(Publicado
originalmente en mi cuenta Facebook el 10 de septiembre del 2013.)
Hace ya algún
tiempo, pude ver esa serie de cortos documentales que el gran Armando Robles
Godoy dirigió bajo el epígrafe de “El Lenguaje Misterioso” -suerte de “clínica”
por entregas, imprescindible para comenzar a familiarizarse con el vocabulario
del idioma propio del celuloide. Lo paja es que coincidíamos bastante: recuerdo
el final del corto “Los Ruidos”, donde el director demuestra fehacientemente
cómo es que una misma toma ya grabada puede sugerir infinidad de sensaciones
-nostalgia, horror, suspenso, tragedia, jarana, melancolía- dependiendo de los
sonidos con que se le adorne. Por cierto, existe otro corto donde se ocupa
solamente de la Música.
Pertenezco a una de
las últimas generaciones que crecieron sin cable, y que por tanto tuvieron que
conformarse con la mendicidad de la televisión de señal abierta. Recuerdo, como
seguramente muchos también lo hacen, esos interminables ciclos de cine mexicano
en blanco y negro que programaba el 4, y más ocasionalmente el 7. Las más de
las veces era ese cine llorón y tradicionalista, con charros de pistolón y
citadinos galanes de impoluta camisa blanca -como dice la canción de La Buena
Vida, “Un Actor Mejicano” (Álbum,
2003). Pero a veces te ganabas con un Luis Buñuel, porque para los alelados
programadores no importaba quién dirigía si aparecía Jorge Mistral o Pedro
Armendáriz. O te ganabas con alguna del gran Arturo De Córdova. Y por ahí se
colaban escenas imbuidas de sordidez y maligno surrealismo que te frikean hasta
ahora, para qué negarlo.
En septiembre del
2013, estuve en una reuna amical con Jorge Rivas O'Connor (a) Ionaxs y con
Dante Izaguirre (a) Xtredan. Después
de años buscándolo por mi
cuenta, Jorge al fin me alcanzó el disco debut de
Luján, Sonorama
(2005). Yo a Luján lo había escuchado a través de los lanzamientos de Dorog Records, y me parece un músico
interesantísimo, capazo en las artes del mash up y en entrarle a
los rebotes percusivos del drum'n'bass -de ahí mi interés
en su ópera prima, de paso que completaba la colección.
Debo admitir que
todavía no me siento a escucharlo como se debe, contentándome a ponerlo en la
bandeja para testearlo por encima. Aún así, ese examen superficial ha bastado
para quedarme colgadazazazazazazo de un tema que me ha cogido literalmente de
los huevos: “Lovers In The Darkness”. Puta madre, aquí viene el drama del
crítico. ¿Cómo definir con propiedad lo que es en sí misma esa composición de
Luján? Danzón sónico... el gerundense Xavier Cugat en huiros... el maestro Juan
García Esquivel en plan de genio loco trip hop... un Tin Tan lumpenesco... un
Infante y/o un Negrete delirantes hasta la médula... la escena del sueño en Los Olvidados (1950) del gigantesco
director aragonés vuelta de revés y loopeada sin fin... Carajo, qué magnífica
pieza de deconstructiva electrónica surrealista -a dos pasos de reavivar viejos
pánicos pre-technicolor, como aquella vez en que, solo en mi jato a los 11
años, un sábado por la noche sintonicé el 7 y se me escarapeló hasta el último
de los pelos viendo L'Immortelle (1963)
de Alan Robbe-Grillet (lyncheana antes de Lynch). Díganme si es que las
facciones y el gesto de la hermosa Françoise Brion no los sacude hasta el
espanto -tanto como esa persistentemente lastimera trompeta asordinada acompañada
de campanazos atonales cargados de revberb del tema de Luján, mientras el
totoloche repta opresivo sobre climas oníricos a lo Arto Lindsay circa Noon Chill (1998)...
Descarga en el siguiente link el tema “Lovers In The Darkness”, de Luján.
http://www.mediafire.com/file/u33wo71cki8aprd/Luj%C3%A1n-Lovers+In+The+Darkness.mp3
Descarga en el siguiente link el tema “Lovers In The Darkness”, de Luján.
http://www.mediafire.com/file/u33wo71cki8aprd/Luj%C3%A1n-Lovers+In+The+Darkness.mp3
Hákim de Merv
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