domingo, 13 de diciembre de 2020

When The Music Is Hotter Than Girls I Am The Kosmos

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 23 de septiembre del 2020.)

Fecha consuetudinaria en que el mundo andino conmemora anualmente el Inti Raymi, se eligió el pasado 24 de junio para subir a la respectiva cuenta BandCamp When The Music Is Hotter Than Girls I Am The Kosmos, desaforada recopilación con que SuperSpace Records celebra las cien primeras referencias de su catálogo. Logro a encomiar por donde se le juzgue, al tratarse de una label autogestionada con el ojo (casi siempre) puesto en las músicas que crecen en lo que aún puede considerarse los extramuros del pop contemporáneo, sean éstas de procedencia nacional o extranjera. 

Para festejar como se debe, Wilder Gonzales Agreda -solitario gestor del sello y músico/no-músico vanguardista enfrascado más de 25 almanaques en tenaz labor francotiradora- ha hecho acopio de cuarenta tracks. A través de este corpus, repasamos la historia de la escudería fundada en el 2003; tanto en sus capítulos más recónditos -los ígneos panorámicos Colorea Tu Alma (2007), Las Estrellas Están Tan Lejos... (2004) y Caminando Sobre Nubes (2006), el split La Vida Futura (de Leni Vor y The Electric Butterflies, 2005) o el 4-Way CD Izados (2006); entre otros- como en sus jornadas más ruidosamente memorables. Estas últimas, justo es puntualizarlo, no son escasas: Tutamanta (2018) de Brageiki Vega, Scala Mega Hertz (2016) del propio Gonzales Agreda, Amarillo EP (2016) de Kyleran, Indiferente (2007) de Pastizal, el muestrario colectivo Fósiles De Futuros Lejanos (2015), Na (2016) de Ishishcha...

No queda en When The Music..., pues, lugar para material inédito. Tampoco hay razón para echarlo en falta. La extensión de esta suerte de box set divisible en cuatro rodajas es tan enorme, que difícilmente el escucha promedio estará familiarizado con cada uno de los temas que le componen. Cien lanzamientos no es moco de pavo, ni siquiera para quienes seguimos de cerca las correrías de la plataforma norconeña -que en este complicado 2020 se ha mantenido más que activa, editando proyectos peruchos de reciente data (DRX, Habø) y actos foráneos de cierto kilometraje (el moscovita Mon, la penquista Lía Nadja, el donostiarra Pablo Casares). Sin coercer la libertad de cada quien de concordar o disentir sobre la disposición de las pistas, y su consecuente fluidez (o falta de ella), la selección de Gonzales Agreda ilustra el universo de variables estéticas fatigadas en el curso de diecisiete años; con la fortaleza de voluntad que cultiva sólo quien ama verdaderamente la Música y los principios que ve reflejarse en ella. 

Arte sonoro experimental que, empachado de neopsicodelia (Pastizal, New Lands, Leche Plus), se purga invocando a Suicide (DRX). Indie eclipsado de post punk (Post Galazer) que se metamorfosea en electrónico autismo dance (Julio Cafarena). Shoegazing a pasos de convertirse en bliss pop (Fractal), evaporado ante el atropello de beats en clave Detroit techno (Kyleran). Post rock vernáculo (Brageiki, Ishishcha), cuyas hélices le impelen hacia el minimalismo glitch (Juan Araneda). Digitalismo aislacionista (WGA) derivado de etéreo lo fi (Jay Rivers)... El compendio araña las cuatro horas de duración sin agotar ni las posibilidades tonales ni los invitados de lujo: Orange Cake Mix, Antártika (o el desaparecido Cocó Ciëlo versioneando el “Pale Blue Eyes” de Lou Reed), Colortone Library, Avrocar, The Failed Nasa Experiment...

Con el arribo al centenar de títulos, los pistones no han dejado de golpear en la factoría de SuperSpace Records. Agrupando en torno suyo a un importante sector de las huestes de avanzada en la escena independiente nacional, todas ellas herederas de las lecciones que impartiese Crisálida Sónica en los 90s, la discográfica mantiene izadas las velas. Ya han visto la luz tras When The Music... los nuevos esféricos de Isocaos y de Paruro, así como el debut en regla de Norvasc, y se anuncia la salida de otros discos en el tramo final del año. Pese al esfuerzo del camino recorrido y a la satisfacción del trabajo realizado -imposible negar que, en conjunto, la nómina ha ofrendado elementos identitarios a la fisionomía del pop contemporáneo nacional que se mueve allende el espurio mainstream peruano-, todavía queda mucho por hacer. Laudos.

Hákim de Merv

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