(Publicado
originalmente en mi cuenta Facebook el 25 de enero del 2017.)
La Del Hombre Sin
Calor...”.
(Eduardo Noriega
a.k.a. Jacinto en El Espinazo Del Diablo,
2001.)
A veces, parte de
la Magia que te acompañará durante toda tu existencia llega sin que te des
cabal cuenta de su arribo. Quizá empieza como un eco que otros han repetido,
olvidado momentáneamente, hasta que los renglones torcidos de la Vida te ponen
en contacto con la fuente original de ese reflejo perdido. Y entonces haces
click.
Como tú, consciente
o no de ello, el primer contacto que tuve con los australianos de The
Apartments fue a través de la magnífica versión que acomete This Mortal Coil de
“Mr. Somewhere”, en su tercer y último disco Blood (1991). Como tú, quedé maravillado por la melodía de ensueño
que construía el legendario colectivo de la 4AD. Recién supe que se trataba de
una relectura muchos años después, cuando al fin pude acceder al cuádruple box
set 1983~1991 (1993), la última de
cuyas rodajas incluía todas las versiones originales que había reinterpretado
TMC.
The Apartments no se adscribe a la generación australiana “ochentera” que asaltó la Unión Americana. Cierto es que su debut, The Evening Visits... And Stays For Years, data de 1985; pero el grupo se forma en 1978. Al año siguiente publica el 7’’ The Return Of The Hypnotist y se desmembra. Desde entonces, las reunificaciones menudean en su historial -siendo Peter Walsh el único miembro original que permanece desde la fundación de la banda, hace cerca de 40 años.
Por consiguiente,
la música de TA es muy distinta a la de grupos como Men At Work, INXS o Hunters
And Collectors. Está más cerca de The Field Mice, de The Go-Betweens y de la
mancha del C-86; con la salvedad de que lo suyo es de algunos años antes.
Muchas veces se ha
dicho que Young Marble Giants creó el indie entre fines de los 70s y principios
de los 80s. No me siento llamado a discutir esa aseveración, pero creo que
merece una mayor precisión. Diría, en todo caso, que fundó la ética indie, y en
parte -sólo en parte- su estética. Asentando sus reales en la simplicidad del
pop, The Apartments fue labrando una discografía identificable con el sonido
del indie rock químicamente puro desde mediados de los 80s: su debut ya suena a
lo que harían después Galaxie 500, por ejemplo, o East River Pipe.
Si consideras que
está próximo a cumplir las cuatro décadas de existencia, The Apartments tiene
pocos discos. Eso sí, cada uno de ellos parece haber sido macerado en busca de
una perfección pop que -en retrospectiva- luce profética. Con un título como The Evening Visits... And Stays For Years,
ya estás más o menos avisado/advertido sobre lo que debes esperar. Un pop
sencillo pero efectivo, sentido, vital; y también, muchas veces, doloroso,
catártico -“All The Birthdays” a mí me mandó a la lona.
En el 2015, apareció No Song No Spell No Madrigal. Mi radar no lo detectaría sino hasta el 2016, estando lejos de casa, pero entre amigos entrañables. Entonces fue que caí en la cuenta de que The Apartments era ese grupo covereado por This Mortal Coil. Y entonces fue que me avoqué a conocer su pop crepuscular, su largo invierno, su melodía de golpe y estoque, su incesante remoción de esas fibras de tristeza que siempre tendremos en el espíritu los seres humanos... Qué grandes músicos, caray. No por nada, los australianos fueron convocados por el Filósofo de la Adolescencia John Hughes, para aparecer en el soundtrack de Some Kind Of Wonderful (1988) con el single “The Shyest Time” (grabado ex profeso para tal ocasión).
Para mí, The Apartments siempre serán Rita Allard, Claudia Trejos, mis primeras horas en el hermano país de Chile, mi saudade, llevar con orgullo el emblema del loser -porque, viendo de qué calaña son ahora los “triunfadores del mundo”; pues gracias, pero no, gracias... Para mí, The Apartments siempre será No Song No Spell No Madrigal... Pero, para cerrar, elijo el modo más certero y cercano de introducirlos definitivamente en tu vida. Para que ya nunca la abandonen.
Y...
...allí...
...va.
Hákim de Merv
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