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jueves, 14 de marzo de 2024

Bahía Mansa: Patagonia // Laktik: Astra

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 6 de marzo de 2024.)

Retorna a esta palestra uno de los proyectos más cálidos y queridos que surgiese en los circuitos independientes mapochos afines a la experimentación sonora con posterioridad al cambio de siglo. Me refiero a Bahía Mansa, que tras el breve aperitivo de Atavismos (4/23) confeccionó en esa misma línea el mini-álbum Patagonia, estrenado en la recta final de diciembre pasado.

Una de las características que ha ribeteado los esfuerzos del alias de Iván Aguayo, acaso la más identitaria, es su singular conexión casi devocional con el Agua. A tenor del uso prácticamente exclusivo de instrumentación digital, la música de BM se las ha ingeniado para mantener un alto nivel de cohesión en su tersa duermevela, sin renunciar a lienzos que se dilataban tanto como sus propiedades hipnagógicas. Las cotas de ionización exhibidas en Botánica Del Olvido o Boyas + Monolitos manteníanse bajas a despecho de la emotividad que estas obras transmitían, y su capacidad reactiva era contenida por la líquida densidad de su estética ensoñadora.

Este rasgo distintivo se ve matizado en Patagonia. El sureño asevera que el principal combustible del trip es su interrelación con la Naturaleza en los viajes realizados a la Patagonia chilena, leitmotiv análogo al de Costa Documental (‘22). La fascinación por mares, océanos, ensenadas, glaciares; se sostiene en el mini-LP, sólo que en cantidades más mesuradas. “Aves Imaginarias”, por ejemplo, evoluciona en derredor de un minimal efecto de iterativo goteo tintineante. Algo similar ocurre con “Bocatoma”, donde la lluvia es más perceptible, entre texturas dub y ecos de reminiscencia precolombina.

Por contraste, “Efecto Rayleigh”, “Calafate” y “Muelles” son cifradas manifestaciones de un ambient que tiende a concretarse mejor al vagabundear sin la prisión que comporta la gravedad. En ese sentido, a estos surcos y a sus pares se les siente más próximos a un estado gaseoso que a uno líquido -los blips & clips de “Muelles”, el cardíaco latido de “Efecto...”. Producto de esta conjunción de elementos, la síntesis de Patagonia da vida a una pluviosa electrónica “easy-listening”, tanto por impresión acuosa como por falta de nitidez -lo último me faculta a mencionar la otra gran constante sonora devenida aliada de Bahía Mansa: la Baja Fidelidad.

El título cierra con un díptico que condensa los descubrimientos centrales de la interacción entre las diversas instancias que Aguayo cubiletea. Mientras que “Nodal” invisibiliza la síncopa gracias a atmósferas neblinosas atravesadas por arreglos muy bonitos de teclados/sintetizadores, “Nodal II” controla el géiser de ruido binario convirtiéndole en mullido colchón sobre el que contemplar sedantes paisajes de una irreal sublimidad. Aunque me siga gustando más la fase de Bahía Mansa en que se creaba a imagen y semejanza del H₂O, esta nueva etapa no deja de lucir, por distinta, menos prometedora.

Después de algún tiempo, revisito los bytes de Poxi Records, hogar de actos como Hablemos Del Alma, Estriba, Talismán y Laktik. El aluvión de combos independientes latinoamericanos aparecidos en el último lustro no me ha permitido darme espacio para revisar la nómina de esta interesante label santiaguina, y de a pocos son ya varios los calendarios que llevo sin acopiar noticias suyas.

Las cosas van muy bien para los principales animadores del catálogo, algunos de los cuales serán objeto de comentario más adelante. Por ahora, me limito a escribir sobre Laktik, que se tomó un prudencial sabático entre Isopropyl (‘20) y Magnetismos (‘22), siendo este último registro acreditado al seudónimo inexistente de Prácticas Magnéticas y subido efímeramente durante el año de la Pandemia. También es el cassette en el que Laktik comenzó a metamorfosearse: si antes el rollo del unipersonal de Lucas Soffia se alimentaba principalmente del synth pop, dosificándole hasta llegar a drásticos mínimos históricos, a partir de Magnetismos se patentiza un creciente interés por el ambient pop y por el vaporwave. Ambas variables, además, se llevan de maravillas con el perfil más asociado a la factoría Poxi -otra vez, el lo fi.

Liberado en enero, Astra se concibe dentro de la crisálida que construyera en torno suyo Magnetismos. En cortes como el excelente “Fantasía” (single adelantado a fines de octubre último con “Derrumbe” como lado B), “Cuerpo Sintético” o “Restricción Vehicular”, compruebo que el synth y variantes -synthwave, minimal synth- aún integran parte considerable de la retórica Laktik. Ésta, sin embargo, se halla inequívocamente enfilada hacia el ambient de pedestres espirales y cascadas, hacia el cromatismo glo fi consustancial al vaporwave. “Chant Down Babylon”, “Derrumbes”, “Hypnotizado” y “Techumbres” son elaboradas muestras de ese muzakcore nebuloso, de esa radiación infrarroja típica del género que llegó a la mayoría de edad de la mano de Macintosh Plus.

De otro lado, que en piezas como “Fantasía”, “Restricción Vehicular”, “Galáktica” y “Cuerpo Sintético” haya un mayor énfasis synth no las hace inmunes al influjo del omnipresente vaporwave. La bruma brillosa, el crepúsculo perenne, los ecos fantasmales de otros pasajes de la cinta, los empantanados tremores semiacústicos; acaban por darle homogeneidad a esta jornada -si la memoria no me falla, la primera en que Soffia se decide a coger el micro para ofrecernos las primeras canciones en el repertorio de Laktik, e igualmente las primeras veces en que utiliza sonidos vocálicos no sintagmáticos a guisa de fragmentos insertados en números netamente instrumentales.

Muy relevante experiencia del individualista austral. Parece quebrarle y esparcirle en varias dimensiones más o menos equivalentes entre sí, pero reunificarle también al hacerle vibrar a una misma intensidad, a un mismo toque de diana, en un mismo espacio.

Hákim de Merv

jueves, 14 de febrero de 2019

MF1914: Todo Es Parte De Todo Y Todo Se Desvanece En El Aire // 16 Bits: El Mundo Acaba Contigo // Lego 12: Yoru No Tori // Miguel Uza: Miguel Uza

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 6 de febrero del 2019.)

LOS DISCOS PERUANOS DEL 2018 QUE NO ALCANCÉ A RESEÑAR (II)

En una realidad divergente, con un país bastante más civilizado, que honrase la corajuda y talentosa escena independiente que abriga; el esquivo alias de Jean Bastian estaría protagonizando una polémica de sesgo taxonómico a raíz de su segunda entrega, Todo Es Parte De Todo Y Todo Se Desvanece En El Aire (2018). ¿Es vaporwave? ¿Ambient synth? ¿Vaporsynth? ¿Vaporpunk -nunca lo mismo que steampunk-? ¿Qué es?

A Propósito De Flores, ¿Y Dónde Están Los Poetas? (2016), que anunciaba un giro hacia la estética creada por Macintosh Plus en su crucial Floral Shoppe (2011), no (me) bastó para calificar a MF1914 como abanderado nacional del vaporwave. Todavía se validaba allí mucho de lo que el limeño articulase en los días synth de su entré absoluto, Canciones Cortas Para El Próximo Verano EP (2015). A Propósito..., además, fisuraba ocasionalmente esas hegemonías injertando implosivas digresiones de drum’n’bass y house trap (¡...!).

Aunque los tiros parecían dirigidos a profundizar la novedad del album del ’16, avalados por la participación de Bastian en el Lego 11: Vaporwave (2018) de Chip Musik, lo concreto es que MF1914 ha perseverado en sostener la equidad de su primer round -depurada y radicalizada, por cierto. Todo Es Parte De Todo... viene antecedido por una declaración de intenciones de la que no gozó su antecesor. Escribe el capitalino: “...es un disco conceptual inspirado en la cultura cyberpunk (Blade Runner, Ghost In The Shell, Animatrix, Akira, Lain, etc). Disco donde trato de encontrar mi propio significado de lo que llamo VIDA. Un viaje sonoro con diferentes caminos pero con un solo final. Fundirme con todos los que son y han sido”.

Tal cual dos años antes, el vaporwave y el synth siguen dividiéndose el protagonismo en la música de MF1914. Canales como “72826”, “Segundo Acto”, “Actualización” o el breve “Sólo Después Será Lo Que Es” desencajan su ensamblaje synth para asimilar fogonazos vaporwave. El reverso de esta mecánica adviene en cortes como “Sint-Ética”, “Todo Es Parte De Todo”, “Materia En Movimiento”, “Todo Se Desvanece En El Aire” o “Cierre”; prologada esta última por el diálogo entre Eldon Tyrell y Roy Batty, personajes de la inmortal Blade Runner. Ya que el film de Ridley Scott es aludido nuevamente, conviene precisar que casi todos los referentes citados en el párrafo anterior cuentan con al menos dos décadas de antigüedad. El cyberpunk está, por ende, lo suficientemente integrado a la cultura pop contemporánea como para permearse a nuevas invenciones de la misma laya que la del vaporwave. Menos mal.

“Vaporsynth” es el término que mejor resume a MF1914. A ello suma una circunstancia que aún no subrayo. Tú, que ya has escuchado el disco, ¿te has dado cuenta de lo vaporwave que suena Bastian sin recurrir a los samples marca 80s de rigor, salvo por el que acabo de acotar?


Las diversas coyunturas de fin de año, que comienzan a erupcionar desde fines de octubre, tienden a jugar contra algunos lanzamientos independientes invisibilizándoles. Así sucedió en noviembre del 2018 con El Mundo Acaba Contigo, estreno formal de los trujillanos de 16 Bits. Digo “formal” porque los norteños tienen un split single virtual con Kill Amigo, lanzado en febrero del 2017, en el que acomodan “Rebecca Sugar” (nada disimulado tributo a la creadora de la serie animada Steven Universe) y “Gameboy RIP”.

16 Bits es un nombre que confunde. Apenas lo escuchas mentar, piensas en un proyecto electrónico. Nada más falso. El quinteto compuesto por Kevin Pantoja (guitarra), Mateo Novoa (guitarra), Giancarlo Díaz (voz), Alonso Castillo (batería) y André “Y Punto” (bajo); se ha condensado bajo los mismos parámetros de nombres como Mundaka y Almirante Ackbar. En el imposible árbol genealógico de la movida peruana, esa afinidad les sitúa al interior del pop/rock de dominio indie.

Las canciones de El Mundo Acaba Contigo se sienten cómodas pisando el acelerador (“Ónix”) o prescindiendo de hacerlo (“Súpermariosunshine”). Sobre todo las primeras son alegadas por el grupo para hablar de una ascendencia pop punk, pero honestamente poco o nada me suena 16 Bits a Billy Talent y similares. Sí devienen en flagrantes, en cambio, las influencias del manga/anime y de la gamer culture; tanto en las letras de las canciones como en la mayoría de sus títulos. A los ejemplos indirectamente dados, pueden agregarse “Perdóname Yoshi”, “Toriel” (“Contemplar Cómo Caes, Te Encuentro En El Momento/Se Siente Que Esto Va A Ser Eterno”), “Nueva Partida”, “Rebecca Sugar” (“Estuve En Una Guerra Mucho Tiempo/Ya No Quiero Estar Acá”), “Multiplayer”, “Cadena De Memorias” (“Me Despierto Con Fantasmas En Mi Mente/Son Los Recuerdos De Un Pasado Diferente”) o “Starfox”.

Tres estrellas de cinco posibles para este esfuerzo adecuadamente balanceado, salvo y para bien por el rush final, ése que arranca con “DK Bajo La Lluvia”.


Pese a haber sido significativa porción constitutiva de su identidad desde un inicio, es cierto que de un tiempo a esta parte Chip Musik había dejado un tanto de lado la publicación de material en la senda del shoegazing (y de su estado larval, el dream pop). La discográfica salda esa deuda con un díptico del que selecciono para la disección su segunda mitad, en el marco de su ya célebre serie de compilaciones.

La norma en Lego 12: Yoru No Tori (2018) es, pues, el shoegazing. Como estila hacer ChM, la prioridad la tienen los tracks nuevos, o en todo caso inéditos -criterio no excluyente: los hermanos chilenos de Seatemples colaboran con “Seaweed”, pauteado en su puesta de largo Down Memory Lane (2017). Lego 12..., ergo, tampoco redunda en la autarquía. Hay gente de Japón (In Another North y Collapse), de Inglaterra (Light That Change), de Rusia (Shoe Shine Six). Incluso hay agrupaciones binacionales, como los greco-canadienses The Pink Elephants y los suizo-usamericanos The Churchhill Garden. Antaño inconcebibles, gracias a que Internet empequeñeció las distancias las colaboraciones entre antípodas hoy son cosa común.

Peculiaridad a remarcar: los créditos peruanos, que sólo participan con pistas inéditas/nuevas, en más de una oportunidad se asocian entre ellos para tal fin. Soma es el caso más notorio, estampando su rúbrica en “Despertar”, “Tus Sombras” y “Desde La Lluvia”; al lado de Norvasc, Absi y Ionaxs, respectivamente. Ionaxs, por otro lado, no figura en solitario -pero su impulsor, Jorge Rivas, lo hace como Puna a través de “Abies Alba” y de la infinita “Labriegos De Ensueños”.

Es el de ...Yoru No Tori un registro muy bonito y ensoñador, de cabo a rabo. Hasta no habituales del género, como el individual ambient pop Polvos Azules de Giancarlo Samamé (fugaz “Hinku”), no desentonan con el espíritu del plástico. Esto, porque el shoegazing de ...YNT, tributario de Airiel, Fleeting Joys, Air Formation y sucedáneos; no excluye tenues coloraciones digitales. Si este verano no fuese tan lacra, el díptico, y más aún su segunda mitad; sería el soundtrack a escuchar mientras el sol termina de zambullirse en el océano (lástima que el gringo esté tan ladilla).

No veo la hora de reproducir a renglón seguido el Lego 13: Tsuitachi No Tori.



Con el debut homónimo de Miguel Uza (octubre del 2018), por fin puede afirmarse que todos los integrantes de la formación clásica de Rayobac al menos tuvieron un episodio ligado a la Música tras el deceso del recordado combo. El de Valentín Yoshimoto fue su perdido Mañana EP (2010). Carlos García a.k.a. Carlangas a.k.a. Zetangas tiene ya cuatro trabajos editados, sin contar una recopilación de melodías fechadas entre el 2000 y el 2002 (disponible en SoundCloud), y se halla en preparación del quinto. Y Ernesto “Neto” Pérez ha sido por luengas temporadas el baterista más rankeado/solicitado del circuito underground perucho.

¿Y qué era exactamente Rayobac? Más allá de la discusión sobre si es válido o no considerarle seminal, fue una buena banda a la que aún hoy se echa de menos. Tomó forma a fines del 2000, siendo su primer line-up Zetangas (quien venía de Electro-Z, guitarra y osciladores)/Uza (guitarra)/Yoshimoto (guitarra)/Francisco Melgar Wong (batería y voz; nótese la ausencia escrupulosa del bajo). A mediados del 2001, Melgar es reemplazado por Neto Pérez en la teba y por Uza frente al micrófono, dando lugar a la alineación más perdurable.

Como también pasó con Las Vacas De Wisconsin, el Destino fue ingrato para Rayobac, que después de quedar reducido a trío por la partida de Uza a España a principios del 2004 se desintegra al finalizar ese mismo año. Su legado se reduce al EP casero de temas originalmente intitulados, que documenta una primera etapa con la voz de Melgar en que predominan tonadas a lo Mogwai (post rock) o Yo La Tengo (indie); al epónimo debut y despedida de resuelta semejanza con el Sonic Youth más osado (noise rock) y la malograda saga Pussy Galore; y a una gavilla de números cedidos a múltiples compilaciones. Increíblemente, éstos son los únicos que en vida difundiese el conjunto: tanto el Verano 2001 (Ensayo) EP como Rayobac fueron publicados de manera póstuma (2005 y 2007, sucesivamente).

Uza grabó en el Perú, en el 2017. El guitarrista contó con la complicidad de todos sus ex compinches (la eléctrica de Zetangas en la kilométrica divagación de “Soundcheck #2”, las secuencias de Neto en “La Teoría De La Omisión”, la labia de Yoshimoto en “Dan y Nancy”), y aún de habitantes del entorno de Rayobac (Pablo “Kaboogie” Gotto en bajo, guitarra acústica, guitarra eléctrica, mini moog y coros; Santiago Pillado-Matheu de El Hombre Misterioso en batería). Después de volver a España, a Barcelona para ser exactos, lanza el disco vía BandCamp -precediéndolo de los singles “Latidos En La Sien” y “Dan Y Nancy” (ambos recogidos en el estreno).

Miguel Uza se asemeja más a lo hecho en la segunda etapa de su banda máter, pero de un modo bastante más accesible. Es como si lo que de caótico e impredecible se había traído consigo la experiencia Rayobac de su estadía en los abismos profundos del Ruido, se hubiera sedimentado del todo. Las ondas sonoras que rebotan en el disco lucen sobrias, como enfatizando casi sangrantemente la falta de ese ingrediente/elemento/componente que enciende la pradera. Quizá sea que no se trata de una composición work in progress, como pasaba en Rayobac.

No me malentiendas. Éste es un correcto pitazo inicial. Tiene minutos que te levantan al menos una ceja, como “Lo Más Cerca De La Paz”, la intensa “Todo Sigue Igual”, “CI-7499” (pinta de out-take de la primera etapa de Rayobac) o las gemelares “Latidos En La Sien” y “Días De Radio”. El músico ha conjurado el espíritu, pero en el proceso y quizá debido a la prolongada para ha extraviado el sentimiento, ése que convertía a la música de Rayobac siempre en la pesadilla de otros -y que consiguiese estabilizar/contrapesar cosmos, caos, creación, destrucción, belleza y horror feísta en el CD del 2007. Muy probablemente, será cosa de esperar a que los motores largo tiempo apagados alcancen otra vez temperatura de fundición.


Hákim de Merv

jueves, 5 de julio de 2018

Lego 11: Vaporwave Perú

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 27 de junio del 2018.)

En el curso de siete calendarios (la primera entrega data de julio del 2011), Chip Musik ha convertido a la serie ‘Lego’ en su mejor carta de presentación. Si bien lento, el proceso de refinamiento fue además paulatino e inexorable: los cuatro primeros episodios recopilaban a mansalva creaciones sonoras de artistas afines a la estética digital de la netlabel o pertenecientes a su nómina, pero luego cada nueva publicación serial se concibió al interior de una perspectiva temática. La clave de su vigencia/valía radica en que dicho enfoque ha manejado, según ocasión y circunstancias, diversos criterios -algunas veces geográficos, algunas veces estéticos, algunas veces “confrontacionales” (remarcar comillas, por favor) e incluso alguna vez de género.

En no pocas oportunidades, esos criterios se han fusionado. Así, mientras los Legos 5 y 9 ilustraron respectivamente asonadas electrónicas experimentales de Francia y de México (Michoacán, en concreto), el Lego 7 fue un saludable tête a tête entre agrupaciones colombianas y peruanas. En tanto, jornadas como las de los Legos 6, 8 y 10 giraron -también respectivamente- en torno a músicas “menos ruidosas”, a experiencias en espacios comunes con proyectos de registro diferente al de la casa, y a féminas de todo el orbe capaces de elaborar tanto ruido como sus pares varones.

Para este 2018 (junio), Chip Musik estrena Lego 11: Vaporwave Perú. Tal cual indica su título, la intención ha sido organizar una recopilación que eche luces sobre la escena nacional de vaporwave, un ¿género? electrónico del nuevo siglo sobre el que en estos bytes ya se ha abundado con generosidad. Tarea nada sencilla: sí existen exponentes locales, pero se mueven en un circuito muy pequeño, además de bastante subterráneo y autárquico; debiendo los responsables de la discográfica invocar la asesoría de David Izquierdo (Babefake) y Marco Luján (27 U H F) para llevar a buen puerto esta interesante iniciativa.

Aunque el vaporwave permite el uso de voces, éstas provienen casi sin excepción de sampleos, por lo que no es incorrecto hablar de instrumentales. Son dieciocho los de este disco, repartidos entre diez individualistas. De éstos, conozco a seis, pero discrepo con la convocatoria de uno de ellos; por no ajustarse del todo a la definición que manejo del ¿género?, antes que por querer negarle méritos propios. Me refiero al acto cuzqueño Wiracocha -los demás son コダック KODAK, Miyagi Pitcher, 27 U H F, Babefake y MF1914 (este último es más un híbrido vaporsynth). Los cuatro restantes, novedad para mí, son Etherealust, Philko, Pangea Sonido e Ivbo.

Al ser la suya una estética que trasciende hacia múltiples capas de la cultura pop contemporánea, en pocos años el vaporwave se ha ramificado en ¿subgéneros?/¿microgéneros? como el mallsoft, el dreamwave, el future funk y el hypnagogic. De todos ellos, Lego 11... parece centrarse en el mallsoft y en el future funk, si bien esto puede considerarse consecuencia de las cepas que nuestros créditos han escogido conscientemente cultivar. El primero sirve para rotular a combos que sólo buscan emular las intenciones decorativas del muzak de ascensor y supermercado. El segundo ayuda a describir tracks articulados alrededor del groove del sampleo escogido, mayoritariamente extraído de algún hit célebre o perdido de los últimos 70s o de los primeros 80s.

Si las divisiones entre estas etiquetas no llegan a ser del todo tajantes en el vaporwave, menos lo son en este artefacto. Pese a que algunos unipersonales puedan ubicarse en tal o cual marbete, se mantiene cierta permeabilidad hacia aportaciones de otros lotes del barrio. Allí están, por ejemplo, “KG 83” de Philko y “ライブ Experience (27 U H F Remix)” de Babefake. Mientras el primero empieza a lo future funk para luego convertirse en mallsoft, al adaptar su ritmo a la línea de bajo sampleada de “Too Shy” (el éxito de Kajagoogoo de 1983, de ahí la denominación), el groove del segundo no llega a ser lo suficientemente funky como para dejar de ser un híbrido entre ambos ¿subgéneros?

Más tirados para el mallsoft, figuran “Sutti Karu” de Ivbo, “レユニオン . ®” de コダック KODAK y “De Javu” de Etherlust. El mismo コダック KODAK, con todo, se muestra más future funk en los otros cortes con que colabora, “ ” y “ラウンジ の夢 1 9 8 4”. A éstos hay que sumar, precisamente por el lado del future funk, a “Hikitsukeru” de Miyagi Pitcher y a “笑う方が良いです” de 27 U H F (que sintomáticamente samplea “Es Mejor Reír” de los Rollets, dúo adscrito a la saga New Juggler Sound y acaso el único grupo peruano que hizo música disco cuando ésta estragaba el mundo entero).

Medianamente alejado de uno u otro cajón, también hay un puñado de temas que intenta ceñirse a la ¿pureza? original del vaporwave. Éstos son “シンパシー” (Babefake), “Nozomu” y “Sakkusu Sōsha” (ambos de Miyagi Pitcher), “Sunset Basa” (Philko), “SΔnFrΔn '82” (inclinándose un poco hacia el mallsoft) y “T3L36U1Δ📼” (inclinándose un poco hacia el future funk, ambos de 27 U H F). Como se ve, las fronteras tienden a ser sólo nombres en el vaporwave: un mismo individual puede meterse a practicar varios ¿subgéneros? a la vez, y hasta un mismo surco puede participar de todos ellos al mismo tiempo.

Puntos adicionales para la recopilación por incluir material de difícil acceso. Quien haya tenido la suerte de escuchar, antes del Lego 11..., los discos de 27 U H F (Nostalglitch y Eternal Sunset), Wiracocha (Qhapaq Ñam, 2016) y MF1914 (A Propósito De Flores, ¿Y Dónde Están Los Poetas?, 2016); no puede dar fe de conocer previamente sino la cuarta, tal vez la quinta parte del lanzamiento. El resto del programa, o ha visto la luz en sitios tan underground que casi calzan con lo que entendemos como “Deep Web”, o aparecen por primera vez aquí -carne fresca a degustar y devorar.

Pondero la colaboración de Pangea Sonido por provenir su sampleo de un sonido al que pocas veces -o ninguna- prestan atención los músicos de vaporwave, ni siquiera en esta parte del globo: la chicha.


UPDATE

No deja de sorprender la triple intervención de Miyagi Pitcher en Lego 11...: Nymph EP y Okuraseru (2017 ambos) parecían dejar bien en claro que MP se alejaba irremediablemente del vaporwave practicado en el debut Blonde (2015) y en Honey (2016). Su inédita tríada para el decimoprimer capítulo de la serie ‘Lego’ lo trae de vuelta al redil.

Hákim de Merv

miércoles, 14 de junio de 2017

MF1914: A Propósito De Flores, ¿Y Dónde Están Los Poetas? // Taneli Lucis: Taneli Lucis EP // Santos Matta: Marchant Du Sel (EP)

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 8 de marzo del 2017.)

Días antes de que se acabase el 2016, me enteré por casualidad de que MF1914, unipersonal de Jean Bastian aparecido en el 2015; acababa de lanzar su primer largo. Había escuchado ya el extended debut, Canciones Cortas Para El Próximo Verano (mismo año): tres temas que no se adscribían a ningún género electrónico en particular, sino que corrían en un plan 90s algo diletante. Un poco a la manera del ¿desaparecido? acto arequipeño Delay Tambor -que homenajease con su nombre al fabuloso artefacto de remixes de Silvania​ (1995), y que luego de un homónimo EP de tres pistas (2009) no ha vuelto a dar señales de vida. Claro que se notaba en MF1914 una inclinación a aperturarse a los sonidos sintéticos del nuevo milenio, a diferencia de DT (que era más “old school electrónica”).

A Propósito De Flores, ¿Y Dónde Están Los Poetas? (2016) ha dado ese paso adelante en dirección del vaporwave, sin dejar atrás esa actitud que en la jornada anterior acercaba a MF1914 al synth noventero. Esta suerte de maridaje entre formas y disposición no es excluyente, pues Bastian se permite usar coloraciones ajenas a la paleta del vaporwave -estilizado drum'n'bass en “Expreso”, house trap de tempo acelerado en “Una Temporada En El Nintendo”, oscuro proto/pre-industrial en “El Círculo De Las Llamadas”.

Sería necio, empero, negar que A Propósito... tiene esa aura tan característica del estilo fundado por Macintosh Plus -esa que te hace pensar en un juego lúcido, en una broma divertida, en una autoparodia encarada con la mayor seriedad. Esos sonidos saltarines y relajantes, esos glitchs que se las arreglan para disfrazarse de retro, construyen lo que podría tranquilamente pasar como la banda sonora digital que por encargo ha hecho un músico indie para acompañar documentales sobre el mundo natural.


En el BandCamp de MF1914 podrás descargar gratuitamente los tres lanzamientos del individualista: el largo, el single Paraísos Artificiales (que ha sido incluido en A Propósito...) y el EP. Sobre este último, desconozco las razones por las que Bastian ha reducido su track list a un par de temas -falta “Espejismos De Dos Mundos Abiertos”, no repescado en el largo, pero que sí puedes escuchar desde su cuenta SoundCloud.

Back to the future. En enero pasado hizo su aparición el primer extended de Taneli Lucis, dúo radicado en el capitalino distrito de Los Olivos que ha causado una muy buena impresión entre los medios especializados. Taneli Lucis son Daniel y Luz. De Daniel, se sabe que apellida Dávila y que es el compositor principal (¿único?) del binomio. De Luz, en cambio, no se sabe nada -ojo que la senescente voz melancólica que escuchas divagar sobre el éter con que te arropa el EP no es de ella, sino de Daniel (¡¡¡¡!!!!).

No he podido evitar sentirme un poco (más) viejo escuchando a este par de mozalbetes. Antes era bien jodido acceder a las obras cumbre del avant garde rockero de los 90s. Daniel y Luz de hecho que la han tenido comparativamente más fácil. Su asimilación de referentes como My Bloody Valentine o Windy & Carl ha producido un puñado de canciones que tributa sentidamente esas flamígeras y hoy lejanas jornadas. Shoegazing de vibraciones pop, cuya factura no vacilaría en calificar de “impecable”, de no ser porque el tándem ha elegido registrar el disco en condiciones lo fi.

Tiene su encanto, por supuesto, y además es bastante lógico: nombres como Lovesliescrushing o Swallow no han sido los únicos que han alimentado el background del dueto. Guiños a Interpol, a Wild Nothing, a Cut Copy o a VHS Dream aderezan esta entrega de apenas 21 minutos; disponible asimismo para descarga gratuita. En su BandCamp, podrás además escuchar temas previos y sus nuevos singles, “Blue Dream” y “Heaven To The River” -este último tiene un video elaborado nada menos que por Mario Silvania. Sugerencia: los réditos artísticos de Taneli Lucis EP debieran exhortar a la dupla a pensar en una versión física de éste, aún cuando su tiraje sea limitado.





Flashback, nuevamente. En medio del aluvión de publicaciones sonoras del año pasado, un día supe de la salida del Marchant Du Sel (EP), de Ensamble Santos Matta; rebautizados para la ocasión simplemente como Santos Matta. El recorte en la denominación no era gratuito: a la par de este lanzamiento, me llegaba la triste noticia de la disolución de la banda conformada por Kamila Lunae​, Luis Samanamud​ y Carlos Acevedo. De hecho, Marchant... era obra únicamente de Samanamud. Con los meses, él y Kamila se volvieron a juntar, se volvieron a separar, y así sucesivamente un par de veces más. ESM, sin embargo, ha quedado irremediablemente en el pasado. Al menos por ahora.

Una cualidad que poseía Simulismo (2015), era su funcionalidad -o adaptabilidad, según se prefiera- cinematográfica. Podía decirse que Ensamble Santos Matta bebía    del    ecran,    concebía   sus   temas pensando  en el cine -pero no en cualquier cine, sino en el ferozmente experimental: Kenneth Anger, Edmund Merhige, Stan Brakhage... Estéticamente, los tracks de Marchant Du Sel (EP) son una prolongación de lo que la terna mostró en Simulismo: cortes de ruido intuitivo, pertinaces en su cacofónico discurrir, adictos al output malsano de los Sonic Youth de una realidad bizarra. Así sonaban estos hermanos de armas de gente como _BAS, Nicotina Es Primavera o los Liquidarlo Celuloide de sus primeros esfuerzos.

Marchant... dura  19  minutos  y  tiene  ocho  temas.  Visto  de  cerca,  compruebo que  la media de duración es bastante pequeña -algunos de sus números no superan los dos minutos. No es, entonces, un disco del que deba destacarse uno u otro tema, sino su concepto y la manera en que éste se ha plasmado. Por default debería antologar “Alta Massa”, pero es el caso que esta exacta composición ya no se halla disponible en el SoundCloud de SM que ha sobrevivido. Elijo, pues, “Spirito Guardiano”: una pasteleada non-sense de cuerdas castigadas sin piedad. Y por cierto, mismo consejo que para Taneli Lucis: tendría que existir versión física de esto.


Hákim de Merv