jueves, 25 de julio de 2024

Bosón De Higgs: Los Cuentos Espaciales

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 17 de julio de 2024.)

Por esos cortocircuitos sumamente insólitos que rara vez se producen entre interacciones varias online, supe de una banda de cuencanos que decidió debutar el año pasado con artefacto doble: Bosón De Higgs. Ni bien te empapas de info al respecto, las peculiaridades comienzan a saltar -el grupo proviene de Ecuador (país del que no me suelen llegar noticias relacionadas a la música pop contemporánea), su imaginario está profundamente marcado por la ciencia y esa ficción especulativa que ponderaba Harlan Ellison, el estreno tiene todas las trazas de ser un díptico conceptual a la usanza de los 60s y 70s...

Es un poco difícil acceder a Los Cuentos Espaciales. Aparece en Spotify, plataforma que no uso ni usaré nunca, y en YouTube sólo figura bajo la modalidad “playlist”, no “full album”. También se hace complicada su escucha para quienes no tienen los tímpanos encallecidos, ya que los norteños se encomiendan a un manojo de géneros de los cuales el más “joven” es el alternative rock de los 90s. Hard rock, space rock, progre y psicodelia son las otras constantes de que se sirve el output de Bosón De Higgs. Por suerte es el rock alternativo el llamado a revestir todas esas influencias con una pátina de relativa modernidad, como para que el viaje no rezume olor a naftalina, aunque de todos modos es ineludible hablar aquí de revivalismo.

El primer volumen de Los Cuentos Espaciales abre guiñando al clásico de Stanley Kubrick 2001: A Space Odyssey (1968). No puede entenderse de otra manera “Overtura (Así Habló Zaratustra)”, que ni bien finiquita da paso a aplicadas embestidas rock, consecuencia de muchas horas de ensayo; lo que les hace lucir además correctamente cuadradas. Sucede con “Rocket Scientist” (prog que se esfuerza por no parecer prog), con “Las Jaulas De La Ciudad” (denso hard rock bien concluido), con “Bosón De Higgs” (de agilidad elogiable), con “Vía Láctea” y “Agujero Negro” (ambos de ciertos matices oscuros que me hacen dirigir la mirada hacia los 80s). Flexibilidad, soltura y presteza, que no vetan episodios más lentos y/o de medio tiempo -“Supercúmulo De Virgo” y “Aurora Parte 1”, instrumentales los dos.

Para el segundo volumen, el panorama sufre algunas modificaciones. La más notoria es el amago de tour de force que Bosón De Higgs practica a través de sus siete pistas: si bien entretejidas, el entrelazamiento no es tan evidente como pudiera esperarse. Asimismo, los venerables/vetustos géneros a los que se ha aludido antes asoman más perfilados, sin el sesgo “modernista” ya de que el alternativo les nimbaba. El instrumental “Danza De Polvo Estelar”, por ejemplo, se presenta impúdicamente en todo su progresivo vigor. Otro tanto sucede con el heavy blues de “Vistazo A Tierra”. Pero si hay un estilo que destaca por la cantidad de veces que es invocado, ése es el hard rock, sobre todo el del primer Deep Purple -el que no le hacía ascos al space ni a la psicodelia. Su estela asoma bastante obvia en “Cometa Rex” o en “Macrobélico”. También aquí hay lugar para digresiones balsámicas, como “Sálvame” y la insular “Pálido Punto Azul” -no entiendo muy bien qué quisieron hacer los ecuatorianos en esta última, más allá de reciclar el homónimo discurso del recordado divulgador científico Carl Sagan.

La doble jornada de Los Cuentos Espaciales cierra persianas con el hard prog de “Aurora Parte 2 (Final)”, en registro raudo y contundente. Bautizo ambicioso. Muy lejos de naufragar, tampoco es del todo logrado. Tratándose de una puesta de largo, tiene un nivel aceptable. Y, cómo no, cosas por enmendar. En contadas ocasiones, el hándicap de la laaaaaaarga duración de un CD puede contrarrestarse/revertirse a favor del combo. Éste podría ser el caso, ya que si decidimos meter todos los tracks en una sola rodaja, espacio  no  va  a  faltar. Su separación  en  dos  partes,  por  contraste,  parece  confirmar  la teoría de díptico conceptual -el vasto universo que nos circunda, sus visiones ensoñadoras, sus escenarios dantescos. Ningún esférico recibe nombre específico, sin embargo, como se estilaba antaño. En fin, estreno a tomar en cuenta para futuras referencias, lleno de elementos armónicos y melódicos; el del quinteto integrado por los hermanos Danny (bajo, voces) y Paul Galán (guitarra, voces), Fernando Marín (batería, percusiones varias), Esteban Cañizares (guitarra, voz principal) y Jorge Pezantes (su intensa performance en teclados lo hace el más interesante a seguir).

Hákim de Merv

jueves, 18 de julio de 2024

Maribel Tafur: Ultranatura

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 3 de julio de 2024.)

Sin mucho aspaviento ni revuelo, Maribel Tafur ha colgado el 18 de abril lo que debe considerarse su primer largo solista en sentido estricto, una treintena de meses después del magnífico 2106 EP -hasta hace poco, última referencia publicada por la hija de los recordados Maryna Pastor y Jorge Tafur.

Con una ejemplar carrera a cuestas, que incluye experiencias como las de Valium, el emprendimiento propio Intune, Budapest y la reconversión ambient de algunas canciones del recordado programa infantil Nubeluz; la joven multi-instrumentista se adentra en las comarcas del sound art y del landscaping electrónicos durante los más de 48 minutos que se prolonga el recién estrenado Ultranatura. No por vez primera: si bien el extended enrutaba parcialmente las composiciones de Tafur hacia esos exactos vericuetos, el nuevo título se derrama por completo en esas direcciones.

Diez tracks de tenor ambiental, muy ocasionalmente lo fi, materializados en lo que parecen ser paisajes naturales costeros o al menos próximos a manantiales y espejos acuíferos, fecundos en sonoridades pedales y decorados con motivos como extraídos de grabaciones de campo -he ahí las diferencias respecto de 2106 EP. Diez surcos de hídricas texturas minimales, partícipes de una contemplativa naturaleza fluida/circular, abordadas sin descanso por el pálpito sedante y armonioso de un ambient ¿líquido? ¿irreal? ¿límpido? ¿utópico?, que invitan al dulce sosiego y a la meditación más primordial -he ahí las similitudes.

Aludía unas pocas líneas atrás al recurso de ornamentaciones fundamentadas en lo que bien cabría catalogarse como grabaciones de campo. Trinos y gorjeos de aves canoras varias se dejan escuchar en cortes como “Alacant” y “La Albufera Y La Isla De Taquile”. El golpeteo de la lluvia precipitándose sobre lo que acaso es un bosque tropical (“Mineral Manifest”) o los tumbos de plácidos caudales que corren sin prisa hacia insospechados destinos (“Outscape”), son también de la partida. Aunque complementarios, ni siquiera éstos son tan protagónicos como la incesante voz del “conductor universal”, que copa explícita o sutilmente una grandísima parte de la extensión del álbum.

Pulso firme y decidido el que pone en juego Maribel para este Ultranatura, que a algunos/as les puede sonar un tanto excesivo. Quizás sí: dos pistas menos hubieran reportado un mayor coeficiente de cohesión, dada la dispersa y elongada personalidad del volumen cualitativamente hablando, a diferencia de la concisión y de la emotividad despachadas a través de 2106 EP. Detalle menor: con temas de menos o con todos ellos, la estupenda manufactura de este acetato enfatiza a toda hora el flexible/terso carácter emocional de obra y autora.

Hákim de Merv

jueves, 4 de julio de 2024

Emputados: Vol. 1

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 26 de junio de 2024.)

No por previsibles/esperables, dejan de ser menos insólitos algunos de los frutos que sigue rindiendo el circuito nacional de escenas independientes. No sé, tal vez no sea cosa de haber avanzado unos cuantos escalones evolutivos desde los 80s y 90s. Quizás sea un tema de conexión/vínculo primordial. Y qué más primordial que hurgar y empatizar, a tal fin, entre y con los géneros menos complejos.

Ése es el caso de Emputados, combo integrado por Daniel Ybarra (guitarra), Joao Lumbre (batería), Rolando Acosta (voz) y Willy Montalvo (bajo). Todos ellos residentes en la capital, estos manes se juntan durante el invierno del ‘23, y publican su primer registro a comienzos de abril del presente bajo el escueto nombre de Vol. 1. Como corresponde a su naturaleza punk y hardcore, este primer paso apenas rebasa los 11 minutos de extensión, encajando más como un extended play que como un mini-álbum propiamente dicho. Los músicos, no obstante, prescinden de la nomenclatura “EP” en el título.

Estilísticamente, es harto improbable que las hordas que aún reivindican los postulados del apocalipsis ‘77 puedan ofrecer algo novedoso, sean éstas de ascendencia hardcore o punk. La opinión, empero, no equivale por fuerza a aseverar que todo esfuerzo proveniente de aquellas coordenadas nazca condenado a la ruina y a la extinción tempranas. Porque es cuando pones en juego todo lo que tienes en el centro de la caja toráxica, que las viejas enseñanzas del “do it yourself” reverdecen laureles. Y, como sucedía con el pelotón de bandas participantes en la respondona compilación The Infernal Sounds From Peru: Compilado Thrash/Black/Grind/Noise/Crossover Volumen 1, es evidente que Emputados rebosa por los cuatro costados esa sangre roja, furiosa y adolescente que sacude al tejido muscular miocárdico como sólo ella puede.

Once minutos y monedas de los más airados y rabiosos que he escuchado en los últimos meses, junto al aludido panorámico curado por Entes Anómicos. Áspero hardcore de contundencia vertiginosa, con espacio para malabares de las baquetas (“Ira”), y una eléctrica que cumple su rol a la perfección, incluso cuando el cuarteto despeja los cielos y le deja resplandecer en toda su magnificencia wah-wah (“Mientes”). La furibunda verborrea que morphea líneas de lo más incendiarias, por lo demás, está a la altura de la denominación que el grupo ha escogido para sí. Cualquiera de sus acometidas puede ejemplificar esa cualidad: “Sin Oportunidad”, “Bastardos”, “Un Día De Furia”...

Puntual brevedad, biliosa iracundia, vehemencia gritante y emputada; características todas que han  presidido  el  alumbramiento  de  Vol.1. Se merecen  algunos  pulgares  arriba  estos jovenazos -donde más se evidencia que todavía lo son es en sus muestreos: el personaje de Vaas Montenegro del videojuego Fan Cry (“Pastillas”), Bruce Wayne en The Dark Knight Rises (2011) (“Hacia El Ascenso (Lázaro)”), un “audio subliminal” deslizado en el programa Radio Conexión LATAM (“Sin Oportunidad”).

Hákim de Merv