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jueves, 30 de noviembre de 2023

Sexores: Mar Del Sur

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 22 de noviembre de 2023.)

Cuando en julio del ‘21 comenté X, rodaja de remixes con que el acto ecuatoriano Sexores conmemoró su primera década de existencia, ya había pasado más de medio año de su liberación para descarga gratuita (diciembre del ‘20). Han transcurrido, pues, casi tres almanaques de su hasta hace poco última referencia -pero sólo 26 meses del anuncio de su separación temporal, efectiva a poco de publicarse la antedicha reseña y para desaliento de este escriba. Por eso la sorpresa, cuando al promediar octubre se concreta el retorno de la dupla compuesta por David Yepes (a) 606 y Emilia Bahamonde (a) 2046, gracias al mini-álbum Mar Del Sur.

Un reentré que, aunque de primera impresión puede presentársenos bastante extraño, en el fondo no hace sino confirmar la sutil parabólica que venía trazando ¿cuán conscientemente? el dúo norteño afincado tiempo ha en México. Recuérdese que Salamanca (6/20) repescaba cierta fascinación por la electrónica de matices lóbregos y por el dark de los 80s -y sobre todo de los 90s-, fascinación que tomaba cuerpo en la historia temprana del binomio a través del downtempo. Luego de una brillante fase shoegazing iniciada con su clásico Historias De Frío (‘13) y empezada a jaspear con el doble East / West (‘18), esa curva apunta a un regreso a los orígenes. ¿Temporal o permanente? En realidad, es difícil aseverar lo uno o lo otro.

La portada de Mar Del Sur muestra a dos bioluminiscentes celentéreos vagando en aguas profundas, a donde no llega la luz solar, como si estuviera adelantándose así su contenido. Lo confirma “Magallanes”, tema gravosamente acompasado que cobija influencias dark, encendidas por el lustre tecnológico de Garbage -otra impronta restituida. El apagado clamor de un solitario trombón (Rómulo Gallegos) y los tintes de trip hop abstracto subrayan el ¿giro? ¿regreso a la semilla? que implementa el dueto. Dotado de un mayor impulso rítmico, “Aequorea” y su dream pop binario como armado por Shirley Manson y compañía proporciona suficiente fundamento para considerar en serio esa insinuación dance de que provee la sumilla de BandCamp.

En los siguientes tracks y hasta el colofón (el lascivamente cadencioso “Albatros”), las vocales de Bahamonde ya no abandonarán el registro de ambrosía pop. En cuanto al género que acabo de aludir, puede ser inequívocamente cálido, pese a estar sujeto a programaciones glaciales y a percusiones electrónicas (“Las Aguas En Los Bordes De Fuego” y su murriosa trompeta, cortesía de Brenda Monge). O terciar, sin consumirse, en el pleito estilístico que libran en una misma pista las flamígeras capas baggy de la guitarra y la redoblante secuenciación bristoliana (“Lagos De Lirios”). O amancebarse a la enfática, potente síncopa que identifica al plástico sonido del mainstream noventero, mientras el fraseo quechua de DRK sucede al cantar de Emilia y viceversa (“Biolumínica”).

Pienso que Mar Del Sur y el dream pop de orientación dance electro que postula le funcionan a Sexores como correcto reingreso. Sin superar la media hora, sin obtener el mismo grado “summa cum laude” de anteriores y más perfectas jornadas, la cinta tiene los kilates justos/necesarios como para reconocer la vigencia del talento antaño desplegado por el tándem Yepes-Bahamonde. Se concreta así, entonces, la vuelta al ruedo de una de las agrupaciones más queridas en la escena independiente de la región. Ahora se supone que debe venir lo verdaderamente bueno.

Hákim de Merv

miércoles, 22 de septiembre de 2021

Slavia: La Potencia Infinita Del Vacío // Aura En El Espejo: Albedrío EP

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 15 de septiembre del 2021.)

Tanto marcó la tragedia de República Cromañón un antes y un después al interior de la movida argentina, que poquísimas cosas permanecieron inmutables en ella tras el luctuoso suceso. Como apunta el crítico porteño Norberto Cambiasso (Esculpiendo Milagros) en su texto para ¡Salgan Al Sol!: Avant-Rock En La Argentina Del Siglo XXI (Buh Records, 2014), los vasos comunicantes entre el mainstream gaucho y los circuitos underground se cortaron, impidiendo que el primero reciclase los descubrimientos de los segundos para renovarse; y que éstos continuasen avanzando a la vez que lograran acceder a audiencias masivas.

De ahí el drástico agostamiento de nombres que superasen las barreras rioplatenses para alcanzar esa internacionalización que otrora se les daba natural. Contadas son, en efecto, las nuevas sangres argentinas que han llegado en los últimos lustros a los demás países de la región -y ello, nunca a escala Soda Stereo o Babasónicos. Por el lado más pop, gente como Las Ligas Menores, Lxs Rusxs Hijxs De Putx, Las Ruinas Circulares o Él Mató A Un Policía Motorizado. Por el lado más experimental, combos como Sales De Baño, Aguas Tónicas, los cordobeses Fonez, Entidad Animada o Para Establecer Un Río. Es este último el ejemplo perfecto para contrastar el debut de Slavia, una dupla rosarina que se inspira en los días del post rock original, a diferencia de la acepción contemporánea -no por ello menos válida- que de la etiqueta esgrime PEUR.

Manejada por Germán (a secas) y Fernando (a secas), la artillería de Slavia consta de sintes, software para el (re)procesamiento de frecuencias, una ocasional guitarra (empuñada por Germán) y la puntual participación de una trompeta en “Austria”, a cargo de Juan Lemos (frontman del también rosarino cuarteto Los Lanzallamas). Nada más comenzar a reproducir “Sustrato”, apertura de La Potencia Infinita Del Vacío, los trallazos de la eléctrica dejan en evidencia la convicción depositada en el credo del drone -uno que no se empecina en copar/ahogar todos los tañidos ejecutados para cada tema. El laconismo armónico del tándem tiene la misma vibración psicotrópica/firma cuántica que gigantes como June Of 44, Labradford, los primeros Gastr Del Sol e incluso Main estampasen en los documentos esenciales del género durante su época de esplendor.

Ello no significa que Slavia suene igual a las agrupaciones citadas, sino que su proceder artístico deviene en consonante con los que éstas pusieron en práctica. El binomio se siente cómodo en medio de la carestía de melodiosidad, sobre todo cuando esa escasez se ve favorecida por el discurso electrónico, lo que acaece de “Fes” en adelante. La improvisación sonora tanteada en “EXP I”,  “Hiperbola” o “Praxis”  moldea  el  leitmotiv  de  números  tipo  “El  Devenir  Del  Tiempo”, la dilatada  “Roto”, “Austria” -Esquivel tronando desde la am de un mundo paralelo- o “EXP II”. Como si fuera poco, dicho modus operandi se ve acicateado por el patógeno del dub, que lo impele hacia altitudes de un ambient desecado y yermo, de estrías psicóticas hasta niveles martirizantes.

Álbum de arisco, doloroso ruido corrugado, que observa los intuitivos dictados de la mente; La Potencia Infinita Del Vacío ha visto la luz, para nuestra sorpresa, a través de una escudería del coloso lusohablante de nuestra región -The Church Of Noisy Goat, con sede social en la ciudad de Porto Alegre (Rio Grande Do Sul).

Según el músico Bersaín Lejarza Abelleyra, su proyecto personal Aura En El Espejo profesa influencias de grupos ochenteros clásicos, del talante de The Cure, Depeche Mode y U2. Debo dejar constancia de no haberlo notado en ninguno de los títulos que le he oído hasta ahora. Sí asoma con sobrada claridad, en cambio, la figura del Brian Eno productor, otra influencia confesa. Las esculturas sónicas de Lejarza son más estados de ánimo que experimentar sin necesariamente padecer, característica que el genio inglés patentó en tanto Padre del ambient -abrillantada por un a veces irritante miniaturismo: sigo escuchando los uploads de AEEE, y todavía no doy con un solo larga duración.

Paisano del trío shoegazer ACTY (Tepeji Del Río, en el estado de Hidalgo, México), la andadura solista de Lejarza Abelleyra se remonta a noviembre del año 2016, cuando cuelga en BandCamp el extended Paraíso Abierto. Desde aquella fecha, su labor ha sido incansable, reflejándose en nada menos que 81 referencias entre sencillos y EPs. Tamaña fertilidad no se ha limitado al arte sonoro: en paralelo viene desarrollando sendas trayectorias literaria y cinematográfica, en el marco de un esfuerzo -digamos “trifásico”- impulsado por la Editorial Objectum (criatura del mexicano, sospecho).

Tratándose de obra tan fecunda, centro mi comentario en el esférico más “largo” que el azteca ha lanzado en lo que va de este 2021: Albedrío EP. Diez viñetas que empujan la estética del bedroom pop hacia rincones insospechados -como el coral (insólitamente “gregoriano” en “Los Resucitadores”, femenino en “Hallazgo En El Barrio De Whitechapel”), el neoclásico (que se prende de las esquinas a partir de “Perdido En La Fiesta De Máscaras”) e incluso el juglaresco feudal. Esta última dirección, que utiliza el hidalguense con mayor propiedad, es la que más aciertos le ha reportado: lo puedes verificar en la recitación de ultratumba que se desliza a través del track epónimo, en los macabros teclados de “El Baile De Los Espíritus”, en la hierática gravedad de “Hallazgo...” y de “La Niebla Regresó A Los Perdidos Que Hubo En Ella” (preciosos strings sintéticos).

El piano, otra sonoridad protagónica en muchos de los surcos de Albedrío EP, se desenvuelve con un registro entre el neoclásico y ese gótico de imaginario oscuro/medieval que he subrayado. Más de una vez, su solemnidad me hizo recordar a los Cranes del siniestro Wings Of Joy (1991), realzando el acabado final de un proceso creativo que se mira en el espejo de la música rock para construirse, pero que termina siendo predominantemente electrónico, nazca de inciertos apuntes sin acabar para la base melódica o la rítmica, o de experiencias y lugares que dejan su huella en el individualista -el azar juega también papel importante en la metodología compositiva del autor.

Hákim de Merv

miércoles, 9 de junio de 2021

Anthology Of Experimental Music From Mexico // Anthology Of Experimental Music From Peru

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 2 de junio del 2021.)

Incontables son los lazos que hacen de México y de Perú pueblos tan parecidos. Los estados contemporáneos que les representan en el orden mundial vigente pertenecen a organizaciones como la Alianza Del Pacífico y la Comunidad De Estados Latinoamericanos Y Caribeños, entre otras más. Los paralelismos con nuestros hermanos mexicanos, empero, no son ni mucho menos recientes. Los territorios que conforman a ambos países fueron, durante el dilatado período prehispánico, centros de civilizaciones antiquísimas y cabezas de vastos imperios. Idénticamente, muchas derrotas y muchas estériles victorias han moldeado nuestras idiosincrasias, convergentes desde sus particulares rasgos culturales.

No siendo un experto en la materia, en lo tocante a México, sospecho que asimismo las dos naciones cobijan sendas tradiciones de música experimental -tan vinculadas una y otra al pop como a las esferas académicas, y en ambos casos, aún por revalorar/reivindicar. En efecto, a pesar de los plausibles esfuerzos hasta ahora realizados, buena parte de las obras concebidas por los francotiradores del ayer en tierras aztecas -Carlos Alvarado, Vía Láctea, Manuel Enríquez, Hilozoizmo, Duda Mata, Oxomaxoma, Alquimia, Sergio Luque, Flüght- y en tierras incas -Luis David Aguilar, Edgardo Valcárcel, Sergio Zevallos, César Bolaños, Arturo Ruiz Del Pozo, Francisco Pulgar Vidal, Miguel Flores, Alejandro Núñez Allauca- todavía espera paciente su adecuada recuperación y/o restauración.

El hoy no es menos importante, sin embargo. Unexplained Sounds, la renombrada independiente napolitana dirigida por Raffaele Pezzella y especializada en avant garde/dark ambient/drone music/música concreta/electrónica experimental/et.al., tiene la mirada puesta en el aquí y en el ahora. Sus célebres compendios de música experimental proveniente de diversas latitudes entornaron hace poco la mirada hacia el Nuevo Mundo por algunos meses, entre fines del 2020 y principios del 2021 -para luego enrumbar hacia el Lejano Oriente (Anthology Of Experimental Music From China, 7 de mayo). Testimonian este vistazo dos nuevos títulos de la serie: Anthology Of Experimental Music From Mexico (noviembre) y Anthology Of Experimental Music From Peru (marzo).

A la excelente compilación mexicana se le siente más cómoda encuadrada en el seno de un sello como Unexplained Sounds. Esto se debe a que los charros continúan sosteniendo un largo prontuario de vanguardismo auditivo modelado por una teratológica variabilidad timbral las más de las veces improvisatoria, de colores oscuros/apagados, atmósferas y texturas con visibilidad computable en cero. Caravanas interminables de frecuencias crepitantes e incordiantes, graves que parecen no estar realmente allí. Ruido telepático epatado desde el corazón de las tinieblas. Estas características son todas intrínsecas al grueso del catálogo de la itálica label.

En esas líneas se aposentan “Amydrós” de Heraldos Negros y “NoirLand” de iN FORMALDEHYDE, lo mismo que “Topologías Del Deseo” de Interspecifics. También “17º48’N” de Juan José Rivas, “Escandinavia Por Ala Delta” de Roberto Romero Molina, “Et Voici La Fièvre” de Rodrigo Ambriz y “Totaua” del pionero multidisciplinario Israel Martínez. Estos cuatro últimos números vienen no obstante matizados respectivamente por aproximaciones al rollo industrial (“17...”), brillo fantasmal de sintetizadores y sampleos que remiten de inmediato a los films fantásticos de la edad dorada del cine mexicano (“Escandinavia...”), una furiosa iteración verborréica que resurge a posteriori disgregada en deformes voces ralentizadas (“Et Voici...”), y la manipulación de cintas que injertan grabaciones de sonidos naturales (“Totaua”, durante la segunda mitad).

Resalto, debido a que superan el puntaje promedio, las participaciones de Tecuexe Band (único acto del lanzamiento que aparece dos veces, siempre recreando música tribal en clave abstracta), de Mito Del Desierto (“Larva Ella Que Trastorna” es lo más parecido a un surreal script sonoro que he escuchado en mucho tiempo), de Rogelio Sosa (la ominosa concrete music en cascada de “La Noche Del Nahual” rompe los fuegos) y de la dupla contrapuesta de “Revelación” (Simonel, bliss pop crispado) e “Invasión” (Concepción Huerta, inquietante reverso de “Revelación”). Respecto del disco físico, la descarga paga incluye cinco pistas adicionales, de las que me quedo con “No Sólo Es Dolor” de Gibrán Androide, cercana a la dialéctica Einstürzende Neubauten, y la refrescante “Los Días De Antes” de Sebastián Fuentes.

Acaso por conocer de primera mano la escena peruana -obviamente, el menú de todas maneras me resulta más familiar-, encuentro mayor diversidad de acercamientos ilustrada en Anthology Of Experimental Music From Peru, diversidad que no agota la amplia gama de posibilidades manejadas por nuestros créditos. Algunos de ellos están plenamente identificados con los circuitos avant nacionales, como CAO, José A. Rodríguez, Brageiki, Wilder Gonzales Agreda o Fiorella16. A otros tantos sólo los he oído de pasada, como Árbol, Qsn10-97, Ivanka Cotrina, Ian Duclos o Paola Torres Núñez Del Prado. Con los demás nombres se trata de la primera vez que me cruzo, si bien ya escuchados calzan de maravilla en el perfil que postula el panorámico.

Dada su naturaleza vanguardista, éste apuntala nexos que le vinculan no sólo a sus pares mexicanos, sino por extensión a los del resto del mundo. La austeridad minimalista-maximalista, la devoción por la tecnología pichicateada, la aleatoriedad en que se esconde el concierto de los mundos interiores, la oscilante metafísica de la improvisación. La alteración de la Percepción a través de interminables olas de distorsión sonámbula... Sí. El detalle es que mis compatriotas aquí reunidos persiguen menos al dark ambient que a aquello que en “XXXX XXXX XXX XXX” de #DMTh5 se define como “ruidismo etéreo”. El sólido corpus de noise producido, por ende, es un medio expresivo antes que un objetivo estético con que cumplir.

Así se entienden el bliss de codificación binaria de “Región Perpleja” (Árbol), el cósmico y zumbante telón de cierre orlado de motivos vernaculares de “XXXX XXXX XXX XXX” (#DMTh5), los mismos que también se prodigan en la ambigua “Yachag” (Ivanka Cotrina) y en la lujuriosa “Les Jungles Occultes” (CAO), el dulce cruce de post rock y harsh noise en “Río De Sangre Hirviendo” (Rodolfo Ontaneda) y en “Viento En Círculos” (Marcelo Mellado), el sobresaturado output de una recortada “Zuckerzeit” (Wilder Gonzales Agreda) o la improvisación filoacusmática con glitcheos al mayoreo de “Vistiendo A Un Hombre Muerto” (José A. Rodríguez). En tal sentido, el track más acabado es “Venucia (Ciudad Flotante)”, a cargo de Juan Pablo Egúsquiza y Kevin Salkeld -el típico sonido del avant garde perucho que se la juega por Dionisos, martilleado sobre la histórica escasez crónica de herramientas que acunó a las movidas independientes: lleno de salientes, fluctuantes coartadas acústicas, ecos cíclico-siderales...

Tiempo de ponderar la composición que más perfecta suena, así como de señalar la que sale sobrando. Empiezo por esta última. El recurso de Vanessa Valencia Ramos de recrear el audio verité que abunda en los mercados de barrio me parece muy válido, pero su floro en “Plantas Medicinales Contra el Patriarcado” me sabe a consigna estereotipada. Por el contrario, el sobresaliente morphing que se produce durante los cinco minutos y pico de “To Wear Quipus Or Cables”, de Paola Torres Núñez Del Prado acompañada de The People Of Tupicocha; redondea una magnífica intervención de noise acumulativo que erupciona al azar y sonoridades de raíces autóctonas. 10/10. Por algo, la versión digital de Anthology Of Experimental Music From Peru le incluye también en modo video.

Hákim de Merv

jueves, 2 de julio de 2020

Nax: Congelado // Das Leiden: Wounds // Sexores: Salamanca

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 24 de junio del 2020.)

Tras algunos meses arropados por consecutivos singles de adelanto, en marzo recibe luz verde lo nuevo de Nax, banda con sede bonaerense en un inicio acto unipersonal de Nicolás Castello. Por la trinchera gaucha han desfilado muchos músicos, lo que dificulta tener clara la alineación de estos días: Gabriel Hernández, Juan Marcos Hernández (desconozco si existe parentesco), Pablo Bugueiro Bertier, Jonathan Sansone, Nicolás Garimano, Christian Bocon... Si debo hacerle caso a la info consignada en BandCamp, los tres últimos y Castello son quienes actualmente dan forman al line up.

El hoy cuarteto siempre se ha tomado su tiempo para publicar. Parece que Nax cobra vida antes del 2009, siendo 2013 el año en que se da a conocer con Amalgama EP. A partir de allí se suceden espaciadamente lanzamientos cortos, 45s la mayoría de ellos, hasta arribar a Congelado. Debe considerarse a este título su puesta de largo oleada y sacramentada, pues Lunas Azules (2016) es en la práctica un extended que apenas rebasa la barrera de los 16 minutos.

Congelado, además, rescata surcos que llegan a fecharse tres años atrás -lo cual le ayuda a dar pie en bola. “Celebrar Aniversarios” y “Noche” rompen fuegos en accesible y correlona clave shoegazing, empapada de cierta retórica indie (“Ya No Andas En Patineta/Y No Querés Salir A Visitar A Tus Amigos/Ya No Festejas Tus Cumpleaños/Sólo Querés Quedarte Componiendo Tus Canciones”). La mezcla de estudio premia a las quebradizas guitarras, cuyos arpegios combustionan encerrados en un iglú. Mas fuera de su vitalidad, y del hecho de adscribir al romanticismo melódico en forma y contenido, no queda mucho por decir.

El verdadero inicio de Congelado es “Haceme Olvidar”, número más reflexivo y agridulce que sube los rangos noisicos y trastoca en sofocante la indómita caricia del vendaval. Es éste, de otro lado, el punto de apoyo sobre el que Nax se aviene a crecer. Verbigracia “Hechos De Agua”, que retoma la fórmula inicial, sólo que volcándola de lleno hacia la senescente murria de los días otoñales. Algo similar ocurre con la sucinta “Luna”, mientras que “Ángeles De Hielo” opta por tempos más serenos.

En el último segmento del disco, Castello y compañía equilibran todas las variables, desplegándolas en su justa posición. La sección rítmica por fin emerge a la superficie, imprimiendo convincente su huella en la psique del/de la escucha. Los giros melancólicos de las vocales pasan de modo greca a modo viñeta, tal cual lo consiguiesen en “Hechos De Agua”. Las eléctricas resplandecen en ejecuciones que recuerdan a The Stargazer Lilies o Dream Suicides. Así, el rush que arranca con la preciosa “Girasoles” y termina con el canal homónimo de esta entrega alcanza su culmen en “Kria”, toma corregida y aumentada del lado B que acompañase la primera versión single de “Celebrar Aniversarios” (2017).

Por su caleidoscópico talante, los arreglos ambientales remiten veladamente a gente como Glaare (darkgaze), Nicholas Nicholas (indie) o Catch The Breeze (postpunkgaze). Lustre para un plástico al que, es justo explicitarlo, debes darle un par de oportunidades. Por ahora, Nax consigue aprobar con una jornada ácida... amarga... triste...


Acicateado tal vez por el redescubrimiento y nuevo boom del minimal synth, el pop underground empieza a rastrear con desesperación entre subgéneros aparecidos tras la erupción punk, esperando encontrar vetas que insuflar de nueva vida; con el consiguiente aumento estadísticamente improbable de aquello que en paleontología se denomina “lazarus taxon” -en cristiano, especies (estilos) que se desvanecen durante x intervalos geológicos (eras mediáticas), y bruscamente reaparecen después.

No es curioso que la del gothic en su cepa noventas sea de las primeras reanimaciones tentadas. Después de todo, existe un túnel de comunicación entre el territorio synth y el primigenio dark (matriz de la que surgió el rock gótico): la coldwave. Sí es curioso, en cambio, que el resucitado haya obtenido gran acogida en aquestos rumbos del orbe; sobre todo en Colombia (Ferdinand Cärclash, Antiflvx, Cimientos Fecundos) y en México (Stockhaussen, E N T R E M E N T I R A S, Macedonia, El Ojo Y La Navaja...), como atestigua la nómina de InfraVox Records (Perú). Del país de las enchiladas es también Das Leiden, individual de Daniel Rossier que debutase en marzo del 2019 con el sencillo “Suffering”.

Wounds (marzo del año en curso) se balancea entre el EP y el mini-álbum. Dada la naturaleza esencialmente sintética de la artillería que desdobla el músico, el registro desprende desde su efímera apertura “Purcell” un sabor similar al del electrodark de The Shroud o The Electric Hellfire Club. Similar, no idéntico: conforme se suceden composiciones como “Blood”, “Absinthe Drunk” o “Once Again I Sacrifice”; Das Leiden incorpora la herencia de ese gothic cosecha 90s que, teniendo como principal referente a The Sisters Of Mercy, se dejaba seducir por el metal y el industrial.

No obstante, es recién con “Fühlen (Sentir)” y el single ya publicado -rebautizado “The Suffering (Das Leiden)”- que se consolida el proceso de desafectación que Rossier pusiese sobre el tapete tras los primeros acordes. El azteca desmonta el modelo noventero extirpándole esa ampulosidad que terminó devorándolo, desechando la recargada aparatosidad que lucía, simplificando y dinamizando su sonido. Para cuando el láser recorre “The Suffering...” y “Fühlen...”, de la teatralidad inherente al género no quedan ni las virutas.

Estimo que Wounds debe ser de las primeras placas minimal goth que nos reservan los calendarios venideros. Pese a las incógnitas penumbras que rasgan las gélidas coreografías maquinales propuestas por Das Leiden, el camino todavía es largo, de cualquier modo -aún le falta evitar resbalones como “In The Distance”, cliché a más no poder.


Sólo ha transcurrido un bienio y Sexores vuelve con nuevo episodio discográfico, quinto de su caminar si se contabilizan los mini-LPs Amok & Burnout (2011) y Red Rooms (2016). Todavía resuena en estos tímpanos East / West (2018), díptico en formato vinilo que explorase respectivamente las facetas experimental y pop de la querida agrupación ecuatoriana afincada en México. Este contraste de perspectivas no desaparece en Salamanca, pero sí es sublimado debido a varios factores. El más evidente de éstos es su extensión, pues la nueva criatura no es doble.

El más trascendental, inequívocamente, es el bifronte concepto que el dúo ha asumido a consciencia y trabajado durante muchos meses. En efecto, Emilia Bahamonde (a) 2046 y David Yépez (a) 606 realizan una meticulosa investigación sonora acerca de macabras mitologías paganas, tanto tradicionales -entiéndase folklóricas- como pop -entiéndase las provistas por el cine-. Y lo hacen centrándose en el protagonismo que, en torno a estas historias, recae sobre las brujas.

Otro factor determinante ha sido el de la tecnología. Sabido es que la dupla siempre se ha apoyado en ella. En Salamanca, la aborda empleando software libre, lo que imprime en el largo una técnica más cerca del ingenio y la creatividad que de la disponibilidad tecnológica de avanzada. Más punk -una arista que suma al momento de encarar el contenido polisémico de Salamanca, esférico que también acusa trazas de bipolar.

Sí, porque la disparidad de temas se sucede sin tregua, pese a estar el viaje dominado por innegables matices oscuros. La faceta experimental del binomio se materializa desde el fugaz intro de “Aqueronte” (el más conocido de los ríos que atraviesan el inframundo helénico), y se robustece en piezas como la pesadillesca “Death By Burning” (calando la turba que ocasionaba cualquier ajusticiamiento medieval), “Posism + Tiraclaurism” (retorcida programación sintética que inserta a modo de coda un fragmento de “El Beso Que Te Di”, del dueto uruguayo Los Olimareños), la densa “Crapaud” (oscura y monocorde, agregaría) o la canción titular (un genuino aquelarre babélico).

La faceta digamos pop -léase la más accesible- de Salamanca no llega a ser ni tan cacofónica ni tan lúgubre como su contraparte experimental, si bien sus logros no son menores. La maravillosa “Volantia” avisa que el dream pop/shoegazing y la electrónica preservan su lugar central en la dialéctica del tándem. En adelante, éstos y otros códigos serán moldeados por el timing percusivo: así lo corroboran el medio tiempo de “Hannya” (participa nuestra compatriota Noelia Cabrera, de Kusama, Blue Velvet e Isolation Project; guiño de carambola a Onibaba), el dream pop vigorizado de la veloz “The Depressing Sounds Of The Witch”, la estupenda semi-balada “Mistress Of The Marble Hill”, el electrogaze de “Nos Lo Dijo La Serpiente” o la sofisticada “Madre” (delicada melodía al piano con la distorsión racionada).

La travesía ofrece dos ocasiones en que ambas facetas se cruzan, produciendo ambientes de tensión épica. Tanto en “Decretism” como en “Lámpades” (consagrada a las deidades que acompañaban el séquito de la triforme Hécate), el shoegazing, el dark, la electrónica y la atonalidad chocan frontalmente. La colisión provoca prodigios: la luz, lo experimental, el pop, la lobreguez; conviven e interactúan por escasos minutos. Poesía enajenante ahogada en saudade, que sólo en uno y otro caso resiste ser filtrada y refractada.

Espero que Salamanca traiga a Sexores otra vez por estas tierras, y nos permita disfrutar de su consabida presentación en directo, cuando todo este chongo pandémico sea un mal recuerdo. Siempre es un placer verles.


Hákim de Merv

miércoles, 21 de junio de 2017

El Fantasma Del Convento

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 24 de noviembre del 2014.)

Mis coetáneos, inmediatos antecesores e inmediatos sucesores; recordarán que, antes de la llegada de la señal de televisión pagada y de Internet, pocas opciones había en esta parte del mundo de ver más allá de lo que ofrecían los medios masivos. Recordarán también, seguramente, esos ciclos de cine mexicano clásico que de cuando en cuando programaban Pantel y América Televisión para llenar sus horarios -ciclos en los que se pauteaban sin cesar las más conocidas pelas de Pedro Infante y Jorge Negrete (y, en menor medida, María Félix). Rarísima era la ocasión en que ambas estaciones televisoras se arriesgaban con material azteca de otro tipo: alguna vez el 4 encajó dos joyas de Luis Buñuel, El Bruto y Abismos De Pasión, para deleite de mis ojos. El canal que arriesgaba un poco más, y quizá por eso no podía competir con los otros dos, era el 7. No sólo con las mexicanas: hasta ahora me acuerdo de haber visto L'Immortelle un sábado por la noche, con el consecuente trauma.

(A mis camaradas mexicanos, aquí va un misterio que lleva décadas sin resolver nadie. Recuerdo haber visto años ha, cuando todavía era un niño de 6 o 7 eneros, un film mexicano en blanco y negro perteneciente al género fantástico. Un hombre trata de burlar a la Muerte recurriendo a la ayuda de una hechicera. Ésta le dice que existe una forma: convertirlo en perro, para que la Muerte no pueda reconocerlo. Lo malo es que así se quedará el protagonista, quien decide aceptar. Pues bien, llegada la hora señalada, en medio de un baile tapatío, todos los asistentes se quedan quietos, inmóviles, mientras la Muerte pasa entre ellos buscando a su víctima. Incluso pasa al lado del perrillo en que se ha convertido el hombre buscado. Cansada de buscar, la Muerte se va. Hasta ahora, nadie ha sabido decirme de qué película se trata, misma que vi justamente gracias al 7.)

De lo que no me acuerdo es de cómo he llegado a dar con El Escapulario (1968). Fácil fue un cortocircuito. El hecho es que, después de buscar sin descanso alguna versión en DVD, opté por bajarla de YouTube. La verdad es que es medio tela, creo que su principal defecto es detenerse demasiado en la historia del segundo hijo de la moribunda que vemos al inicio del largometraje, hijo que encarna un jovencísimo Enrique Lizalde. Pero a la par de esta pela, descubrí que la producción mexicana de la época clásica va mucho más allá de los íconos que se hicieron famosos en toda Latinoamérica. Tras descargar un must como El Jorobado (Enrique De Lagardere) (1943), comencé a bajar parte de la amplísima producción de films de terror mexicanos. Por ahí se coló una gema fantástica como El Esqueleto De La Señora Morales (1959), protagonizada por el actorazo Arturo De Córdova, pero que es más una obra de humor macabro. Hasta el momento, el mayor descubrimiento -por tratarse de un documento visual histórico- es El Fantasma Del Convento (1934), considerado el primer film mexicano de terror. Tiene varios momentos creepies, sí, y una fuerte deuda con la estética del expresionismo alemán del que era más o menos contemporáneo -basta con verles las fachas a los personajes. Para la época, su vuelta de tuerca final debe haber causado espanto entre las audiencias.

Bájate el film antes de que lo baneen. Lo he colgado ex profeso para ti. ;)


Hákim de Merv