(Publicado
originalmente en mi cuenta Facebook el 9 de octubre del 2013).
En más de una
ocasión, los miembros de Lluvia Ácida han aludido a la Antártida como una
puerta hacia el pasado y a la vez hacia el futuro de nuestra
civilización/especie sobre el planeta. En efecto, Rafael Cheuquelaf y Héctor Aguilar consideran que el
Continente de la Luz, como ellos lo llaman, guarda abundante información acerca
de lo que ocurrió en la Tierra desde las eras geológicas más antiguas hasta los
albores de la Humanidad -pero también advierte, por cuanto los cambios en la
Naturaleza son constantes y cíclicos, acerca de lo que nos depara el futuro si
seguimos destruyendo los recursos naturales al ritmo en que lo hemos venido
haciendo hasta ahora.
Desde Edgar Allan
Poe y su unigénita
novela, La Narración De Arthur Gordon Pym (1838), el
continente antártico ha sido fuente inagotable de fascinación
y horror -veneración que no sólo se diseminó
sobre el campo de la literatura, en el cual existe otro gran relato de terror
primordial: “En Las Montañas Alucinantes” (1931), de H. P. Lovecraft. “El versátil
celuloide”, como lo describió alguna vez el gran
Jorge Luis Borges, le ha convertido
en escenario de films como The Thing (1982) o Alien VS Predator (2004), e incluso The
X-Files situó
allí el desenlace de su primera adaptación
para el ecran -Fight The Future
(1998).
Insula In Albis (2013) es el nuevo trabajo de Lluvia Ácida
-dúo electrónico que, para más inri, no sólo es puntal de la movida de
Magallanes, sino que se ha erigido por méritos propios en gestor cultural de
referencia obligada para la región más austral de Chile. Concebido en los
formatos de audio y video, se trata de un viaje de exploración a la Isla Rey
Jorge (Shetlands del Sur), ubicada a 120 kilómetros de la costa antártica;
exploración que se refleja tanto en el mediometraje como en el CD de audio. Si
la memoria no me falla, debe ser la primera vez en toda su nutrida trayectoria
que se incluyen para libre descarga los samples utilizados en la composición
del disco. Así, podemos escuchar los sonidos que les han acompañado durante
toda la travesía: diálogos de radio en onda corta, pingüinos, la respiración de
una foca, una planta eléctrica, aviones, helicópteros...
Dispuestos conforme
a las sucesivas etapas del periplo, los doce temas de Insula In Albis no puntúan menos que su par audiovisual: desfilan
en nuestros cerebros imágenes del Desierto Helado, del Yermo Frío, de esa “Antártida
paleógena” con que a Lovecraft le gustaba soñar, sí -pero también la vida que
el Hombre ha logrado llevar en esa remota región del globo. Es un mundo libre
de esa bestia feroz que es el capitalismo, ya que todos o casi todos los
habitantes humanos de la Antártida, independientemente de la nacionalidad; son
científicos, y por ende hablan el idioma de la ciencia. Y si por ahí alguien
piensa que sería algo así como el paraíso de los weirdos de The Big Bang Theory, pues habría que
tener presentes las terribles condiciones climáticas de un medio ambiente tan
inhóspito como hostil.
Y es que,
enfrentados a un escenario tal, durísimo, cierto, pero cuya blancura
paradójicamente induce a la contemplación y a la quietud; el matemático y el
filósofo que todos deberíamos llevar dentro no entran en conflicto. Todo lo
contrario: se abrazan y se funden en un solo ser vivo, embriagado ante la
magnitud cósmica de la antigüedad y la soledad de espacios aún no hollados por
nuestra raza -el último territorio virgen de la Tierra. Excelente
disco/testimonio visual.
Hákim de Merv
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