(Publicado
originalmente en mi cuenta Facebook el 20 de octubre del 2015.)
Toda una historia
mi relación con Barracuda Beats...
En medio de la
incesante radio-bemba que a diario sacude mi entorno face, en algún momento me
crucé con el post de un contacto confiable que los recomendaba entusiasta. He
tratado de hacer memoria, pero no recuerdo bien si mi amigo describía a
Barracuda -tal era su denominación en esos días- como afín a Dif Juz en cuanto
a calidez y feeling (que no sonido). Lo que sí recuerdo bien es que escuché los
temas entonces colgados en SoundCloud y no me parecieron especialmente
remarcables.
A través de otro
contacto igual de confiable pero bien distinto del primero, tiempo después me
enteré de que Barracuda había lanzado para free download un single vía Bassline
Recordings, hasta donde sé el único sello peruano especializado en drum'n'bass
(por si no lo he dicho anteriormente, mi género electrónico de corte dance
predilecto). Tal cosa suponía un giro de 180 grados, por lo que me descargué inmediatamente
el sencillo en cuestión. Era cierto: Barracuda -todavía Barracuda- había
enfilado la proa hacia los burbujeantes predios del artcore. Y no lo hacía nada
mal.
Luego de un par de meses, Dorog Records anunció la salida del disco debut de los ahora llamados Barracuda Beats. Transcurriría otro tanto antes de conseguirme un ejemplar del tiraje CD-R del sello de Giancarlo Samamé (se esperaba una segunda edición en CD de fábrica antes de que acabase el 2015, cosa que no se verificó). Hecha la adquisición, Giancarlo me comentó “suena bien Thievery Corporation”, lo que señalaba una nueva metamorfosis -si bien no tan radical como la primera.
El de Dorog tenía
razón. Thievery Corporation es un dúo usamericano que arrancó con muy buen pie
su andadura discográfica: Sounds From The
Thievery Hi-Fi (1997) y The Mirror
Conspiracy (2000) pueden dar fe de ello. Habilidosos para fusionar el house
más suave, el dub y el acid jazz; añadiendo ornamentación world music,
lamentablemente la década pasada no les ha sido del todo propicia. Pero siguen
en la brega. De hecho, Rob Garza estuvo en el cartel de Belle And Sebastian la
vez que los escoceses tocaron en Lima.
Al hibridaje
descrito en el párrafo anterior se le suele catalogar como downtempo, un
término cuyo uso no me parece el más atinado, ya que mejor se aplica al trip
hop en fase comercial. Discusiones taxonómicas a un costado, Barracuda Beats
efectivamente mantiene no pocas cosas en común con Thievery Corporation y
compañía -Morcheeba, Avatars Of Dub, Kruder & Dorfmeister, Nightmares On
Wax (bueno, con éstos es más el feeling)... Desde el inicio, Sunset Beat (2015) evoca distendidos
landscapes, de ésos cuya sola contemplación induce al relax y predispone al
disfrute sensorial, en solitario o en comunidad (“Fiesta Al Otro Lado Del Sol”,
“Soma Trippin”). Por ello, no ha quedado muy bien repescar para la ópera prima
los temas d'n'b del single previamente publicado. Como que estás disfrutando de
una agradable velada nocturna, y de pronto “Delacosta Blue” y “Promise Land”
hacen que te levantes del asiento. El jungle, ciertamente, puede lograr lo
mismo que el mal llamado downtempo, pero no si miramos hacia el neurofunk -sino
más bien hacia los primeros esfuerzos de 4 Hero y de Spring Heel Jack, los
momentos más laxos de Goldie, etc.
El resto del disco luce muy bien, transcurriendo fluida y armoniosamente, con más sangre que el IDM pero sin llegar a la feroz velocidad de unos Ram Trilogy o Grooverider. No lo necesita, tampoco: en Sunset Beat, lo de BB es una deliciosa sesión electrónica a la orilla del mar mientras se desvanece el sunset, sea que quieras mandarte una buena conversa (“Kids”), sea que quieras abandonarte al impulso tonero (“Pequeña Muerte”), sea que prefieras aislarte del resto y meditar sin pretensiones (“Keep On Fallin”, “Praia”).
Correcta puesta de
largo. Pueden escucharla completa en el BandCamp del grupo conformado por
Manuel Cruzado, José Cruzado y Leo Pando.
Hákim de Merv
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