viernes, 2 de junio de 2017

El Aire: El Aire II

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 8 de febrero del 2017.)

Cuando echas un vistazo en reversa, partiendo más o menos desde mediados de la década pasada, es inevitable no estremecerse frente a la innumerable cantidad de cuitas y desventuras que afligen a la historia de la escena pop independiente peruana prácticamente desde su nacimiento. Ya una vez dije que detallarla devendría en un recuento casi ininterrumpido “de las oportunidades perdidas, de la falta de perseverancia, de los callejones sin salida, de la estrechez de perspectivas, de la orfandad logística -equipos en las últimas, estudios de grabación que no han sabido cómo grabar, una prensa que les ha dedicado algunas páginas en medios escritos, pero que les ha ignorado sistemáticamente por radio y televisión...”. Cinco años después de redactadas, esas líneas permanecen fieles a los anales que de manera esquemática resumen. Por suerte feliz, no son aplicables al vigoroso circuito independiente que ha florecido desde el 2013, cuya génesis podría rastrearse justamente hasta el 2004 o el 2005.

La crónica que relataré hoy, niños míos, tal vez sea -cronológicamente hablando- la última en ajustarse al perfil con que la movida nacional se ha identificado durante sus primeros 50 años. Habrá otras que quizá surjan luego, con cada nueva victoria que obtengan nuestros arqueólogos pop sobre el Olvido, pero siempre serán de ascendencia más antigua que la de la esta ocasión.


Hacia octubre de 1997, y tras un debut epónimo que cosechó los mayores elogios -no podía ser de otra manera si aún hoy sigue luciendo lozano, chisporroteante, ganando hinchada dentro y fuera del país-, la primera alineación de El Aire empezó a ensayar los temas con que edificaría su segundo opus. Las circunstancias -¡¡¡otra vez, las circunstancias!!!- hicieron que el barco encallase inesperadamente. El baterista Constantino Álvarez viajó a Estados Unidos antes de siquiera poder dejar grabado algún testimonio en demo o maqueta. Su reemplazo, Armando Andrade, no obtuvo el visto bueno unánime de los demás. El bajista César Zamalloa y el guitarrista Manolo Barrios tenían, además, proyectos paralelos que atender. Tras el final de una dilatada relación sentimental, Jose Javier Castro, guitarrista y vocalista; comenzó a laborar en provincia. Cada vez que se retomaban los ensayos, la situación volvía a foja cero. Ante este entrampamiento, JJ decide archivar el proyecto en febrero de 1998.

La resurrección de El Aire se voceó entre fines del 2001 y principios del 2002. Antes de que el año mediase, Noiculoveer Y La Fantástica Circunstancia, Nunca Más Fuerte Que El Espíritu -el título es más que revelador- ya se había convertido en una realidad. El tríptico, concebido y trabajado íntegramente por Castro, fue sindicado por el propio cantante como “el tercer disco de El Aire”. Comenzaron a circular entonces rumores sobre la abortada segunda placa de EA, rápidamente confirmados por el que ahora era su único integrante. Se supo así que, como resultado de los pocos ensayos realizados entre 1997 y 1998, había sobrevivido una cinta -o mejor, la copia de la copia de la copia de una cinta- que rescataba 10 cortes inéditos en estado crudo. Antes de que acabase el 2002, Caleta Discos, el brazo productor de la ya para esas fechas finiquitada revista del mismo nombre; puso a la venta en un CD el contenido de ese tape, con el agregado de la banda sonora que el ex Beat Sudaka compusiera en 1991 para una puesta de Lorenzaccio (obra teatral de Alfred De Musset). En las notas internas, Jota se refiere a las maquetas de lo que se llamó “El Aire II” como “un documento informativo y parcial de este proyecto”. De cualquier modo, el larguirucho músico se había quedado con la espina clavada: a él le interesaba que el disco viese la luz como producto sonoro acabado. Para ello, hubo de esperar cerca de 18 años.

(Por cierto, la “versión 2002” de El Aire II sigue siendo la única manera de acceder tanto a las maquetas como a la banda sonora de Lorenzaccio. Desgraciadamente, dicha edición se fabricó en el CD-R de peor calidad que existe sobre la faz de la Tierra: Princo. Así que, de tenerlo, te recomiendo que lo ripees si es que aún funciona, chochera; como hice yo al momento de teclear este texto. De lo contrario, un día se te ocurrirá ponerlo en el equipo, y adiós pampa mía... nobody played synthesizers again -frase tan sincera como inverosímil, para más inri-.)

A diferencia de muchas otras historias, ésta tiene un final feliz. El Aire II, regrabado desde cero con la actual formación del grupo entre agosto y diciembre del 2014, fue finalmente publicado vía A Tutiplén Records el año pasado. Al abrazar sus principales instructivas, la edición “en limpio” de EAII no deja tan en offside al documento del 2002. Superada la resaca del debut, El Aire se había planteado sonar mucho más garagero para su siguiente incursión discográfica -garagero en cuanto a inmediatez y a crudeza de la performance registral. En las entrevistas de la época, Castro hablaba de canciones de un formato distinto a las abroqueladas en su mítico primer disco, temas que se prestaban más para grabarse en vivo, de un tirón; convirtiendo en decorativo/opcional el escenario donde se ejecutaran las tomas. Otra pista: la referencia de JJ era el White Light/White Heat (1968) de The Velvet Underground, piedra de toque para los combos que evolucionasen a partir del garage rock. El vocalista pensaba en El Aire II como el WL/WH de la banda, no en cuanto a modelo a imitar/calcar, sino en cuanto a precedente para el método de trabajo -una analogía entre sutil y metafísica, tal cual aquella que define al Funeral de Arcade Fire como el Nevermind The Bollocks del indie rock post 2000. Sin maquillaje de ningún tipo, los demos del 2002 parecían sonar en conjunto bastante más homogéneos que los 14 tracks de El Aire (1996). Parecían.

¿Cuán intensa ha sido la transformación de El Aire II desde su “primera versión” hasta la que hoy podemos apreciar? Dramáticamente intensa. Hasta podría decirse que, por espacio de casi cuatro lustros, el álbum ha sido una obra abierta a las reformulaciones constantes, desde los aspectos meramente formales hasta los más profundos. “A Los Demonios De Mi Vida”, por ejemplo, pasó a ser después “A Los Restos De Mi Vida”, para finalmente quedar en “Restos De La Vida”. Una metamorfosis más radical: “Cada Paso Que Das” se convirtió en “A La Vía Crucis”, y posteriormente en “Ah! La Vía Crucis”. Modificaciones más drásticas aún se encuentran relacionadas al orden del track list y a su extensión: obviamente descontando los 20 números de Lorenzaccio, EAII modelo 2002 recuperaba los 10 temas del cassette de ensayo. EAII modelo 2016 vertebra 12 temas -más el bonus track de una versión de “Luz De Ti” grabada en el 2007 por Adrián Arguedas (batería), Luis García (percusión), Aldo Toledo (teclados), Camilo Riveros (bajo), Andrés Pino (guitarra acústica) y José Javier Castro-. Los dos temas extra con respecto al listado del 2002 pertenecen al mismo periodo de las composiciones originales: “Lobo Marino” y “Decirle Hola, Capitán Bryce...” (aparecido por vez primera en el triple Noiculoveer...).

En lo concerniente al disco mismo, la crisálida ha atravesado varias etapas antes de quebrarse. Está primero la de las maquetas digitalizadas sin otro artilugio que un breve procesamiento para facilitar su audición. Está también la del 2009, año en que el frontman de EA revivió durante unos meses el proyecto junto a Arguedas, Riveros, Pino, Toledo y Camilo Uriarte -cuyos resultados no consiguieron adherirse al sonido específico que el cantautor buscaba darle a esta producción.


Y está, evidentemente, la última fase, la del line up actual de la célebre agrupación: Juan Francisco Ortega (bajo), Jorge Ramírez (batería), Fernando Mora (guitarra), Uriarte (guitarra) y Castro (guitarra y voz). Jota ha subrayado la importancia del papel jugado por los miembros militantes hoy en la concreción definitiva de El Aire II -al punto de considerarles “el verdadero motor del proyecto”, por el consenso sobre la necesidad de darle un acabado oficial al tantas veces postergado disco, y por la disposición a adaptarse al espíritu garagero requerido para el mismo.

El Aire II es un dínamo. Generoso en enérgicos feedbacks, en intensidad jubilosa, en pasión desbordada; en cierto sentido contradice no sólo los años que llevó esperando ser publicado, sino también aquellos que le ha tomado al quinteto lograr un sonido ensamblado, robusto, consistente. Ese sonido puede presentarse solemnemente pesaroso (“Árbol Réquiem”), demoledoramente punk noise (“¡Muero! Gritó Un Dios Enfermo”), deliciosamente pop (“Antes Que...”, “Entrópica (Con Las Alas Quebradas)”) y hasta inútilmente romántico (“Luz De Ti”, canción de especial significancia para Jota); pero es imposible encontrarle la menor grieta.


La homogeneidad que pregonaban las maquetas de EAII es cosa del ayer. Sea por las condiciones precarias del registro o por la madurez que han ganado con los años las canciones, esa apariencia de uniformidad estilística se ha desvanecido. Por fin, El Aire II se manifiesta contraparte y complemento del ya veinteañero debut. Contraparte, porque explora vetas estilísticas que su antecesor no (el pop/rock tonero de “(Los Políticos) Sólo Quieren Bailar”, el joropo travestido de “Lobo Marino”). Complemento, porque, como ya se insinuó en el párrafo anterior; su sonido es el lado B del obtenido en El Aire (1996), luciendo tan versátil como aquel. Lo mejor de todo es que se ha logrado respetando, por un lado, el concepto sónico subyacente en el trazado de las maquetas; y otorgando libertad a los nuevos músicos, por el otro, para proponer/añadir envoltorios, tempos, arreglos, dinámicas, en las sesiones definitivas de cada corte.

Impresionista sin ser estridente, sofisticado sin ser cerebral, contundentemente rockero sin proscribir placidez ni delicadeza; El Aire II marca 2016 completa un arco que parecía sentenciado a quedar inconcluso. Bien por el grupo, los fans, la prensa -que ha dispensado no pocos panegíricos al lanzamiento-, y la historia de nuestra escena. Link para descargar EAII cosecha 2002, a renglón seguido.

(PRESCINDIBLE) NOTA PERSONAL

Hace pocas semanas, puse de nuevo en la bandeja el legendario primer largo de El Aire. Para mi desilusión, el láser ya no lo reproducía correctamente. El CD-R, del segundo tiraje digital que se hizo del disco, se había deteriorado. Me puse en contacto con JJ para preguntarle si tenía ejemplares de un tiraje posterior, en CD de fábrica, que me pudiera vender -y de paso pregunté por EAII 2016. El buen Jota, a quien no veo hace ya más de una década, no sólo me obsequió ambos esféricos, sino que además me los hizo llegar a casa, acompañados por posters, pines, polos y un ejemplar sellado de ¡Pacífico! (2015), el Pin Ups del grupo. Lo menos que he podido hacer frente a un gesto de esas dimensiones es reseñar a conciencia El Aire II -y no, no es parte de esa deuda de caballeros hacerlo forzosamente de manera laudatoria. Los méritos de la placa son suyos propios. Tú, que me conoces de tiempo atrás, lo sabes de sobra.

No hay caso. Use corona o no, un rey sigue siendo un rey hasta el último de sus días.

Hákim de Merv


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