miércoles, 7 de junio de 2017

Brageiki: Wayta EP

(Publicado originalmente en mi cuenta Facebook el 22 de junio del 2015.)

Aludía a la narrativa cinematográfica el gran Armando Robles Godoy cuando hablaba de lo que denominaba “el lenguaje misterioso”. A través de una serie de cortos publicados -creo- entre fines de los 70s y principios de los 80s, el director nacional desmenuzaba dialéctica y didácticamente el abecedario mismo del séptimo arte -para llegar a la conclusión de que, más allá de conocer y dominar los elementos en juego sobre el ecran; la poética del cine tenía que ver con una sapiencia inasible al momento de combinar esos mismos elementos durante el proceso de edición, más que con un seguimiento ad pedem literæ del hipotético “manual del buen realizador de cine”.

A veces, la Música puede convertirse también en un lenguaje misterioso, en análogo sentido al empleado por Robles Godoy. Después de muchos avatares producidos en el curso de más de medio siglo de existencia, crees haberlo escuchado todo en el universo de la música pop, en todas las posibles combinaciones y direcciones. Y sin embargo, aún te topas con discos que te sorprenden gratamente, señalándote direcciones y combinaciones que no creías dieran para más o simplemente no te habían pasado por la cabeza.

No puede sintetizarse en pocas palabras lo que ha hecho Brageiki Vega en su segundo disco, el EP Wayta. Su debut, El Espejo De La Iris (2014), era una mezcla interesantísima de sonidos vernáculos y electrónica lo-fi a partes iguales. No me atreví entonces a hablar de cierta ascendencia de Quilluya, del Christian Galarreta de “Charangorrión” o del Evamuss de “RuidOn/HuayNo”; porque el sonido de Vega no se parecía al de esos referentes, pero también porque no me quedaba claro dónde se ubicaba la matriz sónica de Brageiki.

Y es que eso también importa. Caifanes y Maldita Vecindad Y Los Hijos Del Quinto Patio son los dos más grandes grupos mexicanos de aquello que en los 90s se conocía como rock mestizo, pero no sonaban igual ni por asomo. En efecto, Maldita Vecindad... partía de los ritmos tapatíos, de la cumbia, del rai contemporáneo, del ska; para fusionarse con el rock. El basamento de Caifanes para acercarse a la sabrosona rítmica plurivalente de su país era, por el contrario, el rock. El punto de partida, pues, le da otro sabor al camino que tomas, aún cuando sea éste coincidente con/paralelo a los que otros recorren desde otros muy diferentes puntos de partida.

Es evidente con esta entrega que Brageiki parte de la música tradicional andina para acercarse al lo-fi y a la electrónica. Wayta EP arranca planeando en fase ambient, menos con “Amarilis” que con “Constelación De Orión”. Recién con “Chapla Chaplita”, los árboles cesan y se nos abre el paisaje del extended en todo su esplendor: una suerte de folklore contemporáneo, cómodo con un pie en el pasado (“Tempestad Andina”) y otro en el futuro (“Cielo Contraste”) -o mejor, un latido urbano (“Geosmina”) y otro rural (“Chapla Chaplita”). Con concisión y espiritualidad que se agradece, además. Hermoso.


Hákim de Merv

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