(Publicado originalmente en mi cuenta
Facebook el 24 de mayo del 2023.)
Antes de sentarme a tipear estas palabras,
fui hasta la gaveta donde guardo las cintas que todavía integran mi colección
de música para verificar la fecha en que se lanzó la unigénita maqueta de
Kyleran. Ésta ha sido por fin colgada en Internet, apertrechada de abundante
material inédito con ocasión de sus veinticinco años. El detalle es que el k-set,
de fosforescente portada entre amarilla y verde, cumple en este 2023 sólo veinticuatro.
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Es el ‘99, ciertamente, el calendario en que
recordaba haberle adquirido. Entonces chambeaba en Monterrico, y todavía me
daba mis vueltas por Quilca con infalible frecuencia. Si bien puede alegarse
que la memoria es frágil, recurro a los interiores del demo, donde se
especifica que sus temas fueron compuestos entre junio del ‘97 y agosto del ‘98;
consignándose en la última línea de los créditos 1999 como el almanaque de su datación.
Podría ser, claro, que el cassette estuviera listo para venderse en el ‘98, y
que circunstancias imprevistas retrasasen su salida hasta (¿mucho?) después del
día de año nuevo -pero la funda subraya el ‘99 allende toda duda posible.
Hablar de esta recuperación arqueológica, que
ve la luz gracias a la plataforma SuperSpace Records del siempre militante
Wilder Gonzales Agreda, implica por fuerza pasar revista a sus prolegómenos.
Felizmente, es algo que ya hice hacia fines del ‘22, por lo que el
interesado/la interesada debe remitirse al artículo sobre el primer tape
colectivo (1998) que fue bautizado Electroshock -para lo cual ha de clickear
aquí o aquí. Baste resumir que Kyleran, en un inicio DJ Kyleran, es la
identidad sónica de Javier Fernández. Sus primeros años como (inquieto) músico
están ligados a la revolución a cámara lenta que se gestó en Lima con el arribo
de Internet y de la tecnología digital, procesos que fueron cogiendo mayor viada
recién al trasponer el umbral del nuevo milenio. El shot de inicio lo
constituyen los cuatro tracks correspondientes a su participación en el aludido
Electroshock. El siguiente paso sería, justamente, el estreno por cuenta
propia -Habitat.
Habitat (25th Anniversary) se ha premunido de
18 canales, reservándose los siete primeros para el track list primigenio, escrupulosamente
respetado. Puede ensayarse sobre el reissue de SuperSpace, pues, un análisis segmentado
-al menos en dos partes: para el inicio, el demo tal cual, y luego los extras agregados.
Respecto del tramo de arranque, era en Habitat más que evidente y
desconcertante el puente que tendía Kyleran entre predios distintos mas no
opuestos, atravesándolo sin descanso e inyectando esporádicamente sonoridades que
en definitiva se alejaban de aquello que se hacía al interior de las subescenas
electrónicas limeñas old school durante esas épocas. Y si antes el pobre
audio de la maqueta le jugaba en contra, la remasterización que el propio autor
ha realizado saca toda la ventaja posible en contraste con ese precedente.
De los cuatro cortes de Electroshock, para
Habitat tres de ellos son rescatados en tomas relativamente
actualizadas. De ellas, “V/F (Mentiras) (...Que Creas Eso...)” -ahora “V/F
Mentiras”- marida la constante Bristol montándola sobre una secuencia de linaje
breakbeat, precedida de una densa intro a lo Leæther Strip. “Conspiracy
(...Resolución, Introspección, Conspiración...)”, ahora sólo “Conspiracy”, me sugiere
la imagen de unos Robotiko Rejekto volcados en dirección del acid techno. La
oscilante cadencia maníaca de Squarepusher asoma domeñada por la estética
Detroit en “Meridiano Cero (...El Centro Del Mundo...)”, actualmente “Meridiano
Cero”, de los mayores aciertos en la vena alucinada y viajera que desarrolla la
cinta.
En cuanto a los números nuevos que acogía entonces
Habitat, “Piano (...Dónde Hay Un DJ??...)” a.k.a. “Piano” es de los
menos recordables, quizá por el típico gancho techno que decenas de grupos ya habían
convertido antes en lugar común. Mucho mejor ensamblados lucen “Altamira
(...Esta Vez Has Ido Demasiado Lejos...)” (a) “Altamira” y “Fade Away (...Pero
Nunca Cometer un Crimen...)” (a) “Fade Away”. El primero samplea ruidos de
máquinas que aún no se inventaban sobre la cíclica programación percusiva de
ascendencia entre trippera y ácida, mientras que el segundo se apegaba a pulsos
similares a los del “Teardrop” de Massive Attack, injertando guitarras
sampleadas y un galopante industrial tipo Ministry -sólo para regresar hacia el
final a dársenas bristolianas. La muestra más representativa de lo conseguido
por Fernández en el cassette es, sin embargo, “Urbano 8:30 (...Cada Mañana En La
Ciudad...)”/“Urbano 8:30”; cuyas texturosas capas de teclado se entrelazan a la
ultravelocidad de Tom Jenkinson y se contrastan marcadamente con la aquietada
línea general de la pieza.
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¿Y qué era lo alcanzado por el capitalino en
una jornada como Habitat? Todo lo antes referido, construido sobre una
fascinación por el electrofunk futurista de bombo lacónico herencia de la
Ciudad Motor, y que presagiaba una prometedora cuesta ascendente para su
carrera. Digo, ello ya estaba insinuado en Electroshock, que le había reportado
la imagen de un tipo empilado e ingenioso para ayudar a empujar las vacilantes
subescenas electrónicas peruanas hacia el mañana. Porque, mientras creadores
coetáneos suyos adscritos al planeta electro se abalanzaban hacia los discursos
más avezados de la vanguardia digital -post rock, ruidismo, clicks’n’cuts,
glitch, harsh noise-, Fernández se disparaba hacia encarnaciones menos ariscas
pero igualmente contemporáneas a los 90s. En cualquier caso, lo suyo dejaba
atrás ese synth pop del que no salía la mayoría de nuestros créditos nacionales
aventurada a probar suerte con la música electrónica.
Por esas cosas que a veces tiene la Vida, empero,
Kyleran prácticamente desapareció de la palestra. Entre Habitat y Amarillo
EP (‘16, también eyectado desde SuperSpace), es decir en el lapso de diecisiete
años, sólo volvió a aparecer a través de compilaciones -¿Realmente Amas A
Sandra Bullock? Compilatorio De Música Electrónica (‘03) y UnderPop: PopRock En Perú Vol 2.2 (‘15). Tras el extended, se coló una vez más en la saga
del colectivo UnderPop (...Vol 3.2, ‘17), antes de volver a primeros planos
con la reedición que motiva este texto. Sí ha habido en diversos panorámicos, por
el contrario, una presencia pertinaz de Subtoniq; nuevo seudónimo que el músico,
desde hace algunos años radicado con su familia en Canadá, se ha sacado de la
manga; y que en el ‘21 se puso de largo con Spaceship To The North Star.
Hace un rato, postulaba que Habitat (25th
Anniversary) podía dividirse al menos en dos secciones. Podrían ser incluso
tres, si tenemos en cuenta la info del demo del ‘99 -que menciona cuatro
remezclas correspondientes a “V/F Mentiras”, “Conspiracy”, “Piano” y “Fade Away”;
disponibles sólo contactando a Kyleran por correo electrónico. De las
composiciones mentadas, el update del ‘23 incluye sendos remixes de “Fade Away”
y de “Conspiracy”, mientras que de “Piano” se aditan dos. No obstante, no hay
ninguna certeza de que estas remezclas sean las antaño ofrecidas vía e-mail.
Debemos, entonces, ceñirnos a la división del disco en dos porciones.
Coincidentemente, es “Altamar (Kitten Mix)”
el primero de un puñado de bonus que bien podría haberse incluido en el
lanzamiento del ‘99. La reversión posee una intro que guiña a la bossa nova, para
luego de una drástica transformación en convulso drum’n’bass a lo No U-Turn
unificar ambas aristas en un remix mutante de exótico easy listening jungle. “Fade
Away (Full Moon Mix)” tiene la misma vocación hibridante, sólo que aplicada al
trance y al trip hop. De otro lado, asaltos como “7 AM” y “Piano (Headache Mix)”
lucen más convencionales, si bien su manufactura es impecable -artcore de pro a
medio andar entre Ram Trilogy y Omni Trio el primero, techno duro y acerado el
segundo. En tanto, el saldo faltante de adicionales no destaca mucho, acaso por
su excesivo apego al sonsonete trance -que, afortunadamente, nunca se convierte
en goa. “Asunto Personal”, “GPU”, “Conspiracy 303 Mix”, “Portal (Wari Mix)”, “Piano
(Virus Mix)”... Con una mejor producción, tal vez los dos primeros puedan reivindicarse,
atendiendo a sus variopintos matices.
Finaliza este repackage “Starting Point”, punto
de retorno a los días de la maqueta original por su mixtura de casi todas las
estéticas de que ésta se valió, salvo la del drum’n’bass. Queda así codificado Habitat
como lo que en realidad siempre fue -un documento sonoro que pudo abrir con
mayor celeridad la cancha para actos electrónicos peruchos interesados en los
nuevos discursos digitales de los 90s ajenos a la experimentación, si hubiera
contado con más difusión y apoyo. Casi un cuarto de siglo después, el rescate y
su merecida reivindicación son una realidad tangible.
Hákim de Merv