(Publicado
originalmente en mi cuenta Facebook el 10 de mayo del 2017.)
En
noviembre/diciembre pasado, di -en Facebook, por recomendaciones del amigo José María Málaga- con el episodio debut de ҚALA§A§AỴΛ, unipersonal ariqueño cuyo
primigenio registro mostraba mucho en común con los sonidos cruciales que
presidieron el nacimiento y primera edad de la tradición vanguardista pop
peruana (iniciada con Crisálida Sónica). Meses después, el individualista
publica su segundo esfuerzo, Cu4rto
EP.
De /ES/TA/CIO/NES/ (2016) al presente
extended, algo ha cambiado. Aunque ҚALA§A§AỴΛ todavía pertenece al bolsón de “músicas
minoritarias” (¿...?), ahora se le siente más cercano al oyente, menos arisco;
adentrándose con timidez en el post rock americano de cromosomas indies. El
músico sureño ha decidido abrazar una estética lo-fi más marcada, en
composiciones de alma acústica -que, sin embargo, no renuncian al empleo de
recursos tecnológicos. Por un lado, se evoca la primera época de Gastr Del Sol
-The Serpentine Similar (1993) y Crookt, Crackt, Or Fly (1994)-. Por el
otro, se rememora la emotiva desolación de outsiders como Smog y Shellac.
Cu4rto EP se erige en torno a una proposición
interesante. El mapocho le moldea a partir de 4 canciones que encarnan “un
viaje hacia cuatro de las siete direcciones”. Enseña el maestro Borges que el
espacio indostánico reconoce seis, a las que también se les llama “dimensiones”:
arriba, abajo, adelante, atrás, derecha e izquierda. La séptima
dirección/dimensión, apunta el autor del extended, se encamina hacia el
interior de cada quien. En cierto modo es así: la experiencia sonora comporta
una cierta iluminación zen, abriendo una rajadura en lo que llamamos Realidad,
obliterándola; pero sin cortar todo cable a tierra. Ahora que lo pienso, no
creo que se trate de un cambio tan drástico, sino de un proceso paulatino de
refinamiento -como tampoco creo que sea adecuado pensar en términos de cambio “para
mejor” o “para peor”.
Sorpresa mayúscula desde la enmarañada selva peruana. Lo que son las cosas, me vengo a enterar de The Shego no por medios nacionales, sino gracias a Cieliro Diystro, combativo sello chileno especializado en música electrónica de avanzada. Enigma absoluto: todo lo que sé es que están involucradas más de dos personas, que sí hay un miembro estable y oficial (que tal vez responde al apelativo de “Saiga”), pero que los demás son variables. Eso y que esta gente es natural de/reside en Tarapoto, en el caluroso oriente peruano.
Ello no ha impedido
que The Shego sea un kamikaze del Ruido. Más que harsh noise, Uchpakuna EP (2017) es un vendaval de
noisecore: duro e irrompible como un barreno de diamante, abarrotado de ondas
sonoras audioirritantes, potencial y efectivamente nocivo para el tímpano. Una
ominosa muralla de caos digital levantada desde patches abusados, software
(mal)intervenido, con el pitch candidateando para un exorcismo de urgencia. Al
lado de esto, el glitch o los clicks'n'cuts son el soundtrack de un
kindergarten. Es otro el espejo en que TS se refleja: el de Mässimo, el de
Kevin Drumm, el de Merzbow. Por todo momento de reposo, sólo queda el cierre
desenchufado de “Untitled 2”.
Pero The Shego,
equiparable a referencias regionales como Paisanos (Ecuador) y nuestros
compatriotas de StereoKultivoX (véase la netlabel cuzqueña Achokcha Records),
postula una exégesis distinta. Dice el único miembro estable que “el sonido se
basa en experiencias e interpretaciones de la vida, la principal inspiración
son los poemas y las costumbres de mi tierra, la melancolía de un pueblo cuyas
paredes sangran de historia”. Sintonizar con semejante interpretación
requeriría más escuchas del extended, salvo que estén expresamente
contraindicadas al ser perjudiciales para la salud. De modo que ándate con pies
de plomo cuando le des play al Uchpakuna
EP. Mejor escúchalo primero sin audífonos, luego ya decides por ti mismo/a.
Todavía no se tienen noticias confirmadas sobre la cura contra la tinitis.
Por lo demás, no es ésta la única prole del proyecto tarapotino. Amén de Uchpakuna EP, lanzado para descarga gratuita por Diystro, el ¿grupo? tiene dos singles previos colgados en su BandCamp, "I Want To Die" y "Espergesia" (primer guiño vallejiano). Ambos, igual de atronadores/estresantes que los temas incluidos en la rodaja debut. Y pensar que nada más correr “Idilio Muerto” (segundo guiño vallejiano), el cavernicolizado sampleo de “El Tren Que Nos Separa” (de la pacharaquienta agrupación Los Continuados) parecía indicar rutas ajenas al Noise...
Quien prescinde de
los sampleos en su nuevo título editado es Miyagi Pitcher. Como adelanto de su
próximo larga duración, el celebrado acto vaporwave de Chip Musik suelta Nymph, EP de cuatro temas que
ofrece/sugiere una fisión entre el bliss pop y el género que lo identifica. No
queda mucho más que decir, ya que apenas se sobrepasa la marca de 13 minutos y
medio, salvo que se difumina la capacidad evocadora inherente al vaporwave. El
material gana, no obstante, las reverberantes atmósferas laxas y ensoñadoras de
unos Windy & Carl o de unos Füxa -sólo que en clave digital. Pregunta:
¿está debidamente acreditado este Nymph
EP? ¿No debería habérsele adjudicado, más bien, a Ozono? Guarda ahí con la
esquizofrenia sónica.
Hákim de Merv
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