(Publicado
originalmente en mi cuenta Facebook el 19 de abril del 2017.)
Chip Musik,
discográfica dedicada a la electrónica post rave, y que además mantiene un bien
cultivado filón shoegazing; cumple en este 2017 dos lustros de existencia. No
ha sido un camino sencillo al principio, pero el haber dado el paso de la
edición física a la virtual -sin olvidar la primera- no sólo ayudó a que la
escudería se mantuviese en activo y publicando trabajos no precisamente
masivos, sino que además amplió su radio de acción gracias a una red de
contactos virtual que ha dado frutos dentro y fuera del país.
Como parte de las
actividades planteadas por el décimo aniversario, CM ha publicado dos nuevos
episodios en la celebrada serie de compilaciones Lego, con apenas tres meses
mediando entre uno y otro. Sustanciosos ambos capítulos, ya que exceden la hora
y media de duración.
El primero de
ellos, Lego 8: LACASAZUL (enero),
rubrica la feliz asociación entre Chip Musik y La Casa Azul -este último un
nuevo point cultural de Barranco, en el que los músicos del sello se han
presentado (y que, sorprendentemente, queda en la misma calle que los cuarteles
generales de la netlabel Matraca). Lego 8...
tiene dos tajadas/lados. El lado A se ha consagrado a los integrantes más
heterodoxos de la nómina Chip, amén de algunos compañeros de carretera. Tan es
así, que recién al final escuchas algo de IDM con Philkophillips, nuevo alias
que se saca de la manga una de las cabezas visibles del sello, Jorge Rivas
O'Connor (Ionaxs, Puna). Este lado A prefiere el vaporwave (Miyagi Pitcher), el
bliss pop (Morphon!cs), la neopsicodelia (unos ya plenamente reactivados
Transparente), el indie pop (los Gelatina Magma de Giancarlo Samamé y Ángela
Ruesta) y sobre todo el shoegazing. Los cuatro temas en esa clave, que además
abren este tramo del Lego 8..., se
pintan de subgéneros como el dreamgaze, de estéticas con la del ambient. Aquí
contamos a Puna (Rivas O'Connor y José Rodríguez), reforzados para la ocasión
por Alfonso Noriega (El Otro Infinito) y Leko López, con su nuevo single “Eiel”.
También a Norvasc y “Caminando Por Salaverry”, a Concrete Twin y “Feel”, y a
Verano Del 83 y un magnífico “Ven A Mí”.
Previsiblemente, el lado B de Lego 8... agota sus
posibilidades en el IDM/post IDM y afines -salvo “Bipolar Saudade”, del
desopilante Luján: sample de Roberto Carlos y estética sabrosonamente lounge,
montadas ambas cosas sobre virulenta base rítmica de drum'n'bass. En esta
tajada figuran los proyectos más identificados con la casa, como Semilla
Galáctica (“Ready To Climb”), Xtredan (“Paralelismo”), El Otro Infinito (“Against”)
o Alcaloide (“Hearing Books”). Todos ellos comparten espacio con otros nombres
que debutan en las filas de Chip Musik: The Wisengurd Project, Mongo No Stars,
Iván Cruzalegui e Isocaos.
El segundo episodio colectivo es producto de otra asociación, establecida entre la cofradía Chip y Bifronte Records, disquera mexicana de la ciudad de Morelia (Michoacán) especializada en música electrónica de sesgo poco o nada complaciente. Este tipo de alianzas ya se han hecho moneda común en la serie Lego: el quinto lanzamiento, Je Ne Parle Pas Fromage (2013), antologaba combos franceses de la escena electrónica posterior al Jubileo. El sexto lanzamiento, Brands Upon The Brain (2013), repescaba actos shoegazing y chill wave de lugares tan lejanos como Nueva Zelanda y Canadá -y exóticos como Corea Del Sur e Indonesia. Y Lego 7: Expansion - Contraction (2014) era un tête à tête entre bandas de Perú y de Colombia. De esta forma, Lego 9: Radicante extiende la saludable tradición de colaboración entre dos sellos de distintas nacionalidades y propuestas convergentes, que se dan la mano para difundir en sus respectivos países a bandas e individualistas comulgantes en las mismas coordenadas estilísticas. Esta colaboración se concretó gracias a los buenos oficios de Rolando Apolo, músico peruano afincado en tierras aztecas.
Lego 9: Radicante es un título gi-gan-tes-co. Al ser
de concepción virtual, prescinde de cualquier límite observado por las
ediciones físicas -convertirlo y quemarlo implica invertir dos discos en
blanco. Más de dos horas de electrónica estructurada bajo un interesante
concepto: “radicante”, en efecto, es un término extraído del argot botánico. El
pequeño Larousse Ilustrado consigna: “(1) Que produce raíces o es capaz de
producirlas, (2) Dicho de un tallo rastrero, que echa raíces en los nudos que
están en contacto con el suelo y arraiga en él”.
Explica el teórico
francés Nicolas Bourriaud, quien extrapola el término a la cultura para sugerir
una nueva condición de los individuos y el arte, que “se trata de un organismo
que extiende sus raíces en movimiento. Si el modernismo fue un movimiento del
origen y de la raíz, la altermodernidad será un tiempo de arraigos simultáneos
y heterogéneos que resistirá a la homogeneización de la globalización y los
atavismos locales”. Interesados, buscar sus ensayos Estética Relacional (1998), PostProducción
(2001) y Radicante (2990) en la Red.
En términos de
estilo, pocas son las excepciones que este ejercicio de electrónica michoacana
consiente -el bliss pop de “Unknown Time” (Estación Géminis), el post pop de “Circuito
Popppp” (A Ti Modoso Sodomita) y de “Coldman” (Rayo Razmadan), el jungle de “Abre.acción”
(Área De Broca), y el synth pop de “Arena” (Amy Landa). La regla la imponen
entidades cuyos registros basculan entre el IDM/post IDM (Minadedrama, Manu
Vixen, Gejor AlbaM, Jodido Portátil, Smoking Mamey) y el aislacionismo
electrónico más virulento (Hiram Navarrete, Superóxido). Punto azul sobre este
desierto rojo: el “Monólogo” de Michel Soto, que experimenta por más de 13
minutos con el cadáver de la vetusta música concreta.
Dado que estamos en
el marco de los festejos del décimo año Chip, de cabeza tiene que ser uno de
sus exponentes el recomendado final de este breve posteo. Me quedo con The Wisengurd
Project y “Memory Starter Pack”. Links de descarga gratuita para ambas
compilaciones desde el BandCamp de Chip Musik.
UPDATE
COMPLEMENTARIO
Hákim de Merv
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