(Publicado
originalmente en mi cuenta Facebook el 17 de diciembre del 2015.)
Aún suele ocurrir
entre las famélicas radios peruanas FM que todavía apuestan por la música rock,
que el veintiúnico acto chileno al que le dan cabida es Los Prisioneros. Con un
poquitito más de suerte, La Ley -y se acabó la cuota para el rock hecho en el
hermano país del sur. El público de la movida nacional, sin embargo, anda más
enterado al respecto -aunque también algo desactualizado ya. Se recuerda a Los
Tres, a Christianes, a Malcorazón, a Los Tetas, a Nicole, a Chancho En Piedra,
a Ex, a Plan V; como puntales del panorama chileno noventero. Y es que, cuando
durante esa década el rock en castellano comenzó a crecer de manera exponencial,
también comenzó a circular más información sobre lo que las escenas de los
países de la región hacían. Entonces se pudo acceder a grupos que venían de
tiempo atrás, como Anarkía, Panteras Negras, Pinochet Boys, 8 Bolas, BBs
Paranoicos, Jorobados, los Electrodomésticos del legendario Carlos Cabezas y un
dilatado etcétera. Lamentablemente, cuando más interesantes se ponían las
cosas, apareció MTV Latinoamérica y pasteurizó el flujo de bandas que accedió a
los medios masivos de comunicación.
Como sucedió en
todos los países de esta parte del globo, los grupos mapochos más innovadores,
que planteaban una renovación de bases necesaria -dejar atrás el punk, el
hardcore, el dark; perfilarse hacia adelante como norma- regresaron a las
canteras independientes. Se sabe de Quema Su Cabeza, Crisis Records, Alerce y
Combo Records como las escuderías autogestionarias visiblemente más reconocidas
de ese período; amén de seguramente otras de las que hasta aquí no llegó
noticia alguna. Con el advenimiento de Internet, la consecuente forja de una
cultura panglobal de código abierto, y armándose de mucha paciencia; hoy se
puede recuperar la otra historia de la música pop chilena, ésa que no tiene
cabida en medios tradicionales. Como yo paciencia tengo muy poca, sólo ofreceré
una modesta síntesis de lo que he encontrado gracias a amigos del sur, webs
recomendadas/encontradas, y una que otra ayuda proveniente de connacionales.
Un primer
acercamiento se da con Pulsos,
publicado en Santiago hacia 1998 y en formato CD. Se trata de un esférico
colectivo de valor equivalente al de esfuerzos locales como Crisálida Sónica: Compilación I (1997) e
Infamia: Una Recopilación De MúsicaElectrónica E Industrial (1997). Es decir, un disco que comenzaba a mirar
hacia adelante. En Pulsos se dan cita
cinco grupos: Cáncer, El Hombre De La Atlántida, SK-30, Congelador y LEM. De
éstos, los dos últimos proponían crossovers rumbo al post rock y al ambient
cosecha 90s. Cáncer, EHDLA y SK-30 apostaban por su lado a la artillería pesada
de percusiones programadas, teclados varios y samplers. Lo suyo era la
electrónica arisca, de texturas escuezantes, que incomodaban al escucha (no es
casual que estos tres nombres, y también LEM, pertenecieran a la asociación El Ojo De Apolo). El corte de mangas con respecto a sus predecesores era completo.
Pulsos obtuvo cierto reconocimiento en sus días.
En entrevista a Ottavio Berbacow, de LEM, realizada el 24 de junio de 1998, ya
se reconocía el talante inaccesible del disco -si bien se hacía un deslinde con
respecto al mote de “electrónicos” que la prensa trataba de imponerles. Dice
Berbacow: “Creo que esa definición es una limitación de la gente que habla sobre
el tema. Este es un disco rock, de todas maneras. El rock se extiende también a
formatos electrónicos, folk... es psicodelia finalmente. Todos los temas usan
guitarra y hay tres grupos que usan bajo, guitarra y batería. Eso sí, yo me preocupé
porque se incluyeran temas sin canto. La idea es lograr un rock ambiental, o
rock de atmósfera”.
(Por cierto, el tema
de Cáncer es “Amputando Al Destino”, y no “Apuntando El Destino”, como consigna
el video.)
De hecho que hay
algo de Scorn, de Main y de Seefeel; que palpita en Pulsos. Algo que palpita, pero que aún no estaba del todo
delineado. En los años subsiguientes, las bandas de El Ojo De Apolo desaparecerían
de escena dejando algunas cosas grabadas (la mayoría de ellas hoy inhallables).
Sólo Congelador lograría la continuidad que a la larga lo ha convertido en un
referente imprescindible para la música pop chilena actual. Pero la semilla
plantada por Pulsos, sus atmósferas
abrasivas y sus sonoridades elongadas ad infinitum, daría copiosos frutos con
el paso del Tiempo. No por nada, un disco producido por el enorme Christian
Heyne -una suerte de Martin Hannet, Jim O'Rourke y Daniel Melero, todos a la
vez- contribuyó a generar en Chile un estallido panorámico hermoso y aterrador
al mismo tiempo: como un incendio en gravedad cero.
Dejó aquí el link
de descarga del Pulsos. Como puede
verse en el arte del disco, se trató de una edición limitada y numerada (por lo
que cabe esperar no haya problemas de copyright 19 años después -pero no te
confíes-).
UPDATE COMPLEMENTARIO
El Ojo De Apolo volvería a la vida en los 00s. Desde entonces, se ha entregado a la labor de difundir nuevas propuestas sonoras que le sean cercanas (vg Esqueleto), pero no todas las que integrasen antaño el colectivo. El disco de El Hombre De La Atlántida, por ejemplo, sigue inubicable.
Hákim de Merv
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