jueves, 4 de mayo de 2023

Laikamorí: △△△

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 26 de abril del 2023.)

¿Cuántas veces te has topado con músicas cuyas substancia y fragancia brotan y se derraman entre el moho y el éter, cuyas esencias irradian incandescentes luminosidades a pesar de yacer encerradas en capullos de cardenillo, cuyos pathê fluctúan entre el amour fou por la borrasca más impenetrable y la devoción en grado summum hacia la transparencia más inmaculada? Pocas, seguramente. Experiencias así no han sido frecuentes en el devenir de la música pop. Ni antes, ni ahora, ni -al paso que vamos- en el futuro.

Desde que empezó su existencia a inicios de la década pasada, el dueto Laikamorí se ha ido aproximando paulatinamente a ese ¿estatus? ¿limbo? ¿feudo aporético? Basta escuchar con algo de interés sus dos referencias anteriores al presente año para confirmar evoluciones sostenidas rumbo a esa zona liberada donde pocos se atreven a poner pie. No obstante, la ruta recorrida hasta ahora no había experimentado un salto dialéctico de la magnitud que el registrado por el recientísimo △△△.

Valgan verdades, qué travesía tan excéntrica la que propone Laikamorí con el output contenido en su segundo álbum, que se hizo esperar por espacio de un lustro tras el muy recomendable debut en largo. Música excéntrica y maravillosa, observando la costumbre del dúo de firmar canciones como extraídas de una realidad paralela millas distante -y también, como ya subrayé, la de realizar gambetas sustantivas respecto de discos anteriores. Pasó con Persōna respecto de °°°°°°° EP, y acaba de pasar con △△△ respecto de Persōna.

Música excéntrica y coherente. Es como si la obra del misterioso tándem peruano afincado en New York ganase mayor nitidez tras cada nueva entrega, sin abandonar las claves del esteticismo que abrazase tras su nacimiento. La consistencia/el espesor casi material del tejido que envuelve las creaciones de Laikamorí encuentra sólida refrendación en los diez temas de △△△. Lo mismo le acontece a la debilidad por el lo fi, sólo que este último se halla ahora esmaltado por una pátina de baja resolución que produce efecto similar a aquello que en el vaporwave se conoce como “glo fi” -un fulgor emocional más que real, cual si estuviera atrapado en ámbar.

El símil del renglón precedente no debe llevar a pensar en estatismo o quietud, empero. El Ritmo está más presente que nunca en la fragua del enigmático binomio, basculante entre la ascesis industrial (“Proto”, “Saqra”), el vendaval IDM (“Kháos”, “Codex”) y la gélida calidez synth (“Arka”) -aunque en última instancia tenga siempre al ambient por todo norte (“Oscurana”, “Replika”). Ello no contradice la adopción temporal que Laikamorí realiza de otros colores, destinados al acabado antes que a la columna vertebral de △△△. Así, “Replika” tiene de ambient, pero también de solemnidad darkie. “△△△” posee tanto de videojuego ochentero como de ethereal wave. Y el IDM de “Codex” comparte plaza con una indómita hibridación “psych” del vetusto post punk.

El saldo de este △△△ renueva, pues, la imagen de la ya célebre mancuerna. Es otra, y a la vez sigue siendo la misma. Con sus voces filtradas (“Kháos” es el único track en el que se escuchan vocales más o menos limpias), con sus escaladas y desaceleraciones de velocidad afinada, con sus secuencias fogosas (“Amok”), con el dulce florilegio de sus teclados, con sus arrullos y sus asperezas en constante reverberación (“Hypno”). Drone pop chisporroteante nimbado por la producción artística, como sucedía asimismo con Persōna, del inmenso Mario Silvania.

Este 2023, la carrera hacia diciembre ha empezado sin reservarse nada.

Hákim de Merv

No hay comentarios.:

Publicar un comentario