LOS DISCOS PERUANOS
DEL 2018 QUE NO ALCANCÉ A RESEÑAR (II)

A Propósito De Flores, ¿Y Dónde Están Los Poetas? (2016), que anunciaba
un giro hacia la estética creada por Macintosh Plus en su crucial Floral Shoppe (2011), no (me) bastó para
calificar a MF1914 como abanderado nacional del vaporwave. Todavía se validaba
allí mucho de lo que el limeño articulase en los días synth de su entré absoluto, Canciones Cortas Para El Próximo Verano EP (2015). A Propósito..., además, fisuraba
ocasionalmente esas hegemonías injertando implosivas digresiones de drum’n’bass
y house trap (¡...!).
Aunque los tiros
parecían dirigidos a profundizar la novedad del album del ’16, avalados por la
participación de Bastian en el Lego 11: Vaporwave (2018) de Chip Musik, lo concreto es que MF1914 ha perseverado en
sostener la equidad de su primer round -depurada y radicalizada, por cierto. Todo Es Parte De Todo... viene
antecedido por una declaración de intenciones de la que no gozó su antecesor.
Escribe el capitalino: “...es un disco conceptual inspirado en la cultura cyberpunk
(Blade Runner, Ghost In The Shell, Animatrix,
Akira, Lain, etc). Disco donde trato de encontrar mi propio significado de
lo que llamo VIDA. Un viaje sonoro con diferentes caminos pero con un solo
final. Fundirme con todos los que son y han sido”.

“Vaporsynth” es el
término que mejor resume a MF1914. A ello suma una circunstancia que aún no
subrayo. Tú, que ya has escuchado el disco, ¿te has dado cuenta de lo vaporwave
que suena Bastian sin recurrir a los samples marca 80s de rigor, salvo por el que
acabo de acotar?

16 Bits es un
nombre que confunde. Apenas lo escuchas mentar, piensas en un proyecto
electrónico. Nada más falso. El quinteto compuesto por Kevin Pantoja (guitarra),
Mateo Novoa (guitarra), Giancarlo Díaz (voz), Alonso Castillo (batería) y André
“Y Punto” (bajo); se ha condensado bajo los mismos parámetros de nombres como Mundaka
y Almirante Ackbar. En el imposible árbol genealógico de la movida peruana, esa
afinidad les sitúa al interior del pop/rock de dominio indie.

Tres estrellas de
cinco posibles para este esfuerzo adecuadamente balanceado, salvo y para bien
por el rush final, ése que arranca con “DK Bajo La Lluvia”.
Pese a haber sido significativa
porción constitutiva de su identidad desde un inicio, es cierto que de un
tiempo a esta parte Chip Musik había dejado un tanto de lado la publicación de
material en la senda del shoegazing (y de su estado larval, el dream pop). La
discográfica salda esa deuda con un díptico del que selecciono para la
disección su segunda mitad, en el marco de su ya célebre serie de compilaciones.

Peculiaridad a remarcar:
los créditos peruanos, que sólo participan con pistas inéditas/nuevas, en más
de una oportunidad se asocian entre ellos para tal fin. Soma es el caso más
notorio, estampando su rúbrica en “Despertar”, “Tus Sombras” y “Desde La
Lluvia”; al lado de Norvasc, Absi y Ionaxs, respectivamente. Ionaxs, por otro
lado, no figura en solitario -pero su impulsor, Jorge Rivas, lo hace como Puna a
través de “Abies Alba” y de la infinita “Labriegos De Ensueños”.
Es el de ...Yoru No Tori un registro muy bonito y
ensoñador, de cabo a rabo. Hasta no habituales del género, como el individual
ambient pop Polvos Azules de Giancarlo Samamé (fugaz “Hinku”), no desentonan
con el espíritu del plástico. Esto, porque el shoegazing de ...YNT, tributario de Airiel, Fleeting
Joys, Air Formation y sucedáneos; no excluye tenues coloraciones digitales. Si
este verano no fuese tan lacra, el díptico, y más aún su segunda mitad; sería
el soundtrack a escuchar mientras el sol termina de zambullirse en el océano (lástima
que el gringo esté tan ladilla).
No veo la hora de reproducir
a renglón seguido el Lego 13: Tsuitachi No Tori.
Con el debut
homónimo de Miguel Uza (octubre del 2018), por fin puede afirmarse que todos
los integrantes de la formación clásica de Rayobac al menos tuvieron un
episodio ligado a la Música tras el deceso del recordado combo. El de Valentín
Yoshimoto fue su perdido Mañana EP
(2010). Carlos García a.k.a. Carlangas a.k.a. Zetangas tiene ya cuatro trabajos
editados, sin contar una recopilación de melodías fechadas entre el 2000 y el
2002 (disponible en SoundCloud), y se halla en preparación del quinto. Y
Ernesto “Neto” Pérez ha sido por luengas temporadas el baterista más rankeado/solicitado
del circuito underground perucho.
¿Y qué era
exactamente Rayobac? Más allá de la discusión sobre si es válido o no
considerarle seminal, fue una buena banda a la que aún hoy se echa de menos. Tomó
forma a fines del 2000, siendo su primer line-up Zetangas (quien venía de
Electro-Z, guitarra y osciladores)/Uza (guitarra)/Yoshimoto (guitarra)/Francisco
Melgar Wong (batería y voz; nótese la ausencia escrupulosa del bajo). A
mediados del 2001, Melgar es reemplazado por Neto Pérez en la teba y por Uza frente
al micrófono, dando lugar a la alineación más perdurable.
Como también pasó
con Las Vacas De Wisconsin, el Destino fue ingrato para Rayobac, que después de
quedar reducido a trío por la partida de Uza a España a principios del 2004 se
desintegra al finalizar ese mismo año. Su legado se reduce al EP casero de
temas originalmente intitulados, que documenta una primera etapa con la voz de
Melgar en que predominan tonadas a lo Mogwai (post rock) o Yo La Tengo (indie);
al epónimo debut y despedida de resuelta semejanza con el Sonic Youth más osado
(noise rock) y la malograda saga Pussy Galore; y a una gavilla de números
cedidos a múltiples compilaciones. Increíblemente, éstos son los únicos que en
vida difundiese el conjunto: tanto el Verano
2001 (Ensayo) EP como Rayobac
fueron publicados de manera póstuma (2005 y 2007, sucesivamente).

Miguel Uza se asemeja más a lo hecho en la segunda
etapa de su banda máter, pero de un modo bastante más accesible. Es como si lo
que de caótico e impredecible se había traído consigo la experiencia Rayobac de
su estadía en los abismos profundos del Ruido, se hubiera sedimentado del todo.
Las ondas sonoras que rebotan en el disco lucen sobrias, como enfatizando casi
sangrantemente la falta de ese ingrediente/elemento/componente que enciende la
pradera. Quizá sea que no se trata de una composición work in progress, como
pasaba en Rayobac.
No me malentiendas.
Éste es un correcto pitazo inicial. Tiene minutos que te levantan al menos una
ceja, como “Lo Más Cerca De La Paz”, la intensa “Todo Sigue Igual”, “CI-7499” (pinta
de out-take de la primera etapa de Rayobac) o las gemelares “Latidos En La
Sien” y “Días De Radio”. El músico ha conjurado el espíritu, pero en el proceso
y quizá debido a la prolongada para ha extraviado el sentimiento, ése que
convertía a la música de Rayobac siempre en la pesadilla de otros -y que
consiguiese estabilizar/contrapesar cosmos, caos, creación, destrucción,
belleza y horror feísta en el CD del 2007. Muy probablemente, será cosa de
esperar a que los motores largo tiempo apagados alcancen otra vez temperatura
de fundición.
Hákim de Merv
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