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jueves, 13 de febrero de 2025

Asteroide & Fiorella16: Suni A Través Del Espejo // Mantarraya: Volumen II // El Otro Infinito: Siempre Hay Mar EP // Lento Rodríguez: New New Wave // Piero Limaco: Eclipse 2022-2024

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 5 de febrero de 2025.)

LOS DISCOS PERUANOS DE 2024 QUE NO ALCANCÉ A RESEÑAR (II)

Admito que hace mucho no pensaba en Asteroide, la sociedad de David y Marco Rivarola que rompiese fuegos a fines de 2008. Tanto en ese entonces (Laberinto Y Despedida) como a través de su sucesor (Venganza, 2016), los hermanos dejaban en claro que lo suyo era el pop alternativo con inflexiones a metamorfosearse según el momento -noisy o shoegazing al inicio, luego indie. El mini-LP de remixes El Abismo Contenido (‘18) persiste como deuda pendiente -con remezclas firmadas por Mario Silvania, Theremyn_4 y el argentino Zigo Rayopineal.

Cuatro bienios después de Venganza, encuentro a Asteroide adicionando fuerzas a las de un habitual en estos bytes, José María Málaga. En su faceta de Fiorella16, el arequipeño atravesó en el tercio final del ‘24 un rush muy agitado, concerniente a presentaciones y producciones. Entre las últimas se debe contar el registro co-firmado junto a los Rivarola, Suni A Través Del Espejo (Cruel Nature Records, julio). Aunque a priori esta movida luzca un poco desconcertante, ya que ambas ententes discurren por caminos muy distintos, más allá de la camaradería que les une existe un factor en común -la Distorsión.

En formato mini-álbum, Suni... consta de cuatro estaciones. Todas ellas participan de los aportes estilísticos de Marco, José María y David, pero la conjunción no les inscribe cerca del background de Fiorella16. O del de Asteroide. Lo primero que me viene a la cabeza escuchándoles es el dark ambient, en esencia el de la escudería itálica Unexplained Sounds y derivaciones. Incorpóreas, las melopeas que moldean se ven suspendidas por ventarrones drónicos, nutridos éstos de las atmósferas glitcheadas que escupen osciladores muy probablemente intervenidos. Esa batahola iterativa trashuma cribada por los teclados de David Rivarola y la guitarra ¿de palo? del mayor de los Málaga.

Muy difícil de rastrear indicios que le delaten, el bajo de Marco asciende ocasional a la superficie. Más ocasional es la voz frikeante y quejumbrosa de José María, que coadyuba a redondear las tonalidades oscuras y concentradas de “Agua”, “Cielo” o “Cerro”. Esta característica hace surgir espontáneamente el otro vitral que emplea el terceto para expandir su impacto auditivo, uno que además los involucrados han reconocido en la sumilla de BandCamp: Sunn O))). Obviamente, Suni A Través Del Espejo no asimila ni la tensión macabra ni el devocionario pagano del tándem Greg Anderson-Stephen O’Malley, si bien llega a sobresaturar de malas vibras las neuronas que no conserven la guardia en alto -en un sentido análogo al de Bauhaus en, digamos, “Hollow Hills”.

SATDE se clausura con “Primavera”, donde coinciden todas las variables antedichas, excepto la de la voz. El resultado se transfigura a cada paso: triste, pánico, ruidoso, etéreo, grave.

Peregrina decisión la de hacer público un trabajo sonoro -ídem un libro, una película, etc- el último día del año, sea cual fuere su condición. Si razones pueden enumerarse muchas, dos son las insoslayables. Primero, no queda el menor margen de tiempo para oírle suficientes veces a fin de escribir algunas palabras al respecto antes de medianoche. Segundo, pasa completamente desapercibido para todo el mundo. Como que eso es lo último que debería buscarse, ¿no?

Nada disuadió a los muchachos de Mantarraya, oriundos de Nuevo Chimbote, de tomar ese curso de acción. Volumen II fue colgado en Internet el 31 de diciembre, y recién muchos días después algunos pudimos enterarnos. Otros no han tenido esa suerte hasta ahora. Quizá el principal acicate para semejante apremio han sido los cuatro años de silencio discográfico tras el epónimo debut, eyectado en 2020, y los correctivos hoy implementados. Mantarraya, en efecto, traspasaba el dintel de los 67 minutos y se ahogaba/diluía parcialmente en los desbordes inherentes a la novatada.

En dirección opuesta, Volumen II se expone mucho más sobrio -también 11 episodios, sólo que en una cincuentena de minutos. No bien comienza a sonar “Espíritu De Fuego”, queda evidenciado que este power trio (recientemente cuarteto) no se lanza a inventar la pólvora. Tampoco es ése su objetivo. Mantarraya remite a los días en que el merseybeat había abandonado ya su crisálida para convertirse en un robusto blues ácido. Consecuentemente, sus influencias mayúsculas son el Señor Guitarra Jimi Hendrix y Led Zeppelin -esto, entre otras varias. En modalidad The Jimi Hendrix Experience, del primero hereda la base rítmica esmerada, rabiosas eléctricas llenas de psicodelia, compactos arreglos algo complicados. Del segundo, la dureza, la pesadez, la corpulencia. ¿Una única etiqueta que condense estos tres rasgos? La del hard rock.

Mantarraya, por ende, es rock de vieja escuela. Puede agradar a metaleros y a feligreses del stoner, a tenor de no alimentarse ni de un género ni del otro en toda la rodaja. Más pulido, libre de los excesos y las grandilocuencias que demeritaban su primer esfuerzo (“La Sombra De La Nube”), con Volumen II se hace mucho más sencillo disfrutar de su propuesta. Una de perfil esforzado (“Abraza Tu Dolor”), que reposa controlada mas nunca adormecida (“Diablos Al Amanecer”, “Bajo Los Focos Rojos”, “Un Café En El Sol”), y cuyo mástil de cuatro cuerdas resquebraja la formación encabritándose cada dos por tres.

Rubrican la segunda entrega de Paulo Manrique (bajo), Alex Vivar (guitarra, voz) y Kelvin Sifuentes (batería, percusión, vientos, voz) los desarrollos instrumentales. Nada mal, pese a que para los altos estándares que emulan todavía les falta buen trecho. Nuevo grupo a degustar proveniente de la misma localidad que Desert Gang -otro power trio, éste sí manifiestamente stoner.

¿Mutatis mutandis en el continuum espacio-tiempo que atraviesa El Otro Infinito? Tranquilamente sí. Aunque no atestigüemos un corte de mangas radical, es innegable que la música del individualista surcano ha experimentado una profunda transformación, que le catapulta hacia las periferias más exteriores de ese dédalo de alcorces en que ha devenido la electrónica contemporánea. Y si bien esto le pone a tiro de piedra de comarcas inexploradas apertrechado con ese alias, es imperioso enfatizar que un importante porcentaje de su genoma todavía permanece electrónico.

Siempre Hay Mar EP leva anclas gracias a “Kokteau”, cuyo nombre evoca espontáneamente reminiscencias dream pop. Y aunque la apertura está lejos de esas cuadras, su pareja naturaleza indie y electro se refracta en ellas durante más de 210 segundos: mientras glitches y secuencias son la madera, clavos y pernos de su embarcación, las electroacústicas son los paños, el viento y su tripulación. Ninguna de las siguientes paradas le hace justicia a esa alucinada carátula. “Naufragar Y Flotar”, de otro lado, no calza exactamente en esas coordenadas, sí en ese modus operandi. O, al menos, en uno muy similar: beats y percusiones sintéticas postulan ambientaciones abstractas, que la de seis cuerdas colma de colorida pigmentación. Algo así como un Lunik en clave pop.

La otra hoja de este amplio ventanal costero es cosa exclusiva de la electrónica usual en el proyecto de Alfonso Noriega -ésa que parte casi excluyentemente de la IDM noventera. Difícil que sea de otro modo, cuando el primer mazazo a posicionar allí es “Natasha Meets Autechre”: un crescendo de programaciones enérgicas y tajantes, desbordadas y eventualmente nulificadas por ostinatos de teclado que incendian los cielos. Égida de distinto modelo pero de convergente gradación empuña “Mar Otra Vez”. Sea o no el título un guiño a los recordados madrileños que en los 80s poseían idéntico nombre, sus secuenciaciones se construyen sobre los mismos ecos, las mismas reverberaciones, los mismos puntillazos inherentes al intelligent techno. “Mar...” me recordaría algunos remixes de Global Communication si no fuera por la textura analógica del Sintetizador DX10 que erupciona hacia el colofón -fantástico cierre.

Subido el primer día de la última primavera, Siempre Hay Mar EP es un enorme paso hacia adelante en el siempre difícil camino de la reinvención como artista, tenga esa cuestión Noriega en agenda o no. Ahora le falta superar el otro reto -el de un largo tras muchos años en los que sólo han menudeado EPs. Mario Silvania -de actuación estelar en “Mar Otra Vez”- produce este último. Las vocales femeninas en “Natasha Meets...” y en “Naufragar Y Flotar” son de la artista interdisciplinaria María Laura Vélez.

Más allá de disquisiciones generacionales, toda persona que haya visto durante largas temporadas los viejos cartoons de Looney Tunes y/o Merry Melodies debería acordarse automáticamente del personaje del Lento Rodríguez. Exacto opuesto de su primo Speedy Gonzales, aunque “el ratón más cansado en todo México” no debe haber aparecido en pantalla sino tres o cuatro veces, ello no impidió que se hiciera de inmediata recordación. Quién sabe fuera su nombre o su flemática pinta, lo cierto es que se convirtió en inadvertido icono de esos vetustos dibujos animados.

¿Por qué una nueva banda peruana adoptaría el chaplín de Lento Rodríguez? No imagino ningún buen motivo, y a la vez me parece tamaña jugadaza. Los muchachos tienen un EP editado en el ‘23 (Felicidad En Dosis Exactas), que no he podido escuchar porque desgraciadamente sólo se encuentra disponible en Spotify. Algunas voces apuntan a un shoegazing de humores oníricos. Ese mismo coro habla de una sorprendente reorientación en su puesta de largo, New New Wave, acaecida en septiembre del ‘24. Mérito extra si se tiene en cuenta que Gustavo Rizo Patrón, guitarrista, tecladista y autor principal del combo; se ha afincado en New York, donde ha dado los toques finales a su nueva criatura asociándose a Howie Weinberg y a Pablo Moreyra.

El grupo, que completan Javier Espinosa (guitarra), Carlos Freyre (batería), Susana Fátima (voz) y José Luis Contardo (bajo); se ha abroquelado en derredor del pop. No de uno burdo, sino capital, que acredita ensoñador linaje indie de las líneas española e inglesa. Rarísimo es el pasaje en que puedan detectarse atisbos de sobrecarga, vestigios de distorsión. Más raro todavía el segmento en que la música produzca sobresaltos. Todo en Lento Rodríguez atesora una factura muy cuidada -adornos de teclado de bonita orfebrería, batería de buen pie y siempre pronta, eléctrica que encanta y arropa antes que sedar y arrebujar, bajo que calza y acuña sin hacerse notar...

Que New New Wave sea un ejercicio de pop estoicamente contenido y ejemplar no sólo se nota en esos detalles. También en la férrea determinación de prevalecer a salvo tras cánones de ese pop que nunca ha sido sinónimo de accesibilidad gratuita -es decir, perfecto (o casi). En “Palermo”, por ejemplo, me hicieron pensar en los olvidados The Magic Numbers; drenados de la excesiva cantidad de polisacáridos de carbono a que eran tan proclives esos ingleses. En la semi-balada “The Rite Of Ipanema”, el quinteto parece sentirse tentado a subir a altitudes similares a las de los primeros Red House Painters. No ocurre tal, sino que se mantiene en sus trece, y esa mesura es también parte de su encanto.

Tan decisiva como la disciplina instrumental es la que exhibe Susana Fátima frente al micrófono. La limeña tiende a cantar como sus pares lo hacían en los viejos 80s, otorgando así mayores brillos al esférico. En éste, y pese a lo que sugiera su peculiar bautizo, Lento Rodríguez no se asemeja a The Housemartins o a Aztec Camera. Otra cosa es que exista una comunión fundamentada en la pulcritud de un pop mesurado (“Tortoise Sunglasses”), sofisticado (“Substitute Connections”), que no teme ni medio segundo abrazar una melancolía sugerida, dosificada, exquisita. Cualidad que agradezco mucho en estos aciagos días.

No es “confusión” la primera palabra que acude a mi mente cuando escucho la obra de Piero Limaco. Tampoco “pereza”. Sin embargo, el ayacuchano se acoge a la definición que ésta sostiene para no sólo definirse como artista (en entrevista concedida al blog Vanguardia Peruana Y Sonidos Contemporáneos), sino asimismo describir a su debut en estas lides. Algo de razón debe asistirle, porque Eclipse 2022-2024 destaca en la propia denominación su carácter recopilatorio dentro de un período de tiempo delimitado. Infrecuente es en estos días, ciertamente, la oportunidad en que un músico o grupo se estrene con opus de esta naturaleza, por lo menos de manera tan evidente.

No creo que Eclipse... haya sido concebido bajo otras premisas que las de la exploración, del ensayo, de la experimentación. Su norte nunca fue la magnificencia. Todo lo contrario. Algunas de sus dieciocho piezas poseen el acabado de composiciones completas, pero la mayoría abriga una estética sin bruñir, tosca, no procesada -son más fragmentos de canciones, antes que canciones propiamente dichas. Es probable que ello responda a la urgencia de Limaco por inmortalizar el momento, y con ello tal o cual estado de ánimo, por lo que cabría hablar de una suerte de metodismo polaroid. Capturar en cierto modo el aquí y el ahora, antes de que éstos se desvanezcan, es por lo demás un curso de acción que discursos como el jazz o el post rock han priorizado.

Lo del músico surandino va de otros sabores. Canales como “Te Disocias Contigo Mismo”, “Sarajevo” o “Para Ti Todos Quieren Morir” están signados por una electrónica que puede llegar a ser recia cuando se enterca en ello (“Palacios”). Otros, como “Ucrania”, “Suenho”, “Anallemeinefreunde”, “Nubes” o “Heimweh”; van del pop paisajista al refinado. Algunos más prefieren adentrarse en una indietrónica que parece hecha al guerrazo, como “Cuántos Días Han Pasado” y la barbitúrica “Buscando Vidrio En El Mar”. En los hechos, pues, asoma razonable elegir el rótulo de “bedroom indie” para tratar de abarcar este capítulo de cabo a rabo -aunque siempre logran escurrirse algunos asaltos de posología incomprensible.

Ahí están los casos de “El Lado B De Tu Rostro” o de “Detrás De Ti”. En giro para mí inexplicable, Piero Limaco le da tribuna al trap, subproducto a-cultural en el que no merecería gastar su talento ni medio minuto. Asumo es la clásica diferencia insalvable entre una generación y otra, y para el man hacer trap es tan válido como esculpir pop, electrónica o indie. Sus razones esgrimirá (y yo las mías).

Me quedo con la imagen, ergo, de edificaciones sonoras a medio concluir. De masterizaciones cojas. De fallas involuntarias e igualmente bienvenidas. De mezclas finiquitadas a la prepo. Como ya han enseñado notables antecesores suyos, dentro y fuera del país, acaso no haya mejores condiciones para desplegar con tino y tacto visiones personales sobre amores inacabados, penas insondables, las propias sombras que no se suelen compartir con nadie, los demonios del pasado que aún resta exorcizar, las puertas que debes definitivamente cerrar. Eclipse 2022-2024 no será la clave determinante, pero ayuda su poco.

Hákim de Merv

jueves, 17 de agosto de 2023

Canciones De Verano Y Costa: Un Tributo Del Pop Español A Paraíso Y La Mode

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 9 de agosto del 2023.)

Mi primera vez con La Mode sabiendo que lo que estaba sonando era La Mode, no fue realmente mi primera vez. Como supongo le sucedió a mis demás coetáneos/as, a punto de cumplir nueve recién comenzaba a descubrir la radio, y ésta rara vez emitía el single más exitoso de esos españoles. Curioso, ya que entonces -primera mitad de los 80s- se vivía en Latinoamérica el “boom del rock en castellano”. Me estoy refiriendo, claro está, al 45 rpm “Enfermera De Noche”.

Pasó mucho tiempo antes de que la legendaria formación de Fernando “El Zurdo” Márquez se me revelase en todo su esplendor. Era 1992, y en casa de un amigo que por esos años vivía ilusionado con la “trova latinoamericana” di con un mixtape confeccionado en La Colmena. A la cinta la escoltaba la llana denominación de Post Punk Españoles, e incluía abriendo el lado B “El Único Juego En La Ciudad”. Fue un amor a primera escucha, que se fundió con mi piel en Cuzco durante el verano del ‘94, y el inicio de un culto entre algunos/as de quienes hasta ahora son compas muy cercanos/as. No faltarían, después, más instancias decisivas: el redescubrimiento de “Enfermera De Noche”, la adquisición de la obra íntegra de La Mode registrada junto a Márquez a través de la recopilación triple Todas Sus Grabaciones 1982-1984 (se editaría un LP más sin él, antes de la ineluctable disolución), la certeza de no ser la mía la única colectividad de weirdos que se había enamorado del terceto (Cocó Revilla de Silvania y Ciëlo les reivindica en entrevista concedida a Freak Out!, publicada en el cuarto número), etc.

De manera que, cuando me llegaron nuevas fresquitas relacionadas a la confección de un homenaje doble dedicado a La Mode y a Paraíso -primera experiencia de Fernando posterior a Kaka De Luxe, este último-, me lancé a averiguar de inmediato si las noticias tenían fundamento. Y pues sí. Canciones De Verano Y Costa: Un Tributo Del Pop Español A Paraíso Y La Mode ha sido orquestado desde Valencia por Vicente Ribas, y contiene versiones variopintas de veintidós clásicos pertenecientes a ambas alineaciones. Previsiblemente, la mayoría de participantes es valenciana, aunque también los hay de otras regiones -y hasta uno que otro ilustre contemporáneo del entrañable combo, responsable de las canciones acaso más sofisticadas de su época, producto de su afición por la new wave y la estética new romantic, y de su pasión por el synth pop y el talento de Brian Ferry.

Precisamente es la recordada Casilda Fernández, vocalista de Estación Victoria, quien rompe los fuegos de la primera rodaja con una enérgica relectura de “Aquella Canción De Roxy”. Basándose en la versión LP del tema, cuya contraparte 7’’ era bastante distinta, la madrileña hoy radicada en Jávea -Alicante- cierra flancos reagrupándose con sus excompañeros. Rebautizados para la ocasión como Casilda Y Victoria, su excelente toma prescinde del grueso de la ornamentación filo-electrónica del original, entregándose a una performance mucho más rockera -que flirtea con la letra de uno de los éxitos más memorables de EV (“Cita En La Embajada Francesa En Saigón/Oh, Mon Dieu! C'est La Mousson”).

Muchas de las interpretaciones que encuentran cabida en Canciones De Verano Y Costa... se hallan fundamentadas en un pop/rock atemporal y en las variantes mínimas que de esta asociación se desprenden. Ese rasgo tiende a nimbar al díptico de una impresión de uniformidad, impresión si bien varias veces corroborada, nunca al 100%. En efecto, no son Los Viernes (“Y Al Final Carolina”), Arcanodia (“La Teoría De La Relatividad”), Scrig (“El Eterno Femenino”), Sauna Bytes (“Mi Dulce Geisha”), Última Emoción (“Cita En Hawaii”) o Los Inhumanos (una jubilosa “Las Chicas De La Inter”); lo mismo que Jon Dove (“Amor En Taxi”), Falsa Pasión (“Wild Puppets (We Love You So)”), El Aviador Dro Y Sus Obreros Especializados (“La Estrella De La Radio”), Los Radiadores (“Makoki”), Amiga Mala Suerte (“No Te Equivoques”) o Uve Eme (“Aquella Chica”). Si bien ninguno de ellos consigue poner de vuelta y media las brillantes creaciones de La Mode, los primeros por empeño y ganas no quedan, mientras que los últimos no ensayan mayores variaciones respecto de los modelos (o dan peligrosos pasos en falso). Sorprende, para mal, que sea justo en este segundo grupo donde se sitúan dos históricos de la movida española de hace cuatro décadas: El Aviador Dro... y Falsa Pasión.

Salvo excepciones como la de Casilda Y Victoria, son las versiones que se salen del molde las que mejores resultados obtienen, pese a que ello no comporta una regla. Sí es el caso de Mist3rfly, cuya relectura de “Enfermera De Noche” se vuelca completamente al electro. También es el de Los Detectives, el otro ensamble que nace tras la desintegración de Paraíso, quienes perpetran una ejecución punk de “Sé Una Chica De Hoy” con guiños al fundacional EP de Kaka De Luxe (y menos sutilmente a los Ramones). Y es el de Víctor Eme y SERCH. (sendas fantásticas reinvenciones electrónicas de “La Evolución De Las Costumbres - Radio Edit” y “En Cualquier Fiesta”), así como el de Matamala (lúdica revisión punk de “Para Ti”).

El premio gordo, sin embargo, se lo lleva Juegos Nocturnos. Este proyecto, que une a dos referentes imprescindibles de la movida ibérica (Per Mertanen de Décima Víctima y Jesús Amodia de P.V.P.), deconstruye la magnífica “El Único Juego En La Ciudad”; rearmándola a punta de generosas dosis de espacioso dub y de un tridimensional reggae en clave roots. Quién hubiera pensado que tal cosa sería posible. Ni el mismísimo “Zurdo”, creo, cuyas maravillosas composiciones al lado de Mario Gil y Antonio Zancajo permanecen como uno de los picos a los que llegara la escena independiente ochentera, hija desafiante de la España liberada de la tiranía franquista.

Hákim de Merv

jueves, 10 de agosto de 2023

U.F.O. 1982: Cyber Noir EP // Búho Ermitaño: Implosiones

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 2 de agosto del 2023.)

Mala suerte la de U.F.O. 1982 al subir a BandCamp su puesta de largo el 22 de febrero del ‘20, pocos días antes de decretarse el inicio de la emergencia sanitaria en el Perú a consecuencia del COVID-19. Por ende, Fantasía pasó completamente desapercibida en medio de la crisis pandémica, que condenó a un olvido algo dilatado el esfuerzo de Janis Monja -principal y única fuerza motriz del proyecto- producido por Esteban Loayza.

Tres traslaciones terrestres después, U.F.O. 1982 lanza un extended play temático con todas sus pistas empalmadas. Cyber Noir EP se centra en la figura del T-800, el ominoso e implacable antagonista de Terminator (‘84), joya del cine B y uno de los mitos contemporáneos más destacados que surgiera de la cultura pop ochentera. La decisión no extraña, ya que desde un principio el alias de la peruana ha dejado en claro la devoción que le suscitan los sonidos electrónicos de los primeros 80s -concretamente la new wave y el synth pop, amén de la prole y cruces que ambas corrientes generasen hasta clausurarse el siglo pasado.

Cyber Noir EP luce más como una gran pieza de casi 18 minutos, antes que un conjunto de cuatro tracks. En gran medida, el tema central que signa Brad Fiedel para la banda sonora del aludido film es el motivo inspirador de esos canales, al punto que el “Intro” del extended es una especie de remodelación/rework de aquel, con parlamento sampleado de alguna(s) de las secuelas de la saga Terminator. Pegadizo synth pop de ciencia ficción y musculatura Hi-NRG que, en la práctica, no se diferencia del de “The Future Is Not Set” más que en la programación -mientras éste la tiene, “Intro” carece de aquella. Queda así la sensación de una fosca reelaboración entre futurista y dance, a partes iguales, de la composición original de Fiedel.

En “Tech Noir”, nombre de la discoteca en que Kyle Reese y el T-800 se enfrentan por primera vez, el equilibrio detallado se sostiene lo mismo que la secuencia rítmica. Sin embargo, los principales rasgos identitarios de la obra de Fiedel se han difuminado. Los arreglos vintage/retrofuturistas de robóticos sintetizadores y cristalinos teclados habrán nacido de su simiente, pero ellos ya no están. Tampoco la explosión Hi-NRG de la primera mitad. Para cuando “Skynet” empieza a sonar, bajándole simultáneamente la persiana al EP, Monja termina por sepultar todo vestigio del soundtrack de Terminator: del synth pop ochentero lleno de fulgor hasta grados chillones no sobrevive nada, pues la música se vuelve más reluctante al acercarse a la tradición del synth usamericano de los primeros 90s (tipo Faith Assembly, Seven Red Seven o Cosmicity).

U.F.O. 1982 se presentó el domingo 6 de agosto en el festival Underground Space, autodenominado “el primer evento de vaporwave peruano”. Pese a que ni en Fantasía ni en Cyber Noir EP he podido encontrar siquiera media nota de hard vapour o de future funk, debido a las inclaudicables reminiscencias en la producción del acto se comprenden las razones para haberle programado junto a otros seudónimos que sí califican como vaporwave -Lost Traveller ロスト, Babefake, Blurred Hologram, S O A R E R.

Las historias de todos los circuitos que conforman directa o indirectamente el mosaico de nuestra escena independiente nacional están atestadas de casos en los que tal o cual grupo no logró superar el reto del segundo álbum, tras agotarse el entusiasmo inicial y sobre todo si su estreno fue tan bueno que acabó convirtiéndose en sambenito y obstáculo. Hasta hace unos meses, a este limbo parecía pertenecer la banda Búho Ermitaño, que en el ‘14 debutase con un LP magnífico como Horizonte, a seis años de haberse fundado.

De todas formas, pausas de casi una década suelen ser aquí sinónimos de expiración definitiva. Hasta que se van al tacho, claro. No es ésa la única singularidad que distingue a BE. Cuentan a su favor una existencia que jamás se ha visto interrumpida y la permanencia de los seis individuos que firmasen Horizonte. Estas circunstancias, no obstante, son relegadas a riguroso segundo plano cuando aparece un nuevo documento sonoro a considerar. Y vaya que si el Tiempo no ha transcurrido ni para los capitalinos ni para el novísimo Implosiones.

Editado por Buh Records, el vinilo es mucho más corto que el mazazo de hace nueve calendarios. Pese a ello, la media de sus siete surcos sigue siendo muy elevada, como toca a una alineación que se desliza entre/impregna de todos los subgéneros lisérgicos de vieja escuela -así como de sus coetáneos más próximos, y aún de sus más aplicados descendientes. En la senda de lo mostrado por Horizonte, las nuevas creaciones de Búho Ermitaño se alimentan del espíritu del prog, del delirio del space, de la contundencia del hard, de la turbia viscosidad del heavy, del arrebato del blues, del pasotismo de la psicodelia, del jammeo intuitivo del kraut, del groove tribal de fusión enraizadamente jazzera...

Poco es, entonces, lo que ha cambiado la receta del sexteto en cuanto a ingredientes. Acaso sea el folk el único de éstos del que se ha prescindido. Felizmente, no es correcto utilizar ese adverbio calificativo para describir el aliento que sopla en este puñado de seis instrumentales y un solitario número cantado. Tampoco, para referir la soltura con que ahora los músicos fisionan influencias. O su remarcable desenvolvimiento instrumental, que ha ganado durante todo este tiempo sin editar cotas verdaderamente fabulosas -de inequívoca superioridad a las del primer esfuerzo. Todo esto ha sido posible gracias al disciplinado vigor que ahora ejercen tanto individual como colectivamente: si antes se les podía reclamar a los limeños un poco más de “descontrol”, hoy es evidente que no sólo pueden hacerlo cuando quieran, sino que es consciente decisión propia no abusar de esa coartada.

Así entiendo el milimétrico kraut ácido a lo Guru Guru de “Herbie”, los místicamente laxos efluvios cósmico-uterinos de “Ingravita” y el breve “Preludio”, el ascendente punche ácido de “Explosiones”, las piruetas prog-jazz pro-Birth Control de “Buarabino”, la irrupción de acervos sonoros de la zona altoandina presentes en “Renacer”... También, por supuesto, el indómito crescendo psicodeliblues de orientación space que comporta “Entre Los Cerros” -probablemente, lo más impetuoso/achorado/¿feérico? que han publicado a la fecha Juan Camba (batería, flauta), los hermanos Leo (bajo, guitarra, sintetizadores, theremin) y Diego Pando (bajo, guitarra, voz), Irving Fuentes (charango, bajo, la talk box), Ale Borea (percusión, loops, efectos) y Franz Núñez (guitarra, flauta, sintetizador, bajo). Otra jornada perucha de este 2023 que logra puntaje perfecto -y duro competidor fijo en los recuentos de fin de año.

Hákim de Merv

jueves, 23 de marzo de 2023

Yndeseables: El Perfecto Ruido / Escapa Del Control 7'' (1985 Studio Recording Version)

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 15 de marzo del 2023.)

Entre las grabaciones más enigmáticas que integran el legado histórico de nuestra escena independiente nacional, siempre destacó “Escapa Del Control” por su reacia insularidad, así como por considerársele la única canción de Yndeseables que había sobrevivido al paso del Tiempo. Poco más se sabía respecto de proyecto y obra: que el marbete Yndeseables fue creado en 1984 por Guillermo Valdivia a.k.a. Kimba Vilis (hermano de Daniel F y baterista de Leuzemia), que era más una apuesta personal que un grupo, y que el tema proviene de la mítica maqueta compilatoria Ataque Subterráneo Vol. II (1986).

Hace cuatro años y medio, Rolly Necio, infatigable documentador de la primera escena subte limeña; dejó helado a todo el mundo colgando en su cuenta de YouTube el cassette demo con que iba a debutar Yndeseables en 1985. Esta cinta, bien por iniciativa propia o a instancia de Vilis, se bautizó como El Perfecto Ruido. Es a partir de la base proporcionada por el tape que Buh Records ha lanzado a principios de año una recopilación y un 7’’ incluyendo todo lo que en aquella época se registró bajo el rótulo Yndeseables -con el plus, en el caso del 45 rpm, de rescatar las tomas de estudio tanto de “Escapa Del Control” como de su trunco lado B “Asquerosa Corrupción”.

Añadiendo cuatro piezas hasta hace unas semanas inéditas, El Perfecto Ruido no hace sino confirmar lo que ya había dejado entrever la primerísima versión liberada por Necio. A saber, que Yndeseables no se subordinaba al hardcore punk que reinó soberano durante los primeros años de la movida subterránea ochentera, sino que más bien se valió de sus trabas y sus contradicciones para superarle. En ese propósito, coincidió en cuanto a vocación con gente como Feudales/Paisaje Electrónico, Sociedad De Mierda, Éxodo, Voz Propia, Delirios Krónicos, Salón Dadá/Col Corazón, Lima 13, T De Cobre, Masoko Tanga, Disidentes o Sor Obscena. Aún podría decir más: Yndeseables fue el único acto peruano de no wave atómicamente puro, quizá sin que el menor de los Valdivia estuviese enterado de qué diablos quería ilustrar esa etiqueta, que en el hemisferio norte unificó a fines de los 70s a los estetas neoyorkinos precursores del after punk.

Eso es lo que refleja la maqueta recuperada -que el baterista grabó en mayo del ’85, secundado por Mario Chirinos (a) Mario Almanegra, bajista de Zcuela Crrada. Por un lado, aprovechamiento al máximo de los minúsculos espacios que toleraban unas apabullantes limitaciones técnicas: sin drum set, una guitarra acústica completamente vejada (a punta de obsesivos trallazos), teclados que es difícil imaginar cómo funcionaban después del doloroso tratamiento-a-lo-instrumento-de-percusión a que Yndeseables les sometía, simple y llano ruido “tubular” (hecho con tuberías viejas). Por el otro lado, feroces acometidas contra todo aquello que te permite elaborar y entender definiciones convencionales de lo que llamamos “música”: desprecio por las más elementales nociones de compás y afinación, aniquilación absoluta de acordes y arpegios, desmaterialización y colapso de frecuencias en plan de autosabotaje. Desprolijidad militante, en resumen.


El laudable reverso de estas carencias, de estas deconstrucciones a conciencia, es la incombustible/potente habilidad expresiva que canalizó Vilis a través del repertorio yndeseable. Un angst granputeante del que dan cuenta asaltos como “Basta Ya”, “Depresión”, “Relaciones Distanciadas” o “Confundidos”. Yndeseables nace, se saca la chucha, atropella y muere con cada canción. Si acaso puede hablarse de estilo, el de la temporal asociación Valdivia-Chirinos se corresponde con el de un incesante desmadre lo bastante consistente para evitar el polimorfismo y a la vez el lugar común de la frase “cortados por la misma tijera”. Impar correlato   sonoro   capaz   de   soportar los aullidos   y   el   spoken   word  lastimero  de Kimba -explorando/confrontando con vertiginosa crudeza y desencanto el pánico vacío existencial que hizo presa en las generaciones cuya juventud transcurrió durante los atroces 80s de este país. Nada lo resume mejor que la letra de “Cadáver” (“Eres La Persona Que Ha Dejado De Existir/No Porque Hayas Muerto/Sino Porque Has Dejado De Pensar”). Nada lo resume mejor que la pesadillesca densidad de la final “Centrosis”.

Las tomas del single son aquellas que reformuló Yndeseables en un estudio de grabación como mandan los manuales, armazón percusivo incluido (sospecho que en la forma de una drum machine), con miras a que integren el track list de Ataque Subterráneo Vol. II. Sólo una, sin embargo, fue acogida: la versión de “Escapa Del Control” que cobija el sencillo es, por ende, la que todos/as hemos escuchado en el histórico k-set. Con ella y su B-side se completa, en teoría, todo lo registrado alguna vez por el elusivo proyecto -exceptuando, claro, el intro de que venía provisto El Perfecto Ruido de Necio y el directo de “Examina”. No hay duda de la autenticidad del primero, mientras que el propio Vilis jura que no guarda recuerdo alguno de la presentación en Magia (desaparecido point ubicado en el distrito de Magdalena, casi al final de la avenida Brasil), que es de donde se extrae la mencionada versión live.

Hákim de Merv

jueves, 16 de febrero de 2023

Varsovia: Diseñar Y Destruir // Hunters Of The Alps: Today Mañana EP // Ayahuaira: Qarqaria // Gacelasheladas: Lo Difícil De No Pensar EP // Aloysius Acker: Last Seconds Of A Cloud // Domingo: Tarde Para Regresar EP

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 8 de febrero del 2023.)

LOS DISCOS PERUANOS DEL 2022 QUE NO ALCANCÉ A RESEÑAR (III)

Que la crisis de forma y contenido que en nuestros países soporta el (caduco) modelo neoliberal, ha radicalizado las opiniones en torno suyo a favor y en contra, es una descripción que difícilmente puede ponerse en entredicho. Con mayor razón en el Perú, donde el encono ha crecido a pasos agigantados desde principios de la década pasada, permeando todos los aspectos de la vida cotidiana. Qué mejor prueba de ello que la largada en falso del álbum póstumo de Varsovia, a fines del ‘20.

En efecto, por esas fechas se hizo pública una versión de Diseñar Y Destruir que no contaba con el visto bueno de Fernando Pinzás y Dante Gonzáles, los dos tercios del grupo que mantenían poder de decisión en todo lo relacionado a éste. Había factores de carácter artístico que ya no avalaban, por supuesto, pero la razón de fondo se relacionaba al hecho de que las tomas entonces difundidas habían sido grabadas con el concurso de Carla Vallenas, segunda frontwoman de Varsovia y fuente constante de fricciones debido a irreconciliables posturas políticas. A Gonzáles y a Pinzás, que no son excluyentemente de izquierda, les molestaba sobremanera legar el testamento de la banda con las vocales de alguien abiertamente fachoderechista -que, verbigracia, se negaba a seguir cantando “Cardenal En El Infierno” en las tocadas.

Mediando el retorno de la gritante original Sheri Corleone (quien vivió una estadía en Países Bajos), casi dos años después de aparecida la versión apócrifa culmina Varsovia el “rework” de las canciones reunidas en DYD, escritas entre el ‘15 y el ‘17 -esto es, a renglón seguido del estreno Recursos Inhumanos (‘14). Ello ha comportado la resurrección temporal del trío para compromisos promocionales del disco, finalmente colgado en octubre del ‘22 en el BandCamp de Buh Records -que también se ha encargado de la edición vinílica. Descontando el affaire de la voz, las modificaciones practicadas son si bien pequeñas, importantes.

El track list esgrime ahora un orden muy distinto. Al opus, además, se le han adjudicado ornamentos de sesgo EBM, industrial y hasta proto-trance; lo que redunda en una galvanización más intensa, en una musculatura más recia, en un imaginario más oscuro. Considerando que lo de Varsovia fue siempre synth punk, estas adiciones nimban a Diseñar Y Destruir de una aureola de tirantez levemente angustiosa, catapultando su retórica a niveles hiperbólicos. Ni siquiera en “Obedecer Sin Cuestionar”, en “Diseñar Y Destruir” (guitarra de Óscar Reátegui, de Dios Hastío) o en “Hablemos Claramente” (que samplea un discurso de Juan Velasco Alvarado); donde el synth punk que guiñaba a Suicide en Recursos... luce más nítido, éste permanece inmaculado. La filiación electronic body music va en ascenso desde el minuto cero, con las violentas secuencias martilleantes de Gonzáles y los tumultuosos sintes incendiarios de Pinzás, terminando por llevar al terceto a las puertas mismas del género en la despedida con “Torres De Tensión” (que tiene idénticamente aristas a lo Ibiza). Impávidamente machacón y dantesco, el sonido industrial hinca el diente en la apocalíptica “Cuerpos Anestesiados”, en la sepulcral “Palabra Del Demonio”, en la densa y sórdida “Gallinazos”. Corleone ofrece una performance tortuosa, siniestra y enajenada en estas piezas, correspondiendo así al esfuerzo de sus cofrades.

Mención aparte merece “Entre Velas Encendidas”. Cierto, puede reseñarse influenciada por los primeros actos EBM. La lastimera/quejumbrosa entonación que Sheri reserva para sus líneas le ubican, empero, más próxima a una tentativa electro-dark -probablemente, lo más cerca que ha estado nunca Varsovia del dark-gothic.

Esta sordidez, esta opacidad, no son gratuitas. Cuando escudriñas sus letras y los tópicos que aborda, notas que Diseñar Y Destruir no sólo es el postrer suspiro de Varsovia. Es asimismo el exorcismo de toneladas de mala vibra sedimentadas en las generaciones a las que les tocó vivir, bien en cancha bien en tribuna, la década dura del terrorismo en el país -los 80s. Una década donde la nación fue constantemente disputada, y más a menudo desgajada, por las fuerzas armadas y las organizaciones subversivas; en el marco de la guerra interna de baja intensidad que (mal)acostumbró a la población civil -tanto urbana como rural- a habitar el submundo de apagones, atentados y crónica zozobra existencial. Ése que millennials y centennials ignoran con el mayor de los desparpajos. Lástima que sea éste el adiós definitivo para Varsovia. La suerte, sin embargo, ya estaba echada en el ’17, cuando la terna se disolvió de facto. Con Vallenas fuera de órbita, Dante y Fernando se dedicaron a sus respectivos proyectos de vida, sin perder la complicidad indispensable para por fin hacer realidad este acetato.

Un EP como el jugado por Hunters Of The Alps para saltar el año anterior a la arena de las escenas independientes de sabor patrio, es menos infrecuente de lo que pudiera pensarse. Más extrañas son las coyunturas que han rodeado a este ni-tan-nuevo alias y determinado el sino que ha discurrido en su ruteo.

El rostro tras HOTA es el de Mario Giancarlo Garibaldi, compatriota emigrado a Miami. He leído que el a.k.a. nace como tándem en el ‘12, acompañado por entonces Garibaldi del también peruano Jorge Velásquez. Se dice que la dupla tuvo cierto rodaje en tierras septentrionales, lo que se me hace difícil de creer, toda vez que el extended ha sido presentado con bombos y platillos como el debut absoluto del hoy unipersonal. La presentación en sociedad, pues, ha sido diferida durante dos lustros.

Today Mañana EP, deslicé al iniciar este comentario, es menos insular de lo que sus circunstancias podrían denotar. Su pathos es idéntico al del genial Parallel Time EP de Blind Dancers, por citar un caso siempre a la mano. Siendo el músico un migrante, es bastante predecible que su ópera prima rezume esa nostalgia propia de quien ha vivido largos años lejos de la querencia/del terruño que le vio nacer. Lo que no siempre sucede es que esa añorante tribulación sea versificada en viñetas de pop exquisito, elegante y dinámico.

De “Miedo” a “Moment For Forgiveness”, me muevo en senderos dominados por un pop nostálgico de estupenda manufactura. Esa morriña se revela utilizando varias caras. La de los medios tiempos como “Moment...” (que conecta con la esencia de Peter Green y sus Fleetwood Mac) o “Tormenta” (de imponentes cortinas de teclados), es una de ellas. Otra es la de melodías de una vitalidad a la usanza del pop que sobrevivió sin inclinarse hacia el rock alternativo/grunge ni hacia el shoegazing, hasta que al promediar los 90s Garbage le dio el tiro de gracia, como “Cul De Sac” (guiñazos a The Ocean Blue) o “Tatuada” (buen trabajo de secuencias). Y otra más podría ser esa mezcla de estilizada electro-bossa nova y lounge pop que Garibaldi se saca de la manga para apechugar la relectura de “Costumbres”, original de Juan Gabriel y popularizada tiempo ha por Rocío Dúrcal.

A pesar de la diversidad de semblantes acreditada por Hunters Of The Alps, nada en la puesta de corto tiene pierde. Esto se debe a que el gran elemento unificador del extended es el excelente color de voz de Mario -la manera en que las vocales logran adaptarse a cada track de Today Mañana EP me inspira la imagen de un PedroPiedra de raíces peruanas.

Al voltear la quincena de abril del ‘22, se dispuso online un nuevo esfuerzo discográfico de Ayahuaira, agrupación que practica un black metal de letras abrumadas de referencias a la cultura y mitología quechuas provenientes de Huancayo. Esta particularidad le imprime un fortísimo aire tribal al incontenible aluvión de graves imperceptibles y de eléctricas que se precipitan raudas hacia riffs iterativos y trémolos apuñalados de reverb y distorsión, así como al titánico dique de los consabidos blast beats a los que es tan afecto el subgénero de nórdica procedencia. En consonancia con éste, los integrantes del juninense comando metalero se esconden tras crípticos seudónimos: Ochoja (primera guitarra), Sajgra (voz), Chopjas Atipac (bajo) y Mapache (batería y segunda guitarra).

Qarqaria, no obstante, viene a ser el cuarto acápite en la carrera de una sociedad que se cristalizó en 1999. Dicha carrera empezó un año después con el demotape El Poder De La Divinidad, siguió en el ‘02 con la maqueta El Dominio De La Verdadera Fuerza Suprema, y esperó por Wanka Bélica hasta fines del ‘11. Se trata, en consecuencia, de un itinerario de prolongados silencios -que en 23 años de desplazamiento sólo ha conocido cuatro paraderos.

Como si la falta de periodicidad le pasase factura al cuarteto, la primera mitad de su nuevo larga duración está reservada para el respectivo “reacondicionamiento físico”. La breve intro acústica de ribetes folk de “Lucanamarca Masacre” se desvanece rápidamente ante la irrupción de la electricidad conducida vía una pesada guitarra que no llega a estar demasiado tupida. Los efectos tipo metralleta al anochecer del canal se hacen eco de la barbarie de los hechos ocurridos en la localidad ayacuchana del mismo nombre (abril del ‘83). Con “Guerrero De Barro”, el black metal pisa más firme, aunque todavía sin la contundencia exigida. La que sí adquiere mayor protagonismo es la voz de Sajgra -una voz que ha superado cientos de veces los límites de enrojecimiento y sangrado, que luce hoy raspante y chillona, de igual modo que apenas descifrable. En “Qanpeq Taki Onkoy”, los cuatro disminuyen un poco las revoluciones, mientras que en “Mensajero De La Muerte” la tropa alternativamente se emputa y se atempera, dosificando tempos y encajando cuñas.

A partir de “Aynis”, el combo wanka asume control completo de sus capacidades, a la par que incrementa las alusiones al imaginario quechua-pagano-diabólico en las líricas que dispara. No hay que olvidar la feroz militancia anticristiana del black metal, que subsecuentemente abunda en reivindicaciones paganas, cuando no satánicas. Los blast beats a velocidades lindantes con el hardcore son la norma, pero Ayahuaira gusta de contrastarles empleando nodos de inflexión para la indesmayable marcha, como sucede en “Ayachaquinan”. El cenit de Qarqaria llega con la canción homónima, dedicada a la maligna criatura mitológica que adorna la carátula del CD -y que no es otra que aquella conocida en el sur altoandino como jarjacha, el demonio del incesto.

Ayahuaira homenajea a uno de sus principales referentes folklóricos, Los Kjarkas, ensayando una metálica variante de “Vientos Del Sur”. Razonablemente respetuosa del original, la versión concluye la travesía propuesta en Qarqaria. Ojalá no tengamos que esperar una década o más para su sucesor. La edición física en compacto corre por cuenta de la independiente capitalina Austral Holocaust Productions.

Alejandro Sarmiento estudia composición musical en la PUCP. Estuvo antes en Marbette y actualmente integra Superyó, alineaciones ninguna de las cuales había escuchado hasta ahora ni tan siquiera de oídas. Tampoco el nom de guerre de Gacelasheladas -pero la aparición de su primer EP, Lo Difícil De No Pensar, le puso de todas maneras bajo el radar.

Como sucede en el caso de los Chinese Park, Gacelasheladas lleva algún tiempo grabando y subiendo a Internet algunas de sus composiciones. La primera de ellas se cuelga el 30/03/20, cuando la pandemia del COVID-19 ya estaba declarada, y se había decretado en el Perú la emergencia sanitaria (“Ay Sí, Ay Sí, Todo Me Pasa A Mí (Lo Fi Remaster)”). De los cuatro cortes adelantados, sólo vale la pena mencionar éste y “No Sé Nadar, Pienso Violeta”. Los restantes, publicados durante el ‘21, suponen coqueteos con el trap francamente inmamables. En todo caso, ninguno ha sido repescado en el esférico.

Lo Difícil De No Pensar EP, ergo, se compone de cuatro rounds no editados previamente. Cuatro pistas en las cuales Gacelasheladas retoma el camino de los dos primeros singles virtuales. Pop con mayúsculas, que rebota entre varias salientes y camaleónicamente adopta el aspecto de éstas. “Gripe”, para empezar, es una demostración de lúdico lo fi, hiriente y doloroso. El contraste con “Surfeando Sin Olas En Italia” o “Copo” es más que palpable, si bien ambos números han sido cortados según diferentes moldes: pese a su vitalidad, el primero no es demasiado colorido, sobre todo tras la metamorfosis hacia el college rock usamericano noventero (concretada antes del minuto y medio). El segundo, en cambio, es la balada de cierre; y por lejos el asalto más dilatado del plástico.

El indie pop de “Otoño, Amsterdam Está Sola + Boxtel”, en tanto, se esfuma conforme la canción se “aflamenca”; antes de transformarse en lo que podría describirse como bedroom pop aderezado por Fernando García Escaró (a) Garzo (Metamorphosis, Radiación Selenita, Plug-Plug). A pesar de las disparidades, el artefacto completo funciona como banda sonora para las clásicas fogatas de campamento a altas horas de la noche. Aceptable, y suficiente por ahora. Edita Anti Rudo Records.

Bien distintas unas de otras, de las tres facetas bajo las que José Rodríguez publica documentos sonoros, sin duda Aloysius Acker es la que más satisfacciones le ha reportado. Entre EPs, mini-LPs y placas de largo aliento; esta identidad suya lleva ya ocho títulos a cuestas, algunos más redondos que otros, algunos más conmovedores que otros. El último de éstos, un mini-álbum eyectado en primera instancia a través de SuperSpace Records, posee un nombre lo bastante hermoso como para inscribirle en la maravillosa tradición del primigenio post rock británico.

Algo de eso tiene, pero Last Seconds Of A Cloud no sólo se alimenta de este detritus. Desarrolla AA aquí prolongaciones hacia el bliss pop y, en menor medida, el shoegazing. El magma que de esa conjunción brota es procesado por el autor manejando copiosamente motivos lánguidos/laxos. De este modo, la impresión general es la de estar ante el registro más apacible editado a la fecha por la factoría Acker.

En los cuatro tracks de Last Seconds..., pues, se revuelven y maridan el baggy y su pariente/descendiente más cercano -el bliss. En “Moonlight Monologue” y en “The Sky Is Still Sleeping”, la natural aleación se transforma en inmaculado ambient etéreo de estructuras líquidas. En “A Bird Freezing To Death” y en “Last Seconds Of A Cloud”, se acrisola además la vertiente inglesa del post rock de los 90s -léase Insides, la evolución de Main posterior al Motion Pool (1994). Previsiblemente, estos dos últimos números son los que asimilan grabaciones de campo proporcionadas por Anamorph Experimental Music, artista vienesa que ya antes había colaborado con otro unipersonal perucho -el arequipeño La Vie.

Cualquiera de los temas recogidos en LSOAC atestigua la mirada serena, la actitud contemplativa, el impulso minimal que presidiese el espíritu del artista durante la creación y grabación de los mismos -que éstos formasen parte de un único volumen, como afirma Rodríguez en la sumilla de BandCamp, es meramente incidental. O tal vez mandato del Destino, en su infinita sabiduría.

Profundamente comprometida con el shoegazing y el post IDM, es desconcertante encontrar en la plantilla de una independiente identificada con las “vanguardias sónicas” a un proyecto como Domingo. José Miranda Espinoza es quien se parapeta tras ese nombre -que es también suyo-, y lo hace dando pie en bola a un extended de indie pop erigido con pocos recursos y mucha fibra emocional. Desconcertante, pero también emocionante, porque habla de una saludable ausencia de prejuicios en quienes dirigen la escudería -y quizá augure una apertura de Chip Musik hacia este rango de sonidos.

Miranda Espinoza es una persona ya algo mayor, que compone desde el ‘92 y ambienta desde el ‘01. Esto último está en directa relación con su perfil laboral: “comunicador audiovisual, diseñador sonoro y acústico de profesión”, reza la escueta biografía de su cuenta SoundCloud. Es también padre de dos hijas, que participan respectivamente en voz (Loreto) y viola (Danitza) en algunas canciones del extended de estreno, y a quienes éste va dedicado. Una sola mirada a la portada basta para darse cuenta del denominador común afectivo que enmarca estas cinco composiciones. “Vuelve A Ser Lunes”, “Después De Que Alguien Ya Cruzó”, “One More Time”, “Con Globos De Color” y la pieza epónima: cinco lienzos de líricas reflexivas y melancólicas, como espejos donde auscultar y sobre todo desterrar desengaños, sobrecogimientos, íntimas cobardías. Un puñado de cantatas que ha necesitado siete años para cobrar definitiva forma, entre Valpo y Lima.

A través de algunas de sus variantes, el indie rock que restalló en los 90s y llegó indemne a principios de los 00s es el factor sónico constante en Tarde Para Regresar EP. Hay algo de lo fi elemental (“One More Time”), algo del Pavement más huevero y naif (“Tarde Para Regresar”), algo del pop agridulce de los escoceses Camera Obscura (“Vuelve A Ser Lunes”), e incluso declaraciones de amor a la superlativa tradición indie surgida en España durante la última década del siglo XX (“Con Globos De Color”).

Sólo por un momento, esa atmósfera relajada y slacker cede ante la irrupción de una tonalidad divergente. Ya el scratch con que empieza y termina “Después De Que Alguien Ya Cruzó” indica un retroceso mayor, hacia esos 80s en que The Cure abandonó el dark y finiquitó su traspaso al pop dulce de The Head On The Door. “Después De Que Alguien...”, de hecho, se parece ligeramente a “The Exploding Boy”, enérgico B-side de la época THOTD -para ello complotan el acabado rústico del track y su uso extensivo de una drum machine.

Se nota que la producción del EP ha sido cuidadosa y esmerada, detalle que no entra en conflicto por fuerza con el aire desprolijo del registro. Al contrario, lo sostiene y reafirma. Así es la música de Domingo, que ha anunciado su primer álbum e incluso ha lanzado ya single de adelanto (“Ha Salido El Sol”).

Hákim de Merv