(Publicado originalmente en mi cuenta
Facebook el 2 de junio del 2021.)
Incontables son los lazos que hacen de México
y de Perú pueblos tan parecidos. Los estados contemporáneos que les representan
en el orden mundial vigente pertenecen a organizaciones como la Alianza Del
Pacífico y la Comunidad De Estados Latinoamericanos Y Caribeños, entre otras
más. Los paralelismos con nuestros hermanos mexicanos, empero, no son ni mucho
menos recientes. Los territorios que conforman a ambos países fueron, durante el
dilatado período prehispánico, centros de civilizaciones antiquísimas y cabezas
de vastos imperios. Idénticamente, muchas derrotas y muchas estériles victorias
han moldeado nuestras idiosincrasias, convergentes desde sus particulares rasgos
culturales.
No siendo un experto en la materia, en lo
tocante a México, sospecho que asimismo las dos naciones cobijan sendas
tradiciones de música experimental -tan vinculadas una y otra al pop como a las
esferas académicas, y en ambos casos, aún por revalorar/reivindicar. En efecto,
a pesar de los plausibles esfuerzos hasta ahora realizados, buena parte de las
obras concebidas por los francotiradores del ayer en tierras aztecas -Carlos Alvarado, Vía Láctea, Manuel Enríquez, Hilozoizmo, Duda Mata, Oxomaxoma,
Alquimia, Sergio Luque, Flüght- y en tierras incas -Luis David Aguilar, Edgardo Valcárcel, Sergio Zevallos, César Bolaños, Arturo Ruiz Del Pozo, Francisco
Pulgar Vidal, Miguel Flores, Alejandro Núñez Allauca- todavía espera paciente su
adecuada recuperación y/o restauración.

El hoy no es menos importante, sin embargo. Unexplained Sounds, la renombrada independiente napolitana dirigida por Raffaele Pezzella y
especializada en avant garde/dark ambient/drone music/música
concreta/electrónica experimental/et.al., tiene la mirada puesta en el aquí y
en el ahora. Sus célebres compendios de música experimental proveniente de
diversas latitudes entornaron hace poco la mirada hacia el Nuevo Mundo por
algunos meses, entre fines del 2020 y principios del 2021 -para luego enrumbar
hacia el Lejano Oriente (Anthology Of Experimental Music From China, 7
de mayo). Testimonian este vistazo dos nuevos títulos de la serie: Anthology Of Experimental Music From Mexico (noviembre) y Anthology
Of Experimental Music From Peru (marzo).
A la excelente compilación mexicana se le
siente más cómoda encuadrada en el seno de un sello como Unexplained Sounds.
Esto se debe a que los charros continúan sosteniendo un largo prontuario de vanguardismo
auditivo modelado por una teratológica variabilidad timbral las más de las
veces improvisatoria, de colores oscuros/apagados, atmósferas y texturas con
visibilidad computable en cero. Caravanas interminables de frecuencias
crepitantes e incordiantes, graves que parecen no estar realmente allí. Ruido
telepático epatado desde el corazón de las tinieblas. Estas características son
todas intrínsecas al grueso del catálogo de la itálica label.

En esas líneas se aposentan “Amydrós” de
Heraldos Negros y “NoirLand” de iN FORMALDEHYDE, lo mismo que “Topologías Del
Deseo” de Interspecifics. También “17º48’N” de Juan José Rivas, “Escandinavia
Por Ala Delta” de Roberto Romero Molina, “Et Voici La Fièvre” de Rodrigo Ambriz
y “Totaua” del pionero multidisciplinario Israel Martínez. Estos cuatro últimos
números vienen no obstante matizados respectivamente por aproximaciones al
rollo industrial (“17...”), brillo fantasmal de sintetizadores y sampleos que
remiten de inmediato a los films fantásticos de la edad dorada del cine
mexicano (“Escandinavia...”), una furiosa iteración verborréica que resurge a
posteriori disgregada en deformes voces ralentizadas (“Et Voici...”), y la
manipulación de cintas que injertan grabaciones de sonidos naturales (“Totaua”,
durante la segunda mitad).
Resalto, debido a que superan el puntaje promedio,
las participaciones de Tecuexe Band (único acto del lanzamiento que aparece dos
veces, siempre recreando música tribal en clave abstracta), de Mito Del
Desierto (“Larva Ella Que Trastorna” es lo más parecido a un surreal script
sonoro que he escuchado en mucho tiempo), de Rogelio Sosa (la ominosa concrete
music en cascada de “La Noche Del Nahual” rompe los fuegos) y de la dupla contrapuesta
de “Revelación” (Simonel, bliss pop crispado) e “Invasión” (Concepción Huerta, inquietante
reverso de “Revelación”). Respecto del disco físico, la descarga paga incluye cinco
pistas adicionales, de las que me quedo con “No Sólo Es Dolor” de Gibrán
Androide, cercana a la dialéctica Einstürzende Neubauten, y la refrescante “Los
Días De Antes” de Sebastián Fuentes.
Acaso por conocer de primera mano la escena peruana
-obviamente, el menú de todas maneras me resulta más familiar-, encuentro mayor
diversidad de acercamientos ilustrada en Anthology Of Experimental Music From Peru, diversidad que no agota la amplia gama de posibilidades
manejadas por nuestros créditos. Algunos de ellos están plenamente
identificados con los circuitos avant nacionales, como CAO, José A. Rodríguez,
Brageiki, Wilder Gonzales Agreda o Fiorella16. A otros tantos sólo los he oído
de pasada, como Árbol, Qsn10-97, Ivanka Cotrina, Ian Duclos o Paola Torres Núñez
Del Prado. Con los demás nombres se trata de la primera vez que me cruzo, si
bien ya escuchados calzan de maravilla en el perfil que postula el panorámico.
Dada su naturaleza vanguardista, éste apuntala
nexos que le vinculan no sólo a sus pares mexicanos, sino por extensión a los
del resto del mundo. La austeridad minimalista-maximalista, la devoción por la
tecnología pichicateada, la aleatoriedad en que se esconde el concierto de los
mundos interiores, la oscilante metafísica de la improvisación. La alteración
de la Percepción a través de interminables olas de distorsión sonámbula... Sí. El
detalle es que mis compatriotas aquí reunidos persiguen menos al dark ambient
que a aquello que en “XXXX XXXX XXX XXX” de #DMTh5 se define como “ruidismo etéreo”. El sólido
corpus de noise producido, por ende, es un medio expresivo antes que un objetivo
estético con que cumplir.

Así se entienden el bliss de codificación binaria
de “Región Perpleja” (Árbol), el cósmico y zumbante telón de cierre orlado de
motivos vernaculares de “XXXX XXXX XXX XXX” (#DMTh5), los mismos que también se
prodigan en la ambigua “Yachag” (Ivanka Cotrina) y en la lujuriosa “Les Jungles
Occultes” (CAO), el dulce cruce de post rock y harsh noise en “Río De Sangre
Hirviendo” (Rodolfo Ontaneda) y en “Viento En Círculos” (Marcelo Mellado), el
sobresaturado output de una recortada “Zuckerzeit” (Wilder Gonzales Agreda) o
la improvisación filoacusmática con glitcheos al mayoreo de “Vistiendo A Un
Hombre Muerto” (José A. Rodríguez). En tal sentido, el track más acabado es “Venucia
(Ciudad Flotante)”, a cargo de Juan Pablo Egúsquiza y Kevin Salkeld -el típico sonido
del avant garde perucho que se la juega por Dionisos, martilleado sobre la
histórica escasez crónica de herramientas que acunó a las movidas
independientes: lleno de salientes, fluctuantes coartadas acústicas, ecos
cíclico-siderales...
Tiempo de ponderar la composición que más
perfecta suena, así como de señalar la que sale sobrando. Empiezo por esta
última. El recurso de Vanessa Valencia Ramos de recrear el audio verité que
abunda en los mercados de barrio me parece muy válido, pero su floro en “Plantas
Medicinales Contra el Patriarcado” me sabe a consigna estereotipada. Por el
contrario, el sobresaliente morphing que se produce durante los cinco minutos y
pico de “To Wear Quipus Or Cables”, de Paola Torres Núñez Del Prado acompañada
de The People Of Tupicocha; redondea una magnífica intervención de noise
acumulativo que erupciona al azar y sonoridades de raíces autóctonas. 10/10.
Por algo, la versión digital de Anthology Of Experimental Music From Peru
le incluye también en modo video.
Hákim de Merv