes secos y cafres, punciones aniquiladoras, encontronazos a escala geológica-, no se comete yerro al aseverar que el Ruido aquí es siempre chisporroteante y caníbal. Desolador.

Metamorfoseado ya en un acto a lo Kevin Drumm o Masami Akita a.k.a. Merzbow (vg. una genialmente bautizada “Neural Rewiring”), el de ChM ovilla y superpone cientos de capas de información que convierten en vana cualquier tentativa de siquiera arañar la superficie del disco. Éste secreta constantemente malas vibras en un sentido Event Horizon, entre la ciencia ficción y el terror ominoso: pérfidos vendavales de distorsivas crepitaciones (“Sumaya”, la nueva toma de una “Micelio” ya absorbida por el Lado Oscuro), brutales colisiones de huaycos que acaban repercutiendo en intimidantes implosiones tectónicas (“Paradox”, una renovada “Plastic Ocean”), sólidos mazazos que practican una de-evolución zen contra los conceptos más básicos de música y armonía (los remozados mixes de “Dystopia” y “Wormhole”)...

Diría, tras esta resurrección, que Time Traveler corre solo en el panorama actual de underground experimental peruano. Ello sería pecar de inexacto: aunque la inmensa mayoría de artistas que integran esa movida no llega a los mismos dañinos niveles de audición irritable/vejatoria, producto de una hiperbólica sobresaturación de frecuencias, sí existe por lo menos uno que puede parangonarse al solista limense -ante la desaparición del tarapotino The Shego. Reside en Arequipa y se encuentra en plena forma: NRA Ruido. Como sucede al acercarse al output de la identidad mistiana, recomiendo extremar precauciones al escuchar lo nuevo de TT. Ambos episodios son materialmente INAGUANTABLES.

Hákim de Merv

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